Julio Ernesto Félix
De repente el ambiente se llenó de incertidumbre y en vez de observar indicios de que las autoridades electas en Cajeme y en Sonora ya están trabajando en su proyecto, lo que tenemos a diario son rumores de toda clase que se añaden a los rumores que veníamos escuchando en días anteriores.
Corren rumores, como decía aquella canción de Los Apson, y entre tantos decires, los más repetidos son aquellos que apuntan a un triunfo del PRI en su petición a los tribunales electorales para que anulen los resultados del 5 de julio. En este propósito van de la mano el PRI Sonora y el de Cajeme (¿cabría llamarlo el PRI Vargas?).
Acá en nuestro municipio como en la capital del Estado los priístas aseguran que los tribunales les darán la razón, que se deberán realizar nuevos comicios y que sus candidatos ahora sí triunfarán. La apuesta para absurda para la mayoría de los observadores, no necesariamente panistas pero sí con un poco de objetividad. Lo que reclaman los priístas es un absurdo, pero cuando uno los oye y conociendo el pasado reciente del Tribunal Estatal Electoral (TEETI) surge la duda y la inseguridad se apodera de todos. ¿Harán los consejeros del TEETI lo que hicieron unos días antes del 5 de julio cuando le quitaron al PAN su candidato para Caborca, en una decisión totalmente influida por el PRI Sonora? ¿Se hará sentir la influencia de un Consejo Estatal Electoral que dio múltiples muestras de estar adherido a los intereses del gobierno estatal?
Estas dudas permiten que los rumores florezcan y junto con ellos la arrogancia de algunos priístas que sueñan –porque necesitan soñar- en la revocación de las elecciones y en una nueva oportunidad para ganarlas.
Otro de los rumores más difundidos en estos días proviene de los priístas que ya no esperan un “reversazo” en el ámbito electoral, que ya han aceptado su derrota estoicamente, pero que se consuelan con un argumento también irrisorio: Aunque hayan perdido, muchos de ellos seguirán gobernando “porque el PAN los necesita ya que este partido, dicen, no tiene cuadros suficientes para la administración pública y los priístas funcionarios de hoy le harán el favor a los azules de enseñarles a administrar el municipio y el gobierno estatal”.
El rumor es risible, aún así cobra fuerza y no es raro ya que en algunas dependencias del Ayuntamiento de Cajeme como en áreas del Gobierno del Estado, los directores o “jefes” (así les gusta que los llamen) alimentan con fe ciega la esperanza de que aquí seguirán cuando menos en los próximos tres años pues son, aseguran, im-pre-scin-di-bles.
El jefe le dice a su subordinado: “Nos quedamos”, y éste a los empleados, y éstos lo difunden a los cuatro vientos. Así cada día son más los que apuestan a permanecer porque se consideran insustituibles. Y aunque también esta versión provoca risas y burlas del público, a ella se atienen aquéllos que quieren sobrevivir a como dé lugar.
El tercer rumor más difundido habla de la confabulación política entre el PAN y un poderoso priísta, disidente de última hora, quien fue –dicen- el que decidió el triunfo de varios candidatos panistas, incluyendo a Manolo Barro, y por lo tanto será dicho personaje quien imponga a varios de los primeros funcionarios de la próxima administración municipal. Hay señales públicas de que esto puede ser así, como la propuesta (imposición de terciopelo) por parte del Consejo Consultivo de Oomapasc para que se ratifique en su cargo al actual director. Decisión que en caso de llevarse a cabo confirmaría la sospecha que se teje sobre la verdadera causa del triunfo panista.
Así, los rumores cubren el escenario político regional y no dejan que la cordura se imponga, ganan cada vez más adeptos y desvían la atención de lo que verdaderamente está en juego: las cuentas que el gobierno saliente debe entregar al que viene, un tema en el que hay muchos interrogantes y varias sospechas.