Por Víctor Manuel Zárate Urbina
Aunque no es nada nuevo, el tema de la escasez de agua en Hermosillo ha levantado vuelo otra vez como si se tratara de un scrip diseñado en Sonora para que cada gobernador, al inicio de su gestión lo saque a relucir.
El elenco, con todo y cambios necesarios y obligados, conoce bien su papel. Unos a que sí y otros a que no. Lo verdaderamente nuevo es el título de la obra aunque el tema es el mismo y es de esperarse que el final sea igual.
Dios, la naturaleza, (usted puede escoger el origen de acuerdo a su modo de pensar y de creer), dio a cada quien lo suyo. Por su posición geográfica, Hermosillo es la Capital del Estado y por lo mismo, donde se parte el queso a la hora de distribuir el dinero que proviene de los impuestos.
Esto ha permitido que a través de los años se fuera convirtiendo en lo que hoy es, una gran ciudad, orgullosamente Capital del Estado de Sonora. Todo el poder de decisión lo tienen en Hermosillo pues como complemento y de acuerdo con las leyes, es donde residen los poderes del ejecutivo y judicial. “O sea” desde ahí se reparten los recursos económicos y se decide la suerte de los demás pueblos. Con el poder la modernidad les llegó primero.
Hacia el sur están el Yaqui y el Mayo, regiones que vivieron por muchos años con el “Jesús en la boca” en medio de la angustia y la desesperación. Pero diosito les dio agua que en épocas corría con abundancia desperdiciándose en su búsqueda de su destino: el mar.
El esfuerzo, la inteligencia, decisión y dedicación de sus hombres, dio por resultado la construcción de obras que almacenaran el líquido que tanto hacia falta para sacar provecho a la buena y noble tierra. Así surgió una de las zonas agrícolas más abundantes y prósperas en el Noroeste de México.
No necesitaron hacer marchas ni pedir clemencia, menos exigir que le robaran a otras regiones lo que celosamente guardaban para mejorar su situación. En vez de eso, trabajaron intensamente.
Ahora Hermosillo tiene sed. Y la única solución que se les ocurre a los genios es que se lleve agua del sur para satisfacer a los capitalinos. Si Chucha y la nieve de que la quieren. Como quien dice desean jalar la cobija para cubrirse sin importar que otros se queden a la intemperie.
¿No sería más prudente se pongan a trabajar e invertir en obras que les solucionen el problema?
No falta en el plan que tiende a convencer a los sureños, la idea de revivir el viejo Plan Hidráulico del Noroeste que sugería llevar agua desde Nayarit pasando por Sinaloa, donde el agua corre con generosidad año con año.
La historia, que no es muy vieja, nos dice que nadie quiere dar lo que necesita para sus labores y que no es precisamente, algo que se diga abunda como para dar y repartir.
Por lo pronto, déjenme decirles que en Sinaloa, se ha hecho ya un trabajo de “convencimiento” entre los sectores y la respuesta ha sido la misma: “Tengan su agua”.