Tres errores básicos de las OSC en México
Agencias
Sábado 13 de Marzo de 2010

1 Incorporan el lenguaje empresarial


Ante la necesidad de comunicarse con los empresarios, para solicitar donativos, las organizaciones altruistas y filantrópicas comenzaron a utilizar un lenguaje extraño y ajeno a sus actividades. A los beneficiarios de sus servicios les llamaron "clientes", lo mismo que a los donantes y voluntarios a quienes les "venderían" la idea de que la mejor canalización de recursos económicos, donación de tiempo y talentos, la harían en su institución.


Además, bajo el precepto de "autosustentabilidad", las OSC sin fines de lucro tendrían que probar con proyecciones y mecanismos de medición el cumplimiento de este requisito, ya que para "ganar-ganar" había que probar que el donante no tendría que desembolsar nuevos recursos en una próxima ocasión y sí recibir algún beneficio, aunque éste fuera únicamente la fama mediante la difusión expedita del donativo hecho. Con este beneficio, el donante se daría a conocer como empresa socialmente responsable.


Ante la complejidad de este sistema, de comunicación de bienes, que incluye palabras ajenas al principio de caridad y justicia que en otros tiempos regía las actividades de asistencia, promoción y desarrollo, las organizaciones altruistas y filantrópicas se alejaron poco a poco del auténtico espíritu de ayudar y vieron posibilidades de crecimiento y expansión en términos empresariales.


2 Se introducen al ámbito de competencia


Dado el paso anterior, expuesto en el punto A de este apartado, las instituciones y fundaciones que nacieron sin fines de lucro comenzaron a verse unas a otras como competencia. De esta manera, comenzaron a competir unas con otras para conseguir recursos económicos tendientes a la autosustentabilidad y dejaron rezagadas a un buen número de instituciones fieles a la dignidad que les corresponde como organizaciones no lucrativas, cuyo propósito es reducir el daño social causado por múltiples factores y manifiesto en fenómenos tales como, marginación, violencia, prostitución, desempleo, violación a los derechos humanos, entre otros.
Por supuesto que, al mismo tiempo que reducir el mal social, las

organizaciones altruistas que trabajan congruentes con su vocación, se esfuerzan por prevenir el mal y procurar el bien mediante la oferta de servicios de educación, salud, alimentación, vivienda, autoempleo, capacitación para el trabajo y rehabilitación física, emocional y mental, entre otros.

 


3 Injusticia en captación y reparto de donativos.


Ante la utilización de términos empresariales para referirse a las actividades altruistas y filantrópicas al mismo tiempo que, la competencia voraz por captar donativos, los empresarios e instituciones de segundo piso comenzaron a exigir a las OSC requisitos indispensables para la conquista de bienes en especie o recursos frescos.


Ya no se hablaba sólo de la profesionalización de los servicios, sino de imagen y comunicación; proyectos concretos a corto, mediano y largo plazo; mecanismos de autoevaluación; garante de autosustentabilidad económica; tecnología de punta; avales nacionales -privados y gubernamentales- entre otros.


De ahí que muchas organizaciones pequeñas y medianas sin personal competente para hacer pronósticos y proyectos con herramientas de evaluación, quedan fuera de la posibilidad de recibir donativos, con lo cual, los beneficiarios potenciales quedan al margen de una posible ayuda para el despliegue de su potencial. Y esto es así porque dados los requisitos para recibir donativos, las instituciones más fuertes han tenido que contratar personal especializado, y por lo tanto, caro, para diseñar y realizar sus proyectos.


Siendo esto así, por muy grandes que estas instituciones sean, y mientras más caro es su sostenimiento, no llegan a los espacios donde hace falta la ayuda. Como se ve, ni las grandes, ni las pequeñas -que han sido borradas- cubren las necesidades de la población marginada.

 

 
 

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