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Maestros yaquis contra gobiernos yaquis

Sergio García
Viernes 23 de Febrero de 2007
 
Desde que vi nacer el movimiento de maestros, el 15 de febrero, le vi las orejas al lobo. No son yaquis en el sentido de su lucha, sino un grupo que quiere manejarse como yoris cuando les conviene.

Es decir, ahora rechazan a la autoridad tradicional, lo cual es grave y hace bien el mandatario estatal, Eduardo Bours Castelo, en mandarlos a volar. Son caprichos de Rosario “El Chayo” Osuna.

Esta semana ha sido muy confusa por el lado de los yaquis. Los de la tribu, me tocó leer en los diarios, están en pie de guerra. Y hacen un recuento de Teodoro Buitimea Flores; el asesor técnico del Programa de Escuelas de Calidad exige la reincorporación de Silverio Jaime León a la Coordinación de Educación Indígena.

“De lo que las autoridades nos respondan va a ser el tamaño de las acciones que seguiremos para lograr la reincorporación de Silverio Jaime León como jefe de sector”, expresó.

Una comisión de más de 200 maestros indígenas estuvo el viernes en Hermosillo y arrancó la promesa de que vendría este martes el titular de la SEC, Arnoldo Soto Soto, y el dirigente sindical Ismael Valdez López.

Además aseguran tener todo el respaldo de los maestros indígenas de los mayos, guarijíos y seris.

Antes de dar una profusa explicación del tema, debo alertar a la Patria del problema esencial: A Silverio Jaime lo destituyeron de su cargo por órdenes, no solicitud, de las autoridades de la tribu yaqui, ya que es un sujeto nocivo para la etnia y factor de desunión, artífice de esos grupos divisionistas.

Entonces el conflicto consiste en sobre qué autoridad manda: Los maestros o los gobernadores yaquis. Es obvio que el poder lo ejercen secularmente los mandatarios y por tanto un grupo de yaquis descastados, que menosprecian sus tradiciones y gobiernos tradicionales por considerarse “cultos” intentan reinstalar a Silverio Jaime.

Los encargados de sectores entre los maestros, Ángel Macochini, Odilona Bajeca, Rosa María Cienfuegos y Sandra Luz Quintero son parte de ese equipo, guiado realmente por el ex legislador descastado Rosario Osuna Zúñiga, quien pretende guiar los destinos de la tribu, ejerciendo un poder inmoral a costa del dinero que sonsaca del erario público.

El mismo Gobierno del Estado les dio una paliza por considerarlos rijosos, líderes de Los Guaseados, grupo armado, y por que además son quienes organizan las reuniones para el subcomandante Marcos y para el PRD, y encima quieren que el Estado los mantenga.

La mentira al descubierto

Ayer mismo le pregunté a Teodoro Buitimea Flores y a Prudencia Valencia Buitimea, el por qué procedían aun contra las órdenes de los gobernadores yaquis, pues los mandatarios de Ráhum, Huírivis, Tórim, Vícam y Pótam solicitaron al estado destituir a Silverio.

Por eso mienten al decir que no saben por qué destituyeron a Silverio Jaime. Fue por rijoso y problemático. Mienten pues los maestros yaquis.

Vienen a Hermosillo a mentir a la prensa, que nada sabe, ni se interesa de los temas yaquis. Pero no contaban que el reportero Chiculi, se les iba a aparecer, y poner en evidencia sus mentiras. Y la mentira salió a despoblado.

Mienten los maestros yaquis, y salen a luchar aun contra sus mismas autoridades tradicionales, por la soberbia que les da el estudio, pero no saben que acá ya les tomaron la medida.

Otro caso es el de que el propio Buitimea dice que la autoridad tradicional no tiene nada que ver con ellos, y que por tanto no pueden ordenar la destitución de Silverio. (Sic!!!) Entonces, tenía yo razón: Rosario Osuna actúa de una manera que reniega de su raza, de la estructura de su gobierno, y por tanto es un descastado.

Pretenden que por ser maestros pueden estar por encima de la autoridad tradicional yaqui, y eso se llama traición a la raza, al pueblo al que se pertenece.

