Dan bienvenida a nuevo obispo
Redacción
Miércoles 04 de Novimiebre de 2009

En medio de un ambiente de alegría, Manuel Barro Borgaro dio la bienvenida al nuevo obispo de la diócesis de Ciudad Obregón, Felipe Padilla Cardona.

Acompañado de su esposa, María Laura Riemann de Barro, el Presidente Municipal le brindó al nuevo obispo palabras de cariño y respeto, y lo exhortó a trabajar por el bien de la comunidad.

“Cajeme está de fiesta, el Municipio necesita grandes líderes para dirigir su rumbo, como ciudadano me siento muy contento con su llegada, y como autoridad estoy para servirle”, expresó el alcalde.

Por su parte, el Obispo Felipe Padilla agradeció a Barro y a la sociedad en general por las muestras de cariño recibidas a su llegada y se comprometió a luchar cada día por el bienestar de la población cajemense.  

En la ceremonia estuvieron presentes Cristo Piere, nuncio apostólico en México, José Ulises Macías Salcedo, arzobispo de Hermosillo, Vicente García Beltrán, Obispo Emérito, Juan Manuel Mancilla Sánchez, obispo de Texcoco, René Esquer y Germán Olivarría, sacerdotes de la región.

Asimismo, funcionarios y regidores municipales, rectores de las universidades, representantes de las cámaras empresariales, alumnos de las instituciones educativas y sociedad civil.

 

Pide humildad y unidad

A conducirse con humildad y en unidad, convocó el nuevo obispo de Ciudad Obregón, monseñor Felipe Padilla Cardona, a la grey católica de la región.

Durante un breve mensaje a la comunidad, tras realizar el acto de profesión de fe y juramento de fidelidad, el pastor de la diócesis obregonense indicó que hay que andar los caminos de la amabilidad y solidaridad con el prójimo.

“Yo, Felipe Padilla Cardona, nombrado obispo de Ciudad Obregón, seré siempre fiel y obediente a la Iglesia que es santa, apostólica, romana; al Sumo Pontífice, sucesor en el primado del bienaventurado apóstol Pedro y Vicario de Cristo y a sus legítimos sucesores”, expuso.

Ante el nuncio apostólico en México, monseñor Christophe Pierre, el sucesor de Juan Manuel Mancilla Sánchez destacó su lealtad a todas las disposiciones eclesiásticas derivadas del Concilio Vaticano Segundo y las conferencias episcopales.

Ya sentado en la cátedra y con el báculo en sus manos, su primer evento como obispo fue la renovación de promesas sacerdotales de todos los integrantes del presbiterio obregonense.

Antes, había sido recibido en la plaza Álvaro Obregón por una buena cantidad de fieles que se sumarían después a la ceremonia de profesión de fe.

Ante su nuevo rebaño expresó que es una persona tímida pero tendrá que aprender de la comunidad católica que durante sus primeras manifestaciones mostró una gran alegría y devoción.

 
 

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