No quiero ni imaginar la preocupación con la que las madres, que trabajan, por necesidad, deben dejar a sus hijos en guarderías o estancias infantil. Llevar ahí a quienes más quieren, por quienes darían la vida y a quienes, abrigados, necesitan entregar temprano, para irse de prisa al lugar donde ellas trabajan, como empieza el cada día de muchas de las 11 millones 500 mil mujeres con empleo.
Y es que, desde ese viernes, a madres y padres nos cambió la percepción de la vida, por la tragedia en la guardería ABC de Hermosillo. En un galerón que, dicen, era guardería, sin salidas de emergencia, había 176 niños y un incendio mató a 44, dejó muy graves a 26 y a diez con lesiones de las que convalecen. Un padre y su hijo proyectaron una pick up y la estrellaron varias veces para abrir tres boquetes y rescatar a los atrapados. Otros vecinos, con un mazo, hicieron lo mismo, con la desesperación del momento. El infierno en que se convirtió la guardería consternó a todo el país.
Hemos visto, con un nudo en la garganta, los funerales y el sepelio, con globos blancos, de cada niño. Nos indigna, nos da rabia e impotencia el solo pensar en la negligencia de quienes se dicen cuidadores de niños indefensos, cuando no existen, porque no las hay, las más elementales normas de seguridad.
Hoy, cuando muchas familias aun viven la tortura de ver a sus hijos quemaditos en 80% de su cuerpo, me vuelvo contra las autoridades que permiten eso. Fue un accidente, sí, pero el precio de la negligencia es muy alto. Y
a quiero ver a alguna autoridad que vaya a decirle a estos padres que dos funcionarios ya renunciaron a sus cargos en la administración pública estatal, para facilitar las investigaciones. Hay documentos que nos ponen a pensar, aunque no queramos.
“Habiendo certificado que las instalaciones de la estancia infantil denominada Guardería ABC ubicada en Mecánicos y Ferrocarriles, en la colonia Y Griega dispone del equipo suficiente para la protección contra incendios y ofrece seguridad a la población civil y cumple con lo establecido en el artículo 19 del Reglamento de Prevención de Incendios y Seguridad Civil etcétera”. Firma: Roberto Copado Gutiérrez, director de la Unidad de Protección Civil Municipal de Hermosillo. ¿Le creemos? Entonces por qué usar una camioneta y mazos.
Los dueños, ahora resulta, también eran funcionarios. Antonio Salido Suárez y Alfonso Escalante Hoeffer eran el titular de Finanzas de la Secretaría de Desarrollo Urbano y el subsecretario de Ganadería de Sonora. Lo primero que hicieron fue aclarar que en 2001, al iniciar operaciones la guardería, ninguno era funcionario.
Ayer platiqué con Ernesto Cordero, titular de Desarrollo Social. Me dijo que no son iguales las guarderías subrogadas por el IMSS y las estancias infantiles de la Sedesol. Le explico: Las del IMSS las tienen estándares específicos, pero insuficientes y las particulares, mediante convenios, reciben derechohabientes sin lugar en las del Instituto. Sí me dijo que las ocho mil 296 de la Sedesol no son una bomba de tiempo. Que ellos tienen un modelo internacional de atención, muy distinto al de las guarderías. Por cada niño debe haber dos metros cuadrados y una mujer preparada para cuidar a ocho en educación normal y cuatro en especial. Que los cuidan madres de familia capacitadas y con el perfil requerido.
Todas las mañanas pienso en esas madres, porque los detalles los supimos hasta ahora: a 11 millones 725 mil 949 niños y niñas de meses a cinco años, 47 de cada 100 en esa edad, los cuida alguna institución federal. Y pensamos en ellos las ocho o diez o 12 horas de su estancia y al tenerlos con ellas les vuelve la vida. Y es que ya no queremos tener más tragedias: discotecas incendiadas, violencia en asaltos, muertas de Juárez.
Hoy pido pensar en quienes son el futuro del país. Que les garanticemos una vida segura. Que no haya impunidad y sí justicia. Pensemos que los hijos de hoy van a ser los padres del mañana y tendrán todo el derecho de reclamarnos, porque no buscamos, todos, un lugar seguro para ellos.
Nos da rabia pensar en la negligencia de quienes se dicen cuidadores de niños.