Horas violentas en Sonora
Pablo Iruretagoyena
Viernes 09 de Febrero de 2007
La decapitación de dos policías de Caborca y cuyos cuerpos fueron encontrados en Trincheras, se suma a los hechos de violencia que vive el Estado de Sonora desde hace varios meses.
Aunque las autoridades tratan de minimizar los hechos, o encubrirlos con las estadísticas a nivel nacional, la realidad nos evidencia que en Sonora la violencia del crimen organizado campea como en cualquier parte de la República.
Hace apenas unos días un funcionario federal dijo que nuestra entidad "no es un foco rojo". Seguramente se trata de uno de esos funcionarios que trabajan muy agusto en un escritorio allá en el D.F. y saca conclusiones con los informes oficiales que le llegan desde distintas partes del país.
Igual actitud han asumido funcionarios sonorenses que a como dé lugar tratan de vendernos la idea de que estamos aquí muy tranquilos y que nada debemos de temer.
Sin embargo la decapitación de los dos policías, uno municipal y otro judicial del Estado, más las recientes ejecuciones que han ocurrido en Nogales, nos muestran el rostro verdadero de la violencia en Sonora.
A estas cinco ejecuciones que van en febrero podríamos sumar las que han ocurrido en los meses recientes, y el resultado no sería nada parecido a lo que presumen nuestras autoridades.
Otro factor negativo es la recurrencia de algunos funcionarios que suelen restar importancia al asunto argumentando que mientras "se maten entre ellos", refiriéndose a los mafiosos, no hay problema.
Este tipo de declaraciones reflejan una grave irresponsabilidad de quienes así piensan, pues la experiencia demuestra que este tipo de violencia más temprano que tarde se extiende y daña al resto de la población, a los ciudadanos que como usted y como yo no tenemos nada que ver con el crimen organizado.
En Sinaloa, recuérdese bien, cuando no se detuvo a las bandas delictivas y sus sicarios, éstos empezaron a secuestrar mujeres guapas, a extorsionar empresarios o de plano a quedarse con los negocios legales que les interesaban para justificar los suyos.
Hacia allá puede evolucionar la sociedad sonorense, pero lo bueno es que "aquí no pasa nada grave".