El maestro y amigo Humberto Tirado se lanza con todo, verá:
“Ante los embates publicitarios en periódicos, televisión y radio a favor del fútbol, el béisbol corre el riesgo de ser desplazado del gusto de los sonorenses.
Los embates son muy fuertes. Baste leer el periódico local de mayor circulación, el que se considera la voz y espíritu de los sonorenses, para darnos cuenta de la intención de cambiarnos nuestra tradicional afición.
Al deporte de las patadas le destinan cerca del 50% del espacio, mientras que al deporte de los bats y guantes apenas si se molestan en reseñar de manera superficial sus acontecimientos.
De la televisión, ni se diga. Baste ver los canales deportivos para darnos cuenta de que nos pasan juegos de fútbol todo el día y noche con partidos de todo el mundo, mientras que los juegos de nuestra Liga del Pacífico apenas si tienen una mínima cobertura.
Una de las críticas que se le hacen a nuestro deporte favorito es su lentitud, lo que se traduce en juegos enfadosos, monótonos y larguísimos. Y creo que tienen razón esos detractores.
Si no ahí están de prueba esos juegos de 3 ó 4 horas, y los estadios semivacíos. ¿Cómo va a llevar un aficionado a sus hijos pequeños a un juego que empieza a las 19:30 hrs. y que puede concluir a la media noche?
El atribulado padre, pensando en la escuela de sus hijos al día siguiente y en la regañada que le puede propinar su esposa al llegar tarde a casa, tendrá que abandonar el juego antes de que termine.
Yo, que asisto generalmente sin pequeños, he abandonado juegos debido a ese eterno desfilar de pitchers, que los managers, para congraciarse con la afición, para demostrar que son unos grandes estrategas, llevan a cabo. O si no qué significado tiene que entre un pitcher zurdo para tirarle a un bateador zurdo, y sin importar si el relevo fue exitoso o no, lo cambia por un pitcher derecho, porque el bateador siguiente es derecho.
Pregunto: ¿Cómo y cuándo va a desarrollarse ese pitcher al que se contrata para lanzarle a un sólo bateador?
Estoy consciente de que el béisbol ha cambiado. Ya no existen aquellos pitchers que pedían la bola para lanzar, y no esperaban a que el manager los designara. Recuerdo aquellos tiempos en que era cuestión de honor y dignidad lanzar el juego completo.
Hubo lanzadores que tiraron dos juegos completos en el mismo día; uno en la mañana y el otro por la tarde, en la vieja y recordada Liga de la Costa del Pacífico. Y todavía se daban el lujo de batear. Eran unos verdaderos gladiadores.
Ahora, a un pitcher inicialista se le contrata para que lance cinco innings; a otros, relevistas intermedios, para lanzar dos o tres innings; y a los relevistas cerradores, para lanzar la novena entrada. La nómina de un equipo de pelota profesional está recargada por la gran cantidad de pitchers que tienen que contratar.
Pienso que esta situación de los pitchers de pocas entradas se debe a que el bateo ha superado al pitcheo.
Pero este asunto es tema de otra reflexión.
Lo que deseo es aportar algunas sugerencias para hacer del béisbol un juego un poco más dinámico, en bien del propio juego, de los aficionados y de los jugadores.
He aquí mis sugerencias:
Al iniciarse un inning, el pitcher sólo pueda hacer cinco tiros de calentamiento. Si el inning se alarga porque la tanda del bateo de su equipo así lo amerita, el pitcher puede estar haciendo tiros de calentamiento en el bull pen.
Cuando entre a lanzar un relevo, también se le concedan cinco tiros de calentamiento. Él ya debe venir listo para lanzar, y esos cinco lanzamientos es nada más para que adapte a la lomita.
Si el relevo no está suficientemente listo, será responsabilidad del manager de no tener prevista la posibilidad del relevo con la debida anticipación. Por esa falta de previsión algunos relevos terminan su acondicionamiento en la loma en el juego.
Muchos managers, no obstante que su pitcher inicialista está pasando por un mal momento, no envían a calentar a alguien para demostrarle confianza a su lanzador.
Eliminar el bateador designado.
Esta figura desvirtúa el juego, hace menos interesante las estrategias, e incrementa la nómina.
Si el tercer out es consumado en el terreno de juego (en intento de robo, por ejemplo) con un bateador en la caja de bateo, al siguiente inning, al bateador que estaba en su turno al caer el tercer out, se le conservará el conteo que tenía cuando calló ese tercer out.
Si a un bateador que tenga en su haber tres bolas le dan un pelotazo, el bateador deberá desplazarse hasta la segunda base.
En la designación de los campeones de bateo y porcentaje de carreras limpias admitidas, se deben de considerar, en esta liga, los juegos del play off.
El razonamiento que sustenta esta sugerencia es que durante los juegos del play off la calidad y dificultad de cada juego es mucho mayor que los de la liga normal.
De todos es sabido que entre más veces al bat tenga un bateador menos posibilidad tiene de lograr un porcentaje de bateo alto; el mismo razonamiento es válido para las carreras limpias.
Para no pecar de injusto con los jugadores que no participen en los play off, los mínimos de veces al bat y número de innings lanzados deberán ser fijados de acuerdo con el roll regular.
Así, si un bateador o lanzador resulta líder del rol regular en su respectivo departamento, y si durante el play off no hay jugadores que los superen, el campeonato de cada categoría se les asignaría a ellos.
Este razonamiento no es aplicable para el departamento de home runs, carreras impulsada, ganados y perdidos y ponches, ya que estos números son absolutos, y a los que me refiero son porcentajes.
Debe establecerse un tiempo máximo otorgado a un lanzador para que, una vez aceptada la seña de su receptor, haga el disparo correspondiente.
Aplicar en esta liga el criterio que se sigue en la Liga Mexicana de Verano respecto al tiempo pedido por el bateador.
Podrá estar, estimado lector, de acuerdo o no conmigo en alguna o en todas las sugerencias aquí propuestas, pero que considero que no debe permanecer indiferente, si ama el béisbol, con la situación que está pasando nuestro deporte favorito, y con el futuro incierto que en lo personal visualizo.
En otra oportunidad le daré a conocer mis sugerencias para no sólo mantener vivo el béisbol, sino fomentar la afición hacia él”.