Por Angélica Beltrán
La pluralidad en la Cámara de Diputados no significa representación popular sino representación de los grupos de poder económico y político.
Lo social no tiene portavoz real sino simulado dentro del conglomerado de 500 legisladores procedentes de todo el país, postulados por alguno de los partidos políticos nacionales.
En esta recién instalada 61 Legislatura conformada por diputados de siete partidos políticos (PRI, PAN, PRD, PVEM, PT, Convergencia y Nueva Alianza) la representación ciudadana no existe como tal.
Ya que los partidos políticos se han conformado de tal modo que se deben a cúpulas políticas y grupos económicos; por lo que su ejercicio de “representación popular” no es otra que la de representar intereses ligados a jerarcas de la política y del ámbito empresarial.
Así, en la entrante legislatura encontramos representantes del presidente de México, de gobernadores estatales, líderes sindicales; y de dueños de las grandes empresas del país, que representan, eso sí, los poderes fácticos y/o mediáticos; y se resumen en las televisoras Televisa y Televisión Azteca.
Esta realidad se oculta detrás de los discursos políticos en los que se subrayan términos como “pluralidad”, “representación popular”, “democracia”, para hacer ver la pluralidad partidaria como sinónimo de representación de las masas.
Pero no es así, en los hechos los partidos representan intereses particulares de cúpulas y no intereses sociales.
De ahí que no resulta difícil comprende por qué los diputados de la pasada LX legislatura rechazaron incluir en la Reforma Electoral las candidaturas ciudadanas; a fin de que no sólo los partidos políticos tuvieran el derecho de postular candidatos sino también la ciudadanía. Pero ese punto fue reprobado.
En su lugar se realizaron en la ley electoral cambios poco relevantes. Y si bien la reforma electoral acortó los periodos de campaña, reguló tiempos en medios de comunicación y estableció topes económicos; dichos cambios favorecieron la equidad entre partidos; pero no abrieron la puerta a una real representación popular, a través de las candidaturas ciudadanas.
Representantes de los jerarcas
Así, encontramos que en esta recién instalada LXI legislatura, en un primer bloque los diputados Josefina Vázquez Mota, coordinadora de la bancada del PAN; Francisco Ramírez Acuña, presidente de la Mesa Directiva para el primer año de ejercicio; César Nava, Manuel Clouthier y María Dolores del Río, entre otros, ocupan un escaño para cuidar, no los intereses ciudadanos, sino los intereses políticos y partidarios del mandatario federal, Felipe Calderón.
En tanto que dentro de la fracción del PRI se observan visiblemente tres grupos que cuidan intereses distintos en lo particular; pero uno mismo en lo general, la presidencia de la república.
Una parte representa los intereses del ex presidente Carlos Salinas de Gortari, a través de Francisco Rojas Gutiérrez, coordinador de la bancada tricolor; así como de Andrés Massieu y Claudia Ruiz Massieu.
Otra parte representa los intereses de la líder nacional del partido, Beatriz Paredes. Entre estos se cuenta ella misma; además de Oscar Levin Coppel y Sebastián Lerdo de Tejada.
Dentro del grupo que repunta, el del Estado de México, cuida los intereses del mismo y en particular los del gobernador Enrique Peña Nieto, el ex secretario de Gobernación y ex gobernador mexiquense, Emilio Chauyffet; además de Ignacio Pichardo Lechuga y Humberto Benítez Treviño, entre otros.
La izquierda no es la excepción
El PRD juega bajo el mismo esquema. Y en la LXI legislatura de la Cámara de Diputados el sol azteca se divide en dos grandes bloques.
Uno tienen la consigna de cuidar la espalada del ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, y lo encabeza Alejandro Encinas, coordinador de la bancada.
También desde el PT, Gerardo Noroña y Porfirio Muñoz Ledo respaldarán al tabasqueño en sus proyectos rumbo al año 2012.
Para velar por los intereses del dirigente nacional, Jesús Ortega y su grupo de los chuchos destacan Jesús Zambrano, vice coordinador de la Mesa Directiva; Guadalupe Acosta Naranjo, Víctor Hugo Círigo y José Narro.
Diputados de Televisa y TV Azteca
Las televisoras nacionales que representan sus propios intereses, enviaron a la Cámara de Diputados para representarlas, a Ninfa Salinas Sada, hija del empresario Ricardo Salinas Pliego, y esta se ubica dentro de la fracción del Partido Verde Ecologista de México.
También para representar a los poderes fácticos en las negociaciones de la reforma a medios de Comunicación, para regular los contratos de publicidad, se reservó un escaño a Mariana Ezeta y otro a Lorena Corona.
En los hechos, la representación popular no permea en la Cámara de Diputados, no obstante lo que tanto se alardea al referir que existe en este órgano legislativo una pluralidad que es de aplaudirse y que muestra los frutos de la “democracia representativa”.
Una falsa democracia que muchos millones de pesos cuesta a los mexicanos, quienes en las elecciones pasadas no encontraron otra opción que anular su voto en las urnas. Un voto nulo por una democracia nula.