Todos pierden, menos la banca

No es por presumir, dijo don Enrique Castillo Sánchez Mejorada, presidente de la Asociación de Bancos de México, “pero el año pasado (los bancos) crecimos a niveles históricos, a casi 38 por ciento contra el año anterior”.

No es poca cosa que la prosperidad de los bancos vaya en aumento cuando todo el país se desploma.
Mientras en otros países las instituciones financieras van a la quiebra, aquí sus dueños se congratulan del éxito de su gestión que las lleva a crecer en un porcentaje que supera unas 25 veces el de la economía nacional.

Los mexicanos podríamos estar orgullosos de esa apabullante prosperidad si no fuera porque se ha generado a costa de una actitud abusiva y depredatoria que solapan y hasta auspician los poderes establecidos, como ocurre con la expoliación de quienes tienen tarjetas de crédito.
“No quiero decir que las tasas que se cobran sean bajas —confesó don Enrique—, sino que existe una distorsión respecto a lo que realmente está cobrando este producto financiero que afecta a millones y millones de mexicanos”.

Si entendimos bien, las tasas no son bajas, pero además existe una distorsión.
No lo dijo el representante de los banqueros, pero por lo menos dos funcionarios del gobierno federal han hecho declaraciones que avalan la impunidad de quienes manipulan la riqueza, pues se ha “explicado” que las altas tasas de interés que paga el tarjetahabiente cumplido se deben a la morosidad de otros.

Dicho en castilla, los señores banqueros, con la anuencia del gobierno federal, del Congreso de la Unión y de otras autoridades castigan a los cumplidos por el incumplimiento de otros.
Y lo dicen y las autoridades callan. Ese mismo silencio guardan los representantes del Estado ante otros manejos de los barones de las finanzas, como las afores, que les fueron entregadas —ahora se confirma— para esquilmar a los trabajadores, que ahora, gracias a los manejos especulativos de los señores del dinero, ni siquiera tienen en su fondo de retiro lo que han ahorrado.

Recientemente, el Congreso se negó a revisar este cúmulo de abusos, lo que se explica porque todos los políticos, especialmente los más encumbrados, buscan y reciben apoyo de los zares de las finanzas, pues las campañas electorales cuestan, y mucho.
Por supuesto, esos políticos no le darán patadas al pesebre ni tocarán a los reyes magos. Para qué, si así viven tan contentos.