Ayuda que salva vidas
Redacción
Lunes 15 de Febrero de 2010

HERMOSILLO.- Cerca del 70% de los niños que padecen cáncer logran salvar la vida; pero su supervivencia sólo es posible si detrás de ellos hay un equipo de personas que trabajan por vencer la enfermedad, como doctores, enfermeras, psicólogos, trabajadores sociales y, por supuesto, la familia.

Pamela Cuevas lo sabe. Como psicóloga del Hospital Infantil del Estado de Sonora (HIES) entiende que es muy importante su labor para que los pacientes y sus padres enfrenten la enfermedad.

“Desde el diagnóstico les brindamos orientación sobre los cambios que van a tener. El objetivo es mejorar su calidad de vida y que no deserten del tratamiento”, comenta la especialista, quien platicaba con Pablo, un bebé de tres años que, a pesar de su padecimiento, regala sonrisas con mucha facilidad.

Por lo general, los pacientes llegan al cuarto piso del HIES (área de Oncología), después de ser valorados por un pediatra. Son malestares como la fiebre, dolor abdominal, aparición de ganglios y tumoraciones visibles los que comúnmente preocupan a los padres y que, después de ser analizados, resultan ser signos de una enfermedad que nadie quiere enfrentar: cáncer.

“Es por ello la importancia que todos los niños visiten al pediatra de forma periódica. Uno como padre piensa que si tiene fiebre probablemente se trata de una infección, pero es importante llevarlo a revisar”, explica el oncólogo Gilberto Covarrubias Espinoza.

Y es que a nivel mundial el cáncer es la segunda causa de muerte en niños escolares. En 2009 el Hospital Infantil del Estado recibió 60 pequeños nuevos con este padecimiento y actualmente hay 150 menores en tratamiento. Las categorías más frecuentes son leucemia, linfomas y tumores del cerebro.

Al trabajo que realizan los psicólogos y médicos oncólogos del HIES se suma el de las enfermeras, quienes son responsables de verificar el estado de salud del paciente. A pesar del llanto, las reacciones de dolor y las malas caras que a veces ponen los pequeños cuando escuchan “quimioterapia”, ellas deben de mantener el buen humor y las ganas de servir sin pero alguno.

“Estamos en contacto directo con el paciente. A veces es difícil cuando fallecen niños que ya tienen mucho tiempo en tratamiento, pero no te puedes truncar porque hay más pacientes”, comenta Micaela Velázquez, quien por 10 años ha laborado como enfermera en el HIES, cinco de ellos en el cuarto piso.

Pero todos están conscientes de que el trabajo más importante es el de los seres queridos, pues son ellos los encargados de motivar al paciente, de ayudarlo en los momentos difíciles e incluso obligarlo a culminar su tratamiento.

“Mi familia me dio mucho apoyo. A veces veía a los otros niños, mis amigos, que fallecían y me venía para abajo. Sentía que era demasiado, pero fui razonando y decidí que no iba a ganarme la enfermedad”, comenta José Eduardo, quien en dos ocasiones ha vencido a la leucemia, una vez de niño y otra de adolescente. 

Sin el apoyo que sus padres, abuelos, hermanos, tíos, e incluso conocidos le brindaron durante su tratamiento, vencer la enfermedad hubiera sido casi imposible.

“Había ocasiones que no quería ir al hospital y me decía: mamá ¿para que voy a ir?, y no se quería tomar el tratamiento, pero yo me quedaba viéndolo desde lejos hasta que veía que se tomaba las pastillas”, comenta la madre de José Eduardo, Martha Isabel Zamora.

Mañana, los 150 niños que se atienden en el Hospital Infantil del Estado de Sonora, podrán conmemorar el Día Mundial del Niño con Cáncer, que desde hace siete años se instituyó en todo el mundo con el objetivo de crear conciencia de que esta enfermedad es curable y que es importante detectarla a tiempo.

Una vez con el diagnóstico de la enfermedad, el trabajo es de todos: pacientes, padres, hermanos, psicólogos, trabajadores sociales, radiólogos, químicos, pediatras, ortopedistas, asociaciones civiles, tanatólogos, enfermeras, oncólogos. La lista no termina.

 

 
 

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