Pretenden los maestros subvertir el orden social de la etnia, y erigirse ellos en un poder fáctico, no tradicional, que intenta mangonear al pueblo. Ahora habría pues una autoridad extra con la cual lidiar.

Luego hablaremos más de los maestros yaquis, quienes se han convertido en una mafia, de solo 8 o 10 apellidos, como los Valencia, Buitimea, Osuna, Valdez, Amarillas y otros.

Y me comenta uno de mis amigos yaquis: “Me remonto a aquel momento de cuando llegaste a Las Guásimas, la primera reunión en ese lugar previo al inicio del movimiento del Bahugo”.

Y como no recordarlo. Fue un 7 de junio, cuando planeaba echarme unas cheves en honor de la Libertad de Prensa, cuando me dijeron que había esa reunión. Cuando tenía tres horas al ras del sol, entendí por qué el Panchito Bolón no quiso ir desde Cajeme, y me lo imaginé a él echándose las cheves que a mí me hacían falta.

La reunión terminó a ya cerca de las diez de la noche, y todo empolvado como juansito, me regresé a Guaymas. Esa fue mi primera incursión en el mundo de los yaquis, y hasta la fecha, somos hermanos.

Seguimos la ruta hasta que con la mediación de Bulmaro Pacheco, levantaron la piola de la carretera, luego de algunos compromisos, entre los que estaba despedir a Silverio Jaime León, mano derecha de Chayo Osuna.

Por cierto el descastado Chayo fue expulsado de la Comisión de Asuntos Indígenas del PRI, por lo que de ahí viene también su furia.

En esos días del Bahugo estuvo colaborando con los yaquis, su hermano de sangre Lorenzo García, pero después se pasó al lado del Estado, traicionándolos en sus caras. Hasta a mí me dio coraje, por considerarlo gente de todas las confianzas de don Octaviano Jécari Espinoza.

Pondría de manera completa una charla con mis amigos yaquis, pero es mejor traducirla, ya que a veces son demasiado dogmáticos y no siempre se les entiende a la primera.

Primero, los léperos de la gente del Chayo Osuna y de Silverio Jaime no son gente que tengan una lucha indigenista, sino de aspiraciones personales que han usado sus cargos magisteriales para quedarse con poder, el cual lograron en los 90. Justo con el innombrable, afianzándose con el mediocre de Armando López Nogales.

Desde entonces las manos externas moldearon la estrategia de expropiación del territorio de la tribu yaqui, mediante componendas que se pueden armar solamente desde el poder.

Esos hilos continúan hasta hoy, se resisten a desaparecer, entre estos hilos externos están el actual jefe de Educación Indígena a nivel nacional Ku Herrera, de donde está agarrado el grupo de Chayo Osuna, dado de baja de la presidencia del Consejo Estatal Indígena del PRI.

Por rumbos del mayo las huestes de Hilario Yocupicio jefe de Educación Indígena defiende este punto.

Los líderes de educación indígena en la tribu yaqui que están encabezando el “movimiento de los burócratas yaquis, maestros de educación indígena” han dicho extraoficialmente que no les importa si restituyen al maestro Juan Silverio Jaime León, sino que pretenden derrocar al titular de Educación Indígena en Hermosillo.

Los burócratas son además apoyados por todo un aparato montado como marchas, en realidad es un movimiento con formato sindical, sin una razón ideológica yaqui, están las particularidades de grupo.

En conclusión: Los maestros con su proceder niegan el sistema normativo legal y tradicional de la Tribu Yaqui y participan activamente no nada más en la división de la tribu como instancia política, sino que colaboran para desmantelar estructuralmente el gobierno yaqui.

De todo esto se encargan Silverio, Lorenzo y Rosario Osuna, de donde han logrado cargos públicos, como la Presidencia Municipal de Bácum, Procuraduría de Asuntos Indígenas y diputación plurinominal por el PRI.

Los efectos de esto son la enorme división a nivel de familias, el asesinato de personas del bando tradicional, crímenes que permanecen impunes, con gente por encima de la ley.
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