Sin un gurú, nadie puede cruzar a la otra orilla.
Guru Nanak
DAVOS, SUIZA.- Se supone que son los 2,500 más importantes en sus campos de acción, lo cual es ciertamente una exageración, pero entre sus filas hay también categorías. No todos son iguales en Davos.
Klaus Schwab, el presidente y fundador del Foro Económico Mundial, tiene por supuesto un papel especial. Creó el Foro hace 40 años con la intención de ofrecer un retiro en que los dirigentes de empresas europeas pudieran aprender las técnicas estadounidenses de administración. En los últimos años ha sido la fuerza detrás de la asunción por el Foro de causas sociales. Schwab gusta de caminar por los pasillos del Centro de Convenciones de Davos y conversa constantemente con los participantes de ese mundo complejo que ha creado.
Bill Gates, el fundador de Microsoft, ha sido siempre uno de los gurús del Foro. Hoy, acompañado por su esposa Melinda, copresidenta de la fundación que lleva el nombre de ambos y copresidenta también del Foro, ha dejado de ser la figura en temas de tecnología y se ha convertido en cambio en una fuerza moral.
George Soros, el financiero británico de origen húngaro, ha vivido durante años de su reputación por haber derrotado al Banco de Inglaterra en su especulación contra la libra esterlina de 1992. En los últimos años ha utilizado su enorme fortuna para promover causas sociales y políticas, como la Open Society. Es usualmente uno de los profetas más pesimistas en Davos: en el 2009 pronosticó que la recuperación en Estados Unidos tardaría una década.
Bill Clinton llegó por primera vez a Davos en su último año de gobierno, en el 2000. Desde entonces se ha convertido en un habitué. Los asistentes se pelean por lograr acceso a sus nightcaps, conversaciones informales después de la hora de la cena al calor de alguna copa de coñac.
Sir Martin Sorrell, presidente de WPP, el mayor grupo de publicidad del mundo, es uno de los empresarios más buscados en Davos. Se le atribuye un enorme conocimiento de la forma en que actúan los consumidores en el mundo.
Economistas como Jeffrey Sachs y Joseph Stiglitz de la Universidad de Columbia, Robert Shiller de Yale y Kenneth Rogoff de Harvard dictan cátedra en las principales reuniones técnicas de Davos. A ellos hay que añadir al catalán Xavier Sala-i-Martin, también de Columbia, que con sus coloridas ropas se distingue de todos los demás en este mundo de sacos azules, grises y negros.
Paulo Coelho, el autor brasileño, se ha convertido en una de las presencias usuales en Davos. Cada año algún artista especial llega también a la reunión para ofrecer algún recital o recibir algún reconocimiento. Este año están la autora canadiense Margaret Atwood y el pianista Lang Lang.
Periodistas como Richard Quest de CNN y Maria Bartiromo de CNBC y BusinessWeek son parte de ese grupo de gurús que le dan a Davos cierta estabilidad año con año. En la prensa escrita, columnistas como Tom Friedman del New York Times son las estrellas.
Ha habido muchas estrellas fugaces en este firmamento de Davos. Músicos como Bono o Peter Gabriel, o actores de Hollywood como Angelina Jolie y Sharon Stone, ya no están presentes este año. En cambio el que sí está este año es James Cameron, el director de Titanic que está rompiendo este año sus propios récords de recaudación con Avatar.
Lo interesante de Davos, sin embargo, no son los gurús, que exceden con mucho esta breve lista, sino el enorme número de personas destacadas en sus campos de acción que pueden sentarse junto a uno en una reunión sin que tenga uno idea de quién se trata.
Calderón en Davos
Esta vez el presidente Calderón no tuvo una plenaria para él solo en Davos. Compartió con otros cinco mandatarios una mesa de discusión. El Presidente hizo un llamado a que los países tomen medidas para atacar el cambio climático sin esperar un acuerdo global. Otros dos gobernantes citaron de forma aprobatoria las palabras del mexicano. En el público se encontraba Bill Gates de Microsoft.