Jorge A. Lizárraga Rocha
¡Enemigo del progreso! ¡Retrógrada! ¡Obsoleto! han de ser algunas de las exclamaciones que seguramente algunos están pensando al leer el título de este escritillo; sin embargo, déjenme explicar un poquillo.
Cuando un ecosistema, con límites físicos llega a su clímax, es decir está en funcionamiento óptimo, si alguno de sus componentes sigue creciendo, vendrá a provocar problemas a los demás, obviamente dañando a los componentes más débiles, ya sean de la parte viva del ecosistema (componentes bióticos) o de la parte inerte, pero sustento de la vida (componentes abióticos). De la parte mensa del ecosistema no hablaré, pues prometí no volver a tocar temas de diputados, senadores y similares.
Pues bien, considero que en nuestro país, y en particular en Cajeme, hemos rebasado ya algunos de los parámetros para el buen funcionamiento de nuestro ecosistema municipal; durante algunos años se tuvo una bonanza en cuanto a productividad que se manifestó, desgraciadamente, en poderío económico; este poderío ha sido entendido por sus detentadores como el único poderío por el que vale la pena luchar. Se le ha olvidado al grueso de la población que el bienestar económico solamente proviene de los recursos con que se cuenta, ya sean recursos naturales, en infraestructura y muy especial, y primordialmente, en los humanos que formamos parte del ecosistema, es decir su parte abiótica y biótica.
Así, vemos que en la parte del abuso o exceso de uso de los recursos abióticos, sus suelos agrícolas están deteriorados y ya no tienen la productividad que los caracterizaba hace tan poco tiempo como son 40 años; sus recursos hidráulicos se han visto disminuidos tanto por las variaciones naturales de los ciclos hidrológicos como por el desperdicio sin escrúpulos que ha caracterizado y sigue caracterizando a muchos de sus usuarios; el suelo urbano es cada vez más caro y difícil de mantener por el crecimiento sin planeación (y por tanto con muy poco control) de quienes se vienen a la ciudad a “buscar fortuna” y abandonan sus lugares de origen, adonde verdaderamente pueden ser productivos. Esto nada más para mencionar algunos de los recursos abióticos que hemos rebasado en su capacidad para sustentar nuestras vidas y su calidad.
En la parte del uso de los recursos bióticos, y centrándonos principalmente en el ser humano, vemos que muchos de los recursos nuevos, recién formados, o sea los y las jóvenes recién preparados académica, técnica y moralmente, al no encontrar los medios para participar en el mejoramiento de la calidad de vida en el ecosistema municipal cajemense, optan por emigrar a otros ecosistemas, ya sean nacionales o internacionales, para el caso es lo mismo. En lo personal mis dos descendientes, se quedaron en el ecosistema jalisciense al no encontrar o vislumbrar buenas posibilidades de desarrollo en estas benditas tierras.
Por lo anterior, me atrevo a sugerir que detengamos el crecimiento de Cajeme, pero no se asusten (al cabo que no me van a hacer caso) solamente en aquellos aspectos que vengan a sobrecargar aún más la capacidad de sustentabilidad de la vida de quienes actualmente estamos por acá.
Mencionaré algunos casos en que al controlar su crecimiento, considero que podríamos ayudar a mejorar la calidad de vida de los usuarios del ecosistema cajemense.
- Que ya no se hagan nuevos desarrollos habitacionales fuera del fundo legal de Cajeme (si es que éste existe); que en su lugar se habiliten o se rehabiliten todos aquellos fraccionamientos habitacionales que tienen un altísimo porcentaje de casas deshabitadas, en abandono y por tanto muchas de ellas invadidas por personas con necesidad de un lugar adonde vivir. Para ello sería necesario reestructurar las formas de financiamiento para hacer posible su adquisición por quienes cumplan con los requisitos para ello.
- Que ya no se hagan nuevas vialidades; mejor que se habiliten y rehabiliten con las que contamos, para las condiciones actuales del tránsito vehicular, muy diferentes a cuando fueron diseñadas las vialidades existentes; ya muchos quisiéramos volver a tener la sensación de circular por una calle de Cd. Obregón que no tenga baches; muchos quisieran poder circular en calles pavimentadas, las cuales son intransitables durante la temporada de lluvia, y que causan graves problemas a los habitantes que viven cerca de ellas durante la temporada de secas.
- Que ya no lleguen más carros a Cajeme; que los que contamos con un vehículo lo podamos mantener en condiciones mecánicas adecuadas para evitar emisiones innecesarias de gases al ambiente; que muchos de los que se atreven a manejar un carro, por lo menos tengan las habilidades básicas para hacerlo y la educación vial para respetar los lineamientos de tránsito vigentes (aunque muchos no lo crean, sí existen lineamientos de tránsito en Cajeme).
- Que las empresas que se vengan a establecer a Cajeme contraten al 99% de sus trabajadores, de todos niveles, entre la población actual; contamos con suficiente talento para ello, y si no existe para las necesidades de dichas empresas, contamos con ¡16 universidades!, más algunas instituciones educativas a nivel prelicenciatura que les pueden abastecer de los recursos humanos necesarios, entrenándolos con las habilidades que requieran.
Estos cuatro puntos mencionados solamente consideran el medio urbano, principalmente el de Ciudad Obregón, sería necesario todo un tratado para cubrir todo el territorio de municipio cajemense; eso sería posible si se hiciera un estudio de Ordenamiento y Reordenamiento Territorial (Ecológico) para poder establecer estrategias adecuadas para mejorar las condiciones de calidad de vida en nuestro querido suelo. Pero esto es un sueño guajiro, hasta donde tengo entendido, pues en Cajeme ni siquiera contamos con un buen sistema de Administración Pública Ambiental, estamos restringidos a una Dirección (creo) de Ecología que no cuenta con los elementos necesarios para hacer medianamente su labor, la cual es titánica y requiere de una infraestructura con la que no contamos y como dijo Don Teofilito (no sé donde nació, pero tiene una gran sabiduría) ni contaremos en un futuro cercano ni lejano.
En fin, espero que nos toque vivir tiempos en que los recursos abióticos y bióticos de nuestro ecosistema cajemense sean bien aprovechados (primero tendrían que ser bien conocidos) y bien administrados para sustentar la calidad de vida de sus usuarios.