Rosendo Montiel: Una leyenda hecha canción
Sergio Ibarra T.
Miércoles 24 de Marzo de 2010

Hablar de Rosendo Montiel Alvarez es un trabajo doblemente difícil.
Primero porque todo un suplemento o todo un libro habría de resultar corto al ennumerar, primero, las poco más de 400 0 550 canciones que ha compuesto a lo largo de más de cincuenta años de artista, y mencionar a cada uno de sus grandes intérpretes que van de los ranchero, a la balada romántica, la banda, la cumbia, norteña y como broche de oro, como él mismo lo menciona en una de sus canciones, hasta la orquesta sinfónica de Francia.

El segundo obstáculo es que Rosendo Montiel no cesa de andar un solo instante al momento en que se desarrolla este intento de entrevista.

Hurga, cuestiona, opina, con ojos y manos al momento en que toma al vuelo las preguntas del reportero.

Molesto, contrariado, va al grano como si fuera él quien entrevistara:

-Por qué en el Festival Ortíz Tirado solo vemos a extranjeros y no vemos actuando en sus escenarios a tantísimos valores nacionales--- Cuestiona.

-Nos traen a cubanos o brasileños o, sabrá Dios de qué nacionalidad a que bailen de puntitas, nos derriben los muros del teatro con sus voces, que no dudo que sean buenas, pero...Y la gente de Sonora, de México, donde la dejan— Pregunta casi al grito.

-Por qué ese marcado elitismo que se nota del Festival, que no dudo, algo tiene de cultura--  Pregunta de nuevo.

Será que no hay valores en Sonora? Pregunta el reportero

-Por supuesto que los hay. Y por montones.

-Quieres saber en donde están? Pregunta en tono molesto

-Enterrados. Enterrados debajo de los intereses económicos de los medios de comunicación--- Dice.

Lo mismo ocurre—precisa—con algunos grandes valores del ayer.

Dónde está, -por ejemplo, pregunta—un Marco Antonio Vázquez, cuya voz dejó una profunda huella en nuestro país.

Y de los narco corridos, maestro qué decir?

La respuesta a boca de jarro no puede ser más contundente:

Son obra de la mercadotecnia, su sentido es meramente comercial, intrascendentes y nada más. Nada qué aportar a la cultura con sentido y objetividad-- Sentencia

Rosendo deambula, cigarro y taza de café en mano a lo largo de su estudio que también le sirve de recámara como si arengara ante las masas que quisieran escuchar su protesta cuando habla de la nueva cultura que ronda en estos tiempos modernos y la que nadie entiende. De ahí—sostiene—que yo me sigo quedando con ese lenguaje llano y directo que entiende cualquiera que tenga dos dedos de frente.

Se refiere— en franca modestia—a los grandes éxitos que impulsaron a Vicente Fernández, José Luis Rodríguez, el Puma, Magda Franco, Vicky Carr, los Freddys, grupo Bronco, Los Muecas, Cravioto y tantos y tantos más que ni él mismo recuerda.

Oriundo de Guaymas, Sonora, donde nació un primero de marzo “ del siglo pasado”, dice con tono sarcástico, Montiel Alvarez adopta a Cajeme como su segundo hogar en donde vive desde inicios de los noventa en un solitario paraje al oriente de la ciudad en una calle que lleva su nombre, al lado de su esposa Enriqueta y de su hijo Sergio, acompañado de los muchos galardones y reconocimientos que ha cosechado a lo largo de sus más de cincuenta años de artista.

 
 

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