Pacquiao: De héroe a mito
Agencias
Jueves 11 de Febrero de 2010

LAS VEGAS.— Después de la demostración que Manny Pacquiao dio el sábado en el ring, los aficionados se fueron asombrados y los periodistas buscaban adjetivos para calificar su faena.

En una misma noche, como si los dioses de boxeo estuvieran de juerga, se le comparó con Sugar Ray Robinson, Mohamed Alí, Sugar Ray Leonard, Julio César Chávez, entre otros.

Alguno más gastó la broma y le preguntó si no querría pelear con Kelly Pavlik o Vladimir Klitschko.

"Yo sólo hago mi trabajo y eso me hace feliz porque le doy alegría a mi país y a mis fans que me apoyan y creen en mí", dijo el hombre objeto de toda esa admiración y quien apenas una hora después de destrozar a Miguel Cotto vestía de paisano con una vendaje en la cabeza y un sombrero de granjero.

Era el héroe de siempre de los filipinos, y acaso de mucha más gente.

Un hombre que ha construido su leyenda a base golpes, como quien derrumba portones de hierro y sigue sin pedir permiso a nadie.

"Agradezco a todo mi equipo. Especialmente al maestro Freddie Roach, él es el responsable de lo que yo hago en el ring", agregó.

Todo humildad, sin abandonar su risa traviesa, explicó cómo le había dado semejante paliza a un enemigo de postín como Miguel Cotto.

"En el primer asalto yo quise saber cómo pegaba Cotto. Quería sentir rápido sus puños. Y agarré dos o tres buenos golpes, pero trasel tercer asalto controlamos la pelea con mi velocidad. Le metimos presión, un ritmo fuerte, y él no aguantó", dice.

Lo explica como si fuera tan simple de hacer. Él lo hace ver simple.

"Cotto empezó muy fuerte y nosotros rompimos la pelea con velocidad", agrega Roach.

Y con centenares de golpes. Porque si algo muestran las estadísticas, es que "Pacman" es una máquina de disparar bombazos.

Lanzó 780 golpes y conectó 335. Cotto (597 y 172); tiró 220 jabs, y llegó con 60. Cotto (297 y 79); disparó 560 golpes de alto poder y llegó con 276. Cotto (300 y 93).

Así de dominante fue el camino para ganar su séptimo título mundial en un combate que en buena ley duró hasta el cuarto asalto, cuando Cotto fue a la lona por segunda vez y entendió que en el ring ya no iba a dictar a las reglas y que se cumplía, lo que más temían, el plan de su enemigo.

Cotto se caía sin remedio y la leyenda de Pacquiao crecía.

Manny, ¿intentarás subir a los superwelters?

"No. Ésta es la última categoría en la que voy a pelear, entre las 135 y 147, pero no más", responde muy convencido.

En tanto Roach mencionaba: "Yo creo que debieron detener la pelea tres asaltos antes [en el noveno], cuando Cotto ya no daba pelea y empezó a correr para que no lo noquearan".

Y hay que agregar que, después de dar pelea en el décimo, Pacquiao lo arrolló en el 11. Hubo sangre, mucha sangre en el ring.

Fue cuando la esposa y el hijo del boricua se fueron del lugar y pidieron a Joe Santiago, el entrenador, que parara el combate.

Eso no pasó, porque Cotto quería terminar de pie.

"Recibí golpes fuertes de Cotto [aunque no era notorio] y este vendaje [en la cabeza] es por un cabezazo que me cortó la oreja", sañaló Manny Pacquiao.

A esa hora, Cotto era atendido por los médicos, aunque voceros de Top Rank confirmaron que no había más daño que las magulladuras y cortaduras superficiales.

Entonces Pacquiao empezó a despedirse porque tenía que ir a amenizar una fiesta con su grupo musical MP Band.

Se le pidió que cantara y cantó un par de versos.

Luego confirmó oficialmente que "voy cantar ocho canciones en el show".

Y se fue con la misma informalidad de siempre, con esa marca registrada de un muchacho filipino que empezó en las 106 libras hace 14 años y pasó de héroe nacional a mito del boxeo mundial sin que nadie le regalara nada.

 
 

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