Muy pocas personas saben que Mónica Frassoni, presidenta de la fracción de los diputados Verdes ante el Parlamento Europeo expresó: “Estamos escandalizados, no entendemos cómo es posible tener el cinismo político del PVEM, que para ganar algunos votos rompa con los principios del ecologismo internacional”.
El Partido Verde Ecologista de México (PVEM) es un partido político de ultraderecha. En las elecciones federales del año 2000 formó coalición con el PAN consiguiendo la Presidencia de la República para Vicente Fox Quesada. Desde sus inicios, el Partido Verde ha sido motivo de numerosos escándalos.
Recordar aquel video de su presidente recibiendo fajos de dinero por realizar un tráfico de influencias para un negocio en Cancún. Originalmente, las propuestas ecologistas del partido lograron el apoyo de gente, hasta que se descubrió que su única mira era la corrupción y el dinero.
En las elecciones federales de 1994 y 1997 el partido incrementó notablemente su votación, con lo que logró posicionarse como cuarta fuerza política en México.
Recientemente (2008 y 2009) los Verdes han destacado por su campaña sensacionalista a favor de la pena de muerte.
Esta política les ha costado que el 10 de febrero del 2009 el Partido Verde Europeo retirara el reconocimiento al PVEM como parte de su familia. Fueron expulsados por deshonestos de una respetabilísima comunidad mundial.
La campaña a favor de la pena de muerte en México ha generado una vergonzosa disputa ideológica alrededor del mundo.
El Partido Verde Europeo, conformado por 36 partidos políticos nacionales, oficializó el rompimiento de relaciones con los mexicanos por considerar incompatible su actual postura con los principios básicos del ecologismo internacional.
En la calles de la ciudad de México se ven anuncios espectaculares, en paradas de autobuses y edificios que apelan a sentimientos como el coraje y la desesperación para favorecer la pena de muerte para asesinos y secuestradores.
Con toda esta manipulación de una opinión pública poco informada, los Verdes han ido ganando terreno, terreno que se convierte en dividendos económicos con dineros del pueblo.
Nadie ignora que el Verde es un negocio familiar muy lucrativo, la desfachatez y cinismo de sus líderes lo han demostrado sin recato.
Pero la mayor indecencia del partido, fue el haberle quitado al país, a su sistema político y a su juventud, la oportunidad de ver un partido nuevo, con ideas atractivas, actuales, novedosas, formado por gente joven, que viniera a remplazar a las vetustas estructuras que hoy se levantan con el poder. Era la oportunidad histórica. Ellos la cambiaron por dinero.
Estamos frente al momento que exige establecer un gran consenso por la reconstrucción de un país con moralidad, con transparencia en la gestión estatal, contra la corrupción tanto oficial como privada y que respete la autodeterminación y el derecho a la diferencia y fundamentalmente que le devuelva la moral a la política.
Existe sin camino una generación que anhela una ideología contra el Establishment, que condujera al simple hecho de mostrar que la posibilidad del cambio son realidades objetivas y operativas, tan reales como la economía misma, con un papel decisivo en todas las formaciones sociales.
Esta voluntad colectiva aspira asumir la ciudadanía social activa y demandante a través de un partido nuevo en todo sentidos.
La oportunidad tan necesaria como deseada, se cambió por monedas de oro.