José Amador González
Hace algunos meses ha iniciado en el sur de Sonora un enorme debate por la construcción del acueducto para llevar agua a la capital del Estado, lo cual a la gran mayoría de la población de Cajeme tiene inconforme, por lo menos con las que he tenido oportunidad de platicar del tema.
Los militantes del gobierno de Guillermo Padres aseguran la confiabilidad de llevar a cabo este proyecto ya que para ellos es lo que más le conviene a nuestro Estado, por otra parte un grupo de políticos cajemenses se oponen rotundamente a este evento.
El tema más grave en esto es que las autoridades tomarán la decisión en base a sus propios intereses. Se comenta sobre un posible acuerdo previo con algunas constructoras que apoyaron la campaña política del hoy gobernador de Sonora.
Como es característico en nuestro país, los militantes del mismo partido político apoyan la noción y los otros están en contra de ella, sin importar cuál sea el impacto en la ciudadanía. Hasta hoy he escuchado muchas cosas del proyecto, pero no he visto que se ofrezca una solución viable y/o confiable para un inminente desabasto en el futuro en el sur del Estado.
Creo que la creación o no de este acueducto debe traer consigo un aprendizaje para todos los involucrados en este asunto, tanto autoridades pero principalmente a los ciudadanos. Tengo años escuchando campañas para el cuidado del agua. En este y en muchos otros aspectos el gobierno y la ciudadanía tenemos que trabajar en conjunto para conservar el líquido en nuestra región y en general en todo el mundo.
Cada uno de nosotros hemos hecho, en algún momento de nuestra vida, mal uso y desperdicio del agua, lavando el carro con la manguera, durando horas en la ducha, regando nuestros jardines, lavando las banquetas, en fin, creo que es un cuento de nunca acabar. Si hoy nuestras presas están vacías es en gran medida nuestra culpa, porque no hemos sabido cuidarla.
No será suficiente hacer el esfuerzo porque no se lleven el agua de la presa si nosotros mismos la estamos desperdiciando. Desafortunadamente en la capital del Estado se tiene el mismo problema, la falta de agua en gran medida es por el desperdicio que hace la ciudadanía en los aspectos antes mencionados.
Somos muy buenos para apoyar marchas en contra o a favor de este proyecto, pero no lo somos para recapacitar sobre qué hemos hecho cada uno de nosotros para que el agua se desperdicie. Si no lo hacemos hoy, el tiempo nos cobrará factura tarde que temprano, y no tendremos alternativa para abastecernos de agua.