En el mundo, las fuentes de agua no mejoradas son utilizadas por 884 millones de personas para beber, cocinar, bañarse y otras tareas domésticas.
De ellas, el 84 por ciento, es decir 746 millones de personas, más de la mitad son mujeres que viven en zonas rurales, señala el informe 2009 sobre Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).
Las mujeres constituyen más de la mitad de la población mundial, a decir del el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y ellas contribuyen de una manera muy importante al bienestar y el desarrollo sostenible de sus comunidades y países, y al mantenimiento de los ecosistemas.
Cuando no hay agua en sus hogares, las mujeres rurales, urbanas, mestizas e indígenas triplican su jornada de trabajo, pues siguen siendo las encargadas de abastecer este recurso.
El informe 2009 sobre los ODM, elaborado por diversos organismos de Naciones Unidas advierte que aunque el mundo está a punto de cumplir antes de lo programado la meta del acceso al agua potable, fijada para 2015, algunos países todavía se enfrentan a grandes desafíos.
El informe señala que el acceso a fuentes de agua potable mejoradas, es un problema de mayores alcances en las zonas rurales pues las cifras muestran que en 2006, sólo un 27 por ciento de la población rural mundial disfrutaba de los beneficios que trae a la salud tener agua corriente en el hogar.
El 50 por ciento de las y los habitantes de las zonas rurales dependían de otras fuentes de agua potable mejoradas, como glifos de uso público, bombas manuales, pozos mejorados o manantiales, aunque destaca que un pequeño porcentaje de esta población dependía del agua de lluvia.
Además, casi la cuarta parte -un 24 por ciento de la población rural- obtenía agua potable de fuentes “no mejoradas”, es decir aguas superficiales como la proveniente de lagos, ríos, presas, pozos o manantiales sin protección.
Naciones Unidas advierte que incluso el uso de fuentes de agua mejorada no garantiza que la misma sea apta para el consumo, el organismo internacional puntualiza que al someter esta agua mejorada a pruebas de laboratorio, no cumplía con las normas microbiológicas establecidas por la Organización Mundial Salud (OMS).
Además destaca que en el mundo, las y los habitantes de zonas urbanas de los países en desarrollo, tiene más del doble de probabilidades de contar con abastecimiento de agua potable corriente en su hogar que aquellos que viven en zonas rurales.
También subraya que las desigualdades son especialmente evidentes en América Latina y el Caribe, la segunda región del mundo con menos abastecimiento de agua potable en zonas rurales. Sólo un 73 por ciento de la población rural en esta región cuenta con fuentes de agua mejoradas, frente a un 97 por ciento de las y los habitantes de zonas urbanas.