Cd. de México.- La primera boda entre dos personas del mismo sexo se celebró esta semana en el Distrito Federal y así se estrenó la Ley de Sociedades de Convivencia.
Al ritmo de la canción "Somos novios", de Armando Manzanero, el periodista Antonio Medina y su novio, Jorge Cerpa Velázquez -quienes viven juntos desde hace más de cuatro años-, firmaron el acta de enlace.
Ante un centenar de invitados y asistentes al enlace actuaron como testigos de honor de la ceremonia el titular de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), Emilio Álvarez Icaza, y la dramaturga Sabina Berman.
La ceremonia, que duró menos de quince minutos, terminó con la pareja besándose mientras los asistentes prorrumpieron en aplausos y vítores, y ondearon la bandera con los colores del arcos iris (símbolo gay) mientras una banda tocó "Bésame mucho", de Consuelo Velázquez.
La nueva Ley de Sociedad de Convivencia, aprobada el pasado 16 de diciembre, no legaliza los matrimonios entre personas del mismo sexo, sino que "da reconocimiento legal a hogares establecidos por dos personas adultas sin discriminación de su forma de vida".
Las uniones no tienen por qué ser exclusivamente uniones gays o sentimentales. Basta con convivir en un hogar con otra persona con la que se comparta amistad, responsabilidades o tareas.
También madrinas o padrinos y los ahijados que vivan juntos, ancianos que juntan su pensión y convivan, o incluso un cura y un sacristán, dos monjas o simplemente dos amigos que compartan hogar puede consumar este tipo de uniones para efectos legales.
Entre los derechos que se les otorgan están los alimentarios, los relacionados con la salud, la vivienda y los sucesorios, que permiten heredar el patrimonio que se ha construido en el hogar, y los de tutela, que permiten dar protección al conviviente que enfrente una enfermedad grave.
Antes de la ceremonia el portavoz de la Arquidiócesis de México, Hugo Valdemar, dijo a una emisora local que en parroquias, talleres y cursos se explicará a los seglares que la nueva ley no es equiparable con el matrimonio.
"A nosotros nos ha preocupado que esta ley sea un primer paso para equipararlo con el matrimonio que se da entre un hombre y una mujer, el matrimonio civil y el religioso. No hay manera de equipararlos", agregó Valdemar.
Su posición contrastó con la de Antonio Medina, uno de los contrayentes de hoy, quien explicó que con la nueva legislación se derrumbaba "un muro de discriminación de familias diferentes a la nuclear y se inicia un proceso de integración".
"Respeto mucho las creencias, pero la Iglesia (católica) no se tiene que meter en la cama de nadie", dijo Medina.
Su pareja, Jorge Cerpa, se presentó ante los medios no como activista sino como "un ciudadano más" que se dijo "emocionado" por ser parte de un "proceso histórico" que beneficia a la comunidad gay y a otros grupos sociales.
Dedicó el enlace "a todos los hombres gays que perdieron al ser amado y no tuvieron el derecho a asistirles o a heredar", y "a las nuevas generaciones de hombres y mujeres gays que se encuentran con un ámbito legal más amplio".
Una vez terminó la boda, la artista Sabina Berman señaló que con el beso que se dio la pareja se cerraron "30 siglos de intolerancia".
Por otra parte, el representante del Colectivo Lésbico, Gay y Transgénero (LGBT), Jaime López, dijo a Efe que la ley representa un paso en el desarrollo de la civilización mexicana, porque reconoce al fin, en un ordenamiento jurídico, las relaciones homosexuales.
"Esto nos hace un país y una sociedad más justa que camina hacia la igualdad de los derechos de todos sus integrantes", afirmó.
Confió en que, con la entrada en vigor de la ley, se "hagan visibles" este tipo de parejas y así logren "revertir los efectos negativos que el estigma, la discriminación y la homofobia que se provoca en la sociedad".
López Vela dijo que, según un pre-registro realizado en el Zócalo el pasado 14 de febrero, hay unas 500 parejas esperando formalizar su relación.
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