Las lluvias de fines de agosto y de septiembre son copiosas y muestran una vez más el deterioro de la infraestructura urbana en pavimentos y drenajes cuyo período de vida útil se terminó desde hace varios años.
Enormes hundimientos y hoyos aparecen en el centro de la ciudad. Las autoridades empiezan a hablar con más convicción de algo que es evidente desde hace varias administraciones:
El Ayuntamiento debe hacer un esfuerzo extraordinario para reemplazar el viejo sistema de drenaje por uno nuevo, o volverán a repetirse los hundimientos en todos los sectores del primer cuadro de la ciudad.
Y volverán a hacerse enormes gastos en la reparación aislada de desperfectos, cuando la única opción viable es enfrentar el reto de introducir el nuevo drenaje.