A mi querido amigo Martín Villa, esperando que tome cartas en el asunto, por su amor a Cajeme.
“Un país, una civilización, se puede juzgar por la forma en que trata a la naturaleza”.
Mahatma Gandhi
Ecología, según una de las 3 definiciones que da el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, es “la defensa y protección del medio ambiente”. En Cajeme, parece como si este concepto fuese en un sentido diametralmente opuesto. Por toda la ciudad hay muestras de un desprecio por la naturaleza. Tala indiscriminada de árboles (como los entrañables yucatecos de la central camionera, que albergaban cientos de nidos con pájaros); desperdicio abundante de agua (regando varias veces al día el camellón de la avenida Náinari, incluso cuando llueve a cántaros); basura por todas partes (como en el predio comprendido entre la Jesús García y la 200 ¡en plena avenida París!); cadáveres de perros y gatos a la orilla de la carretera internacional, y por casi cualquier calle que van desapareciendo hasta quedar reducidos a manchas bajo las llantas inmisericordes de los automóviles; olores fétidos que emanan de las bolsas de basura colgadas de los árboles en las banquetas de casi cualquier colonia; heces fecales de perros (no callejeros) a os que sus amos sacan a pasear y a defecar en casas ajenas o en los parques y jardines públicos, sin que nadie diga o haga algo, sin que nadie proteste. En fin, suciedad, descuido y negligencia hacia el entorno natural en la que alguna vez, hace casi 20 años, fuese catalogada como la ciudad “más limpia” el país.
¡Ah! Pero eso sí: las señoras de clase media y alta, lavan sus banquetas a diario a manguerazo pelón (sin mencionar sus camionetotas); se quejan, como una vecina mía, del a Bella Vista, con las cuadrillas de limpieza, de que los árboles “estorban” la visibilidad y que además algunos (como el hermoso mezquite inclinado frente a mi casa) son “muy feos”, porque están “chuecos” –dice. O porque tiran muchas hojas y “ensucian” mucho. ¡Los árboles no ensucian ni estorban a nadie! ¡Nosotros estorbamos, contaminamos y ensuciamos y producimos toneladas de basura per cápita al año! Por cierto, esa señora, acaba de abrir una librería “cristiana” frente a mi casa. Se llama nada más y nada menos “San Francisco de Asís” ¿Sabrá esa mujer quién fue San Francisco? ¿Sabrá que amaba profundamente la naturaleza y que escribió sus “florecillas” precisamente dedicadas a las aves, a las flores, a los árboles y a los animales? Lo dudo.
Pero ¿A quién hay que responsabilizar de estas acciones sigan llevándose a cabo todos los días? ¿Quién o quiénes son responsables directos de esta barbarie? Me gustaría decirles varias cosas en su cara. ¿“Imagen urbana” es el nombre de la dependencia responsable? ¿Cuál imagen urbana? Las calles del centro están llenas de basura, los dueños de edificios viejos, en lugar de restaurarlos (si es que sienten algo de amor o de afecto por ellos, ya que son herencia de sus padres), los tienen en el absoluto abandono y son nido de ratas y malvivientes. El lema parece ser “Bien vendidos o bien podridos”. ¡Qué tristeza! Edificios cuyas fachadas hablan de tiempos gloriosos de Cajeme, reducidos a enormes basureros. ¿Es eso querer a Cajeme?
¿Quién quiere, en serio, a Cajeme? Alguien que se diga orgulloso de un lugar, no lo maltrata, lo cuida. He visto a personas arrojar basura a la s calles por las ventanas de sus carros (publiqué un artículo al respecto hace un par de meses) a plena luz del día y cuando uno se atreve a señalárselos, lo ofenden, lo insultan y casi lo golpean. También he sido testigo (¡en mi propio jardín!) de gente que saca a defecar a sus perros a las casas de otras personas y no recogen las heces. Y cuando ven que uno sí recoge las de sus perros, todavía tienen el descaro de preguntar: ¿No le da asco recoger la popó? Yo les digo: Me da más asco pisar una o inhalarla, porque cuando se secan las heces, como todos saben, las respiramos. Las partículas vuelan hasta nuestra propia ¡comida! Sí señor y señora. Créanlo. ¡Comemos caca de perro todos los días en nuestras casas limpísimas! Porque las partículas son tan pequeñas, que se introducen incluso a través de los resquicios de puestas y ventanas.
Así las cosas, el panorama ecológico en Cajeme luce desalentador. No tenemos ni siquiera un relleno sanitario. En una ciudad que produce cientos de toneladas de basura al día, ¿no creen ustedes que es absolutamente prioritario? No existe una promoción en los medios masivos respecto del manejo de los residuos. Se debe promover, difundir, pero sobre todo, aplicar, la separación de la basura en orgánica e inorgánica. Pero, si no hay un relleno sanitario, ¿qué caso tiene? –pensamos.
Debemos exigir, todos los que sí queremos a esta ciudad en serio, a las autoridades, al gobierno municipal y a los legisladores, que promuevan, difundan y, más que nada, prediquen con el ejemplo cuidando el medio ambiente. No es posible que Ciudad Obregón haya sido inspiración de un número de la revista National Geographic como la ciudad más contaminada del orbe (debido, principalmente, al uso excesivo de fertilizantes). Todos aquellos que han llenado sus bolsillos con esta tierra maravillosa, deberían ser los principales inversionistas en la promoción de una cultura ecológica entre la población. Así le devolverían algo de lo mucho que le han quitado.
Un lugar que desprecia lo natural en aras de lo artificial, lo antiguo en aras de lo moderno (aunque sea de muy mal gusto, como podar las copas de los árboles en forma de cubos, cuando son mucho más hermosos cuando crecen naturalmente). Una ciudad sin árboles, sin parques y sin jardines, sin áreas verdes, es reflejo de una sociedad brutal, bárbara e ignorante. Una comunidad que prefiere derribar árboles so pretexto de que “estorban” a cambio de una enorme cochera para sus horribles pedazos de lata (que eso son los carros, al menos para mí) y que, además, esos SÍ contaminan, y mucho.
Ojalá y la actual administración haga algo al respecto. Que promuevan, difundan, ejemplifiquen, lo que es el respeto por el entorno ecológico. Que no sólo se enfoquen a ciertos sectores de la ciudad (el sur también existe, como diría Serrat). Que comiencen, sin más preámbulos, a construir un relleno sanitario. Que difundan spots en radio y televisión acerca del manejo de la basura y la separación de ésta, Que den muestras, en fin, de que en realidad aman a su ciudad.
Ilustro este artículo con una foto que tomé la semana pasada del lote baldío de la París, a ver si sus dueños reaccionan. Ojalá.
Teresa de Jesús Padrón Benavides
Teresa_padron@hotmail.com