El repunte del PRI en las encuestas que refieren la tendencia nacional de las preferencias electorales, remarcan la delantera del tricolor respecto de sus contrincantes más cercanos, PAN y PRD. Mientras que éstos últimos muestran una baja “si hoy fueran las elecciones”.
Las variaciones se deben sin duda, por una parte, a la imagen general que muestra cada partido a nivel nacional; y por otra, al tipo de campaña de cada candidato. El ingenio aquí es básico.
En los seis estados de la República: Nuevo León, Colima, Sonora, Campeche, San Luis Potosí y Querétaro, en que se renovará el gobierno estatal, las preferencias electorales por el PRI y el PAN son muy parejas.
Aunque a nivel nacional, pues se renovará además la totalidad de la Cámara de Diputados, alcaldías y congresos locales, el PRI lleva la delantera.
En Nuevo León, los candidatos Rodrigo Medina y Fernando Elizondo del PRI y PAN respectivamente se pisan los talones; y lo que podría hacer la diferencia para ganar la contienda, es la novedad, espectacularidad o ingenio de cada campaña.
Además de los millones de pesos que se sigan derrochando. Los que rebasarán a final de cuentas, en los dos casos, el tope fijado por el IFE.
Misma situación se observa en Sonora, donde los candidatos del PRI y del PAN van prácticamente de la mano en las preferencias electorales; no obstante que cada cual en sus respectivos mítines digan que van a la delantera.
Las campañas de los “primos” Alfonso Elías Serrano y Guillermo Padrés no se diferencian ni en gastos excesivos de campaña, ni en los discursos trillados que los dos exponen en sus presentaciones masivas; con los temas siempre recurrentes en las campañas a lo largo de la historia electoral de Sonora.
El caso de las mejoras laborales en la legendaria mina de Cananea, las obras de infraestructura hidráulica pendientes en la entidad, la erradicación de la pobreza, la educación, la salud y la vivienda son promesas de campaña que dejan de ser prioridad cuando se llega al poder.
Sobre todo cuando las nuevas autoridades se encuentran con recursos limitados que no saben administrar para bien de la colectividad.
Quizás por ello, porque son muchas las promesas en tiempos de campaña electoral, y escaso o nulo el cumplimiento de las mismas cuando se llega al anhelado poder, que en los últimos días el PRI retó a los candidatos a firmar ante notario público, todos los compromisos que se hagan en campaña; esto en el Estado de México.
Así, la entidad mexiquense sentaría las bases y el precedente para convertir, por primera vez en la historia electoral del país, en acto jurídico legal una promesa de campaña.
Y como casi todo lo que hace el PRI lo hace de manera institucional, para tal efecto se elaboró un oficio que fue enviado a todos los partidos políticos, para que éstos se comprometan a “suscribir la palabra y dejar de lado las falsas promesas”.
A la fecha, ningún partido y por ende ningún candidato ha firmado el documento que el PRI dirigió a todos los organismos políticos y sus aspirantes en campaña; para poner fin a los rollos sin sentido en los actos proselitistas.
Con todo esto, dentro de los discursos y el reto por ganar simpatizantes, para los candidatos el tema por excelencia en esta coyuntura debe ser sin mucho pensarlo el de la salud.
Y todo lo que esto conlleva para brindar a la población no sólo los servicios médicos que son un derecho consagrado en la Constitución Mexicana, sino además, garantizar la seguridad nacional en el campo de las epidemias y pandemias, como lo han hecho indistintamente naciones desarrolladas y en desarrollo.
Los recursos, se sabe, son insuficientes cuando se habla de servicios públicos; no así cuando se trata de desplegar campañas políticas; no obstante ello, ya existe una propuesta del legislativo para que en el próximo presupuesto federal se destinen mayores recursos a la salud, la ciencia y tecnología en materia de salud, que incluya recursos para reactivar la infraestructura nacional de investigación y desarrollo de vacunas.
De momento, los diputados, que finalizarán su cargo este 31 de agosto, solicitaron al ejecutivo enviar una propuesta de incremento presupuestal destinada a la investigación científica y tecnológica en materia de salud.
En este tenor, la Universidad Nacional Autónoma de México ya prometió al Ejecutivo federal ser la institución que elabore las vacunas y antivirales necesarios para enfrentar la contingencia sanitaria; si se le dota de dos millones de pesos, lo que vale el proyecto. Esta es una buena propuesta que redundaría en beneficio de la población de la academia mexicana y de la investigación nacional.