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Del incidente – o, qué te gusta más, lector?— incursión, atropello, burla, guaza, ocurrido en las instalaciones de la PEI en Magdalena en donde 25 sicarios --- ahora con letra, para que no haya lugar a dudas; veinticinco, no dos ni tres; 25 hombres que circulan a bordo de varios vehículos que nadie “ alcanza” a detectar y tienen toda la oportunidad del mundo para llegar ni más ni menos que a la base operativa de la PEI en donde además despacha el agente del Ministerio Público. Aquí, justamente aquí, detente columnista para hacer otra pertinente aclaración: No fue a la casa del gordo mantecas ni con doña Chuchita la bolseada o al changarro “ denque el Miguel” el aguajero, a donde llegaron los esbirros.
Por supuesto que no fue ahí. Va de manzanitas por si quedó alguien por ahí que haya tenido alguna duda con el número 25. Los 25, uno tras otro hasta contar 25, llegaron, te digo, a la casa en donde la mayoría de quienes llegan ahí, van en busca de justicia porque es ahí precisamente en donde despacha el representante de la ley, el señor agente del Ministerio Público y éste a su vez, cuenta con un grupo de agentes que le ayudan en sus tareas de procuración de justicia. Hasta ahí llegaron los 25, esos que ni un solo agente de tránsito, ni un solo agente de la municipal, ni un solo agente de la PEI advirtió que anduvieran por las calles de Magdalena, como Pedro por su casa.
Del incidente en cuestión, te decía, antes de agarrar monte con los 25 de a caballo, que tampoco llegaron a caballo sino en potentes unidades blindadas, me hubiera gustado haber escrito algo rescatable, como haber dicho, por ejemplo, que en cosa de segundos, luego de la denuncia puesta por el propio agente del ministerio público ( digo, quién si no él, para hacer la respectiva denuncia o, ¿ también irá a hacer lo que hace la mayoría de los inermes ciudadanos que mejor prefieren guardarse el atropello antes que ir a perder su tiempo en inútiles vueltas y declaraciones que nunca llevan a nada? ) el norte del estado se “nubló” de agentes en busca de la expedición punitiva, pero, no. Nada de esto refiere el escueto boletín salvo, eso sí, la enorme barrabasada, infaltable en estos casos que, de seguro, ha de tener muertos de la risa a los 25 forajidos del río frío.
No te lo pierdas porque está como para Ripley y en un descuido, hasta para mandarla a un concurso de la bobada más grande del mundo.
Y estas son dos, no una.
Empiezo con la primera.
La primera es la amenaza que hicieron los barones de la Cosa Nostra en el sentido de matar a los agentes ahí comisionados toda vez que éstos interfieran en sus actividades ilícitas. Las de los camorristas, por supuesto. La de los otros ni quien diga nada.
Y espérate. Ahí va la segunda. Transcribo textual: “ En el comunicado se informó que la amenaza obedece a las acciones de vigilancia que llevan a cabo los elementos de la Policía Estatal Investigadora en la zona”.
Para cuántos minutos de risa te gusta semejante bobada?
Pero vamos a dar por hecho que los señores jefes de los 25 que estuvieron de visita en la base de la PEI,-- porque seguramente que de esto hay más responsables y los señores, por más finta de montoneros que tengan no se mandan solos – sí se hallan molestos ante el constante acoso de que son objeto por parte de la celosa intervención de nuestros aguerridos aguiluchos integrantes de la PEI.
De ser esto cierto, ¿Qué no bastaría haber levantado a tan solo uno de ellos para que fuera y dejara el recado de que “ el señor” estaba molesto porque no le dejan trabajar a gusto en su plaza? Digo, porque si se llega al extremo de ir, todos en bola, uno tras otro, hasta contar 25, a la misma sede de la oficina policial, cuantimás fácil es disponer de uno solo de los agentes.
Y suponer que para dejar tal recado el jefe requiere de veinticinco hombres armados pues la verdad es que aquí y en China sería tanto como menospreciar su capacidad intelectual. O