En Nuevo León, por lo visto, sus habitantes prefirieron invocar a la conciencia de quienes de un tiempo a la fecha la tienen convertida en tierra sin ley y salieron a las calles en busca de paz y de que le sea devuelta a la antigua sultana la tranquilidad y la concordia de que alguna vez disfrutaron. Dejaron a un lado los buenos oficios, de palabra, de que echó mano el gobierno federal al enviarles a su secretario de gobernación, Fernando Gómez Mont que lo único que llevó a los neolenses fue su buena voluntad y el pésame presidencial para las familias de los estudiantes caídos, según el parte de guerra rendido por la marina, entre el fuego cruzado de sus elementos y los sicarios, lo que entre otras cosas, desmiente la primera versión de los federales.
Calderón, en tanto, quiso aprovechar, tal vez, el arranque de Semana Santa y los días de guardar que ya iniciaron pero en vez de tomar las calles tomó el micrófono para pedirnos a los mexicanos que ya no hablemos de la realidad que ocurre en casa y de la que nos dan cuenta, día a día, los propios partes de guerra que nos rinden las fuerzas del orden, dedicadas por completo, ciertamente, al combate y al flagelo del que también son parte los vecinos del norte. A mi en lo particular, por ejemplo, me hubiera gustado decir en estos apuntes que se escriben en domingo que en la semana anterior se vivió una jornada distinta a las que hemos venido padeciendo desde inicios de año, pero la verdad es otra. Y muy cruda. Pese a los esfuerzos de Calderón y su gabinete de seguridad porque ya no se hable mal de nuestra patria, la jornada de ayer, para no ir muy lejos, cerró con tan solo 39 muertes a nivel nacional, nueve en el estado de Chihuahua y apenas dos días atrás, en Santa Catarina, Nuevo León, el director de Seguridad Pública de ese municipio fue asesinado en compañía de su hermano a bordo de la patrulla que estaba a cargo del primero. Los dos fueron decapitados y la patrulla fue pintarrajeada con la sangre de las víctimas en un claro indicio que reafirma lo dicho en días pasados por la Secretaria de Seguridad Interior de Estados Unidos, Janet Napolitano al decir que ya no había Estado de derecho en Juárez; ahora la mancha se extiende a Nuevo León y aporrea y amenaza a los estados vecinos como Sonora y Sinaloa, a punta de AK 47 y otras sofisticadas armas. Y así, pues de plano, ni como ayudarle al michoacano.
Por el mismo tenor están las declaraciones de los senadores priistas Carlos Jiménez Macías y Adolfo Toledo quienes en este sentido le aclaran a Calderón que la única manera de que cambie la percepción que se tiene de México como país hundido en la violencia es que se resuelvan los problemas de inseguridad que se viven a lo largo de la república. En opinión de los legisladores, la imagen de México no puede cambiar, no es un asunto de que se hable mal de México, es que las cosas van mal en México. Para los senadores, es un hecho que no se puede tapar el sol con un dedo; el tema de la inseguridad es terrible, el combate al narcotráfico no ha tenido los resultados que se ofrecieron.
FIERRITOS EN LA LUMBRE.
En donde también siguen sin salir las cuentas es por rumbos de Seguridad Pública de Cajeme por más cambios que trae en el tintero su titular, aquí en Cajeme, Víctor Landeros el que ahora anda por desaparecer la llamada Dirección Operativa a cargo de Jesús Navarro Salas en un afán, dice el chapo, de que no se entorpezca la comunicación entre subordinados y la dirección a su cargo. Ciertamente, el tal cargo de Director Operativo no aparece en el organigrama de la dependencia, pero si ese fuera el caso, tampoco aparece el llamado “puma”, que es una especie de supervisor y, peor aun, desde inicios de la administración estaba a cargo de alguien que ni siquiera aparecía en la nómina y firmaba y cobraba como agente de la Policía Federal Preventiva. Me refiero, por supuesto, a Guadalupe Zamora, a quien la tropa bautizó como el capitán “chisguete” y que ya fue dado de baja, tras la presión ejercida por algunos regidores que le hicieron ver a Landeros la violación a ley en que había venido incurriendo al sostener a Zamora en el cargo. El referido puesto sigue en operación, pero al menos ahora lo ejerce un policía de carrera que siempre ha pertenecido a la corporación como es el caso del agente Roberto García Guerrero. Pero las estadísticas que no mienten, siguen pidiendo a gritos, a alguien con verdadera vocación en el cargo de jefe de policía como tal es el verdadero cargo de los llamados directores o secretarios de Seguridad Pública, porque las cosas siguen de mal en peor en cuanto a robo a mano armada, robos a casa habitación y los constantes robos de vehículos en los estacionamientos comerciales y los alrededores de los campus del ITSON, el Mercado Municipal, el propio Palacio en donde la vigilancia sigue brillando por su ausencia. Por lo demás, no resta más de que desearle que tenga usted unas muy felices vacaciones y un regreso por igual placentero. Y ya lo sabe, si maneja, por favor, de plano no ingiera bebidas espirituosas y nombre mejor al conductor designado. Es por el bien de usted y su familia. Sugerencias y comentarios; premiereditores@hotmail.com o al celular, 6449 97 29 72.