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Julio Ernesto Félix
Al final, como bien dice la nota en este portal, no hubo ninguna sorpresa. Guillermo Padrés y Manolo Barro fueron ratificados por el Tribunal Federal, como era de esperarse.
Y aunque esto se veía venir, todavía hasta el viernes anterior hubo mucha gente que dudaba sobre la legitimidad de los triunfos de Elías y Barro. Porque en la práctica eso era lo que buscaba el PRI al armar tanto alboroto: Quitar legitimidad a los gobiernos panistas en el Estado y en Cajeme, para de esta manera salvar el honor después de la desastrosa derrota que extinguió al PRI Sonora.
Hoy todo esto queda en el pasado y de aquí en adelante hay que fijarse más en las acciones de los nuevos gobernantes. Como lo dijimos aquí hace algunas semanas, los panistas que nos gobernarán no encabezan a una clase política deslumbrante, más bien se ve igual de mediocre como la que acaba de irse. Pero la nueva clase gobernante tienen la ventaja de ser una incógnita, si bien algunos de sus integrantes ya poseen un currículum público algo conocido.
Pero en lo que realmente cuenta, las acciones de gobierno, esto apenas empieza y si bien merecen el beneficio de la duda, no será por mucho tiempo que nos resignemos a permitir errores o que avalemos decisiones mal tomadas sólo porque los recién llegados merecen un tiempo de gracia y además están de “luna de miel” con la sociedad sonorense.
Acá en Cajeme la administración de Manolo Barro tiene todo a su favor para convertirse, como lo dice él mismo, en la mejor de la historia local. Con un Gobierno del Estado panista, la situación pinta atractiva como no lo fue para los gobiernos de Adalberto Rosas y de Jesús Félix Holguín, los alcaldes panistas que antecedieron a Barro.
Rosas y Félix Holguín salieron bien librados como alcaldes de oposición, gracias a las habilidades de cada uno de ellos. Quizá sus administraciones hayan tenido puntos débiles, es cierto, pero en el terreno donde se movieron, con gobiernos del estado priístas que todo regateaban y condicionaban, amén de lo que les negaron abiertamente, en ese terreno Rosas y Félix Holguín se movieron con habilidad, como truchas difíciles de atrapar.
La situación en la que llega Barro a la alcaldía es totalmente diferente. Tiene todo a su favor para que el PAN se luzca en Cajeme y alcance por fin una continuidad necesaria dentro de tres años para consolidar la obra que inicia a partir de ahora.
Para Barro una sugerencia final:
Si quiere evitar problemas mayores, debe rodearse en su equipo de gobierno de puros panistas, es decir, de la gente que estuvo con él en la campaña.
Además de ser esto una medida de justicia elemental, porque regresa la solidaridad que recibió, es una estrategia casi obligada.
Si cae en la trampa de hacerse “muy incluyente” y llamar a gente que no se la jugó con él, pronto caerá en el hoyo donde cayó Javier Lamarque: Sin el apoyo de su partido ni de los oportunistas que invitó a su gobierno. Y ambos pelearán por destruirlo a él. Que le pregunte a JLC.
Es una sugerencia. Barro sabrá lo que hace.
