Aventuras en motocicleta
Jesús Huerta Suárez
Martes 27 de Marzo de 2007
Como almas que lleva el diablo en una carrera infernal, pasando por diestra y siniestra de ti, van los repartidores de comida en sus motocicletas. Y es que la mayoría de los que manejan estas motocicletas, que cada día son más, en su vida había tenido o manejado uno de estos vehículos. Ellos vienen a ponerle un poco más de caos al tráfico y a darle un poco de sabor a peligro a las calles de la ciudad, sin que nadie haga nada al respecto. Está bien, andan trabajando, pero nada justifica tanto acelere. A todos nos ha tocado ver cómo se pasan los altos, cómo se exceden en la velocidad y cómo causan accidentes con tal de llegar “a tiempo” a sus entregas domiciliarias. Ojalá alguien les ponga un alto, ya que si su seguridad nos les importa a los demás sí nos preocupa la nuestra. Una cosa es que la comida llegue caliente y otra es que los repartidores lleguen fríos… a la morgue.
Al parecer a Obras Públicas se le olvidó que hace un mes comenzaron los trabajos de cambio de tierra de los camellones de la calle Cajeme al poniente, pues hace días que todo se detuvo, ni pusieron la tierra, ni siguieron haciendo nada, y dejaron tres camellones centrales, de la Calle California a la Tlaxcala, abajo del nivel y sin los árboles más pequeños que se llevaron de corbata. Me imagino que se han de haber dado cuenta que lo que hacían no tenía ningún sentido o de plano se les olvidó. Espero que haya sido lo primero. Lo que sí falta en algunos tramos de esta calle son focos en los postes. Pero, creo que se necesitan más en otros sectores de la ciudad.
De hace un tiempo a la fecha han regresado los chanates, estas típicas aves que de tan negras se ven azules; y que en los años 70’s abundaban en los parques y jardines de nuestro Municipio. Con ese inconfundible graznar de entre cuervo y pájaro loco que parece estar siempre riéndose mientras todo pasa. Al parecer, ésta es una especie de plumípedo oriundo de estas tierras. Pero sí, durante muchos años anduvo perdido, dicen los que saben y si no lo inventan, que se fueron a otros lugares durante los tiempos en que el Valle del Yaqui perdió su ternura y de paso sus cultivos, y éstos que de semillas y frutos viven, se fueron a donde nos les faltara. Pero ahora han vuelto y cantan en mi ventana y por donde quiero lo veo y siguen riéndose. Buena señal, la tierra de Cajeme otra vez tiene con que alimentarlos. Acá, en estas tierras cálidas es curioso ver que estos pájaros son negros, siendo que la lógica ¿? se contradice, pues son negros, negros, como el alma de ya sabes quién y en el calor lo que rifa, es el blanco. Alguna razón tendrán. Bueno, aunque ahora que recuerdo los mismos Beatles les compusieron aquella dulce canción que dice “Blackbird singing in the dead of night” y en Londres no hace calor. Extraño.
El día de ayer, martes 27 de marzo, fueron reconocidos por el Consejo para la Promoción Económica de Sonora (COPRESON), los empresarios Apóstol Kyriakis, Tomás Bourjac, Manuel Monreal (finado) y Francisco Schwarzbeck, gracias a su desempeño y al impacto social y económico de su labor en el Estado. Personalmente sólo conozco a don Francisco Schwarzbeck Ramírez, quien es conocido por su gran trayectoria. Yo solo quiero aprovechar este momento para decirle gracias, porque gracias a su apoyo terminé mi carrera en Ciencias de la Comunicación. Gracias don Francisco.
“Vale más una risa fingida que una jeta natural”
Enviado por lector anónimo
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