Los últimos años de mi abuela Isaura, en relación a lo que ahora entrego, la prensa, puedo de alguna manera circunscribirlo a su pasión por la lectura de las noticias del puerto de Veracruz, y en especial a lo publicado por “La tarde”, un tabloide que adelantaba la información que al día siguiente publicaría más detalladamente “El Dictamen”, su hermano mayor de la empresa.
Al igual que las mujeres de su tiempo, con este periodiquito vespertino, mí abuela se empapaba de las últimas noticias del acontecer social porteño, y casi podría decirse que esperaba con ansias la llegada del voceador, con su muy característico grito de ¡Tardeé!, grito estentóreo que hacía que los chamacos saliéramos corriendo, con el tostón en la mano, al encuentro del voceador.
Pero, como señalo en el título de esta entrega, mi abuela falleció en septiembre del 72, cuando el Internet que ahora conocemos, era un proyecto militar que inicialmente en 1968 enlazó a algunas universidades de EUA, y que para la fecha en que mi abuela falleció, ya enlazaba a cerca de 200 universidades mundialmente.Lo de la www, que ahora todos utilizamos, es historia harto conocida.
Bien, físicamente mi abuela ya no está más con nosotros sus nietos, bisnietos y tataranietos, pero su hija, mi madre con sus 90 años si, como herencia tecnológica ella si ha alcanzado a disfrutar las bondades de echarse un clavado a la red de redes, y de utilizar esa maravilla que es el Messenger.
Mi madre, doña Josefina Riande., con dificultad, pero se conecta al mundo a través de la red de redes.Sus bisnietos Alan, Pablo y Luisìn, se turnan para llevar a su bisabuela a navegar por el intrincado mundo de la red. Ya el lector podrá imaginar, a Luisín, un chico de 7 años, tratando de soportar a mi madre, con la lentitud propia de quien está llegando por vez primera a la sofisticada tecnología, en comparación con su vertiginoso aprendizaje del medio tecnológico que ha heredado.
Y bien, volviendo a mi abuela, ella era feliz y disfrutaba las cálidas tardes porteñas, en la banqueta de su domicilio, Alacio Pérez entre Díaz Mirón y González Pagés,meciendose en su sillón tlacotalpeño ,de cedro y tejido de mimbre, considero que hoy día, ella tal vez hubiera cambiado su sillón y la sombra de los almendros, por la maravilla de la prensa en línea y por qué no, con la comodidad de una laptop en el patio de su casa, con un fondo musical de chachalacas, gallinas, canarios y cenzontles.
Mi abuela no alcanzó a conocer, que hoy en día, los periódicos llegan a nuestra casa vía Internet, que en una pantalla podemos ver la portada del periódico de cualquier estado de la república e incluso del resto del mundo.
En este sentido, debo llamar poderosamente la atención de los interesados hacia el periodismo, para descubrir las bondades de ciertos portales o páginas especializadas, como es el caso de http://www.kiosko.net.mx, portal interesante que permite el acceso a los principales diario del mundo., y que en el caso nacional, permite accesar rápidamente a los contenidos de periódicos y diarios de 24 estados y del DF.
En este sentido, ya me imagino a mi compadre Kiki de la Jardines del valle, sentado tranquilamente en su poltrona favorita, con laptop en las piernas, como buqui preparatoriano, revisando el acontecer social de su querido Coahuila Él no lo sabe, pero ahí a la mano, están “Zócalo”, “El Siglo de Torreón”,”La Opinión”,”El Diario de Coahuila” y “Vanguardia”.
En el caso del acontecer local, mí compita, ya no tendrá que molestarse en ir tempranito a comprar El Imparcial, pues ahí mismo en dicho portal, encontrará la versión digital de éste y otros diarios más.
Pero alguien ha de preguntarse, pero si me meto a las páginas de los periódicos para leer lo que pasó ayer, pues algunos portales con el síndrome de paquidermos reumàticos, no cambian la información, ¿cuál es el chiste? Ante esto, debo comunicarles que no, esta maravilla de portal, presenta, aunque Ud.no lo crea, las portadas actualizadas del día, de todos los diarios nacionales.
Ya me imagino, a mis cuates del tenis, Mateo y Armando interesados en conocer que pasó con sus amistades de “El Cascajal” o de “El Chairel”, o bien conocer cómo anda el precio del “Dioseño” para la exportación. Pues simplemente tendrán que accesar en la comodidad de su restaurante favorito, ahí bajo una palapa y acompañando su pargo al mojo de ajo y una cerveza, para transportarse vertiginosamente a las páginas de”El Sol de Tampico”,”Última Hora”, o “Milenio”, o bien en el caso de Durango, leer a distancia “El Siglo”.
Como se puede obviar, lo que mi abuela no alcanzó a ver, hoy en día es una maravilla que nos acerca al mundo, que nos posibilita la tarea de tratar de describir el acontecer social, y nos aporta algunos parámetros de medición.
Mi abuela se adelantó a los tiempos de la comunicación en línea, o digamos que vivió otras circunstancias más tranquilas. No obstante, aprendí de ella esa perseverancia de ligarse al mundo a través de la prensa, de la obligada lectura diaria del palpitar social a través de la prensa impresa.
Pero pese al confort que brinda la prensa en línea, soy de la idea de que la prensa física, esa que diariamente llega a nuestras casas y nos provee de información, persistirá por largo rato, para un gran sector del público alejado de las bondades del mundo tecnológico, ese gran sector de la sociedad que disfruta todavía el contacto con el papel y el penetrante olor a tinta.
Para terminar, retomo las palabras de Buñuel, en sus memorias “Mi Último Suspiro”, donde, palabras más, palabras menos, textualmente cita:
”Si me dieran la oportunidad de volver a vivir, saldría de mi tumba, llegaría al puesto de la esquina para comprar los periódicos, leerlos y regresar a la tranquilidad de mi sepulcro.”