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<i>Emilio Rabasa Gamboa</i>
Concluida la configuración de la Cámara de Diputados, con base en las elecciones pasadas, salvo por los ajustes resultado de la jurisdicción electoral, pasamos ahora al debate sobre la agenda legislativa correspondiente a la nueva Legislatura.
El senador Manlio Fabio Beltrones, del PRI, propuso un paquete de cambios de gran calado que conviene analizar no sólo porque abarca reformas al régimen político, reformas económicas y sociales, sino porque con el reposicionamiento de su partido como primera fuerza en la Cámara Baja y mayoritaria con el Partido Verde Ecologista, aunque en el Senado tenga el segundo lugar, pueden llegar a ser viables.
Comento ahora sólo las ocho reformas que a decir del proponente son “para la modernización del régimen político mexicano que facilite los futuros y urgentes acuerdos nacionales”. El enunciado de las mismas siempre comienza con la letra R, de ahí el título de este artículo. El análisis de las otras vendrá después.
Cuatro de las políticas, la ratificación del gabinete por parte del Senado, la reducción del tamaño de las cámaras, la rendición de cuentas con más facultades a la Auditoría Superior de la Federación, la reelección inmediata de legisladores y munícipes, se refieren a la estructura y funciones del Poder Legislativo; una, la reorganización del gobierno para que “funcione mejor y cueste menos”, al Ejecutivo; una al conjunto del poder estatal: la regulación económica moderna para la recuperación de la capacidad rectora del Estado; y dos a una mayor participación ciudadana con el referéndum y la revocación del mandato.
¿Cuál es el objetivo fundamental de las ocho R de Manlio? ¿Representan el trazo de una nueva ruta política incluyente de los ciudadanos (referéndum y revocación de mandato), un cuasiparlamentarismo (ratificación senatorial del gabinete, reelección y mayor rendición de cuentas) que le dé la puntilla al todavía excesivo y ya disfuncional presidencialismo y permita consolidar nuestra democracia ahora de baja intensidad?
¿O se trata del pragmatismo político que ha caracterizado al senador Beltrones, quien ahora considera que es necesario quitar el nuevo exceso de peso y grasa al Estado obeso (reorganización del gobierno federal y reducción de las cámaras del Congreso), para hacerlo más fuerte y eficiente?
No queda claro el principal objetivo a conseguir con las ocho R de Manlio.
Resaltan, sí, sus omisiones: el plebiscito, la iniciativa popular, los mecanismos efectivos para hacer valer los derechos de no discriminación y derechos indígenas, (artículos primero y segundo constitucionales), así como los derechos humanos, sobre todo ahora que termina el desastre de Soberanes en la CNDH (EL UNIVERSAL, primera plana del lunes pasado), y una principalísima, sin la cual las demás podrían ser letra muerta: el estado de derecho, mediante la correcta implementación de la reforma de seguridad y justicia que el senador aprobó en la pasada Legislatura.
Esta no se escribe con R, sino con la J de justicia.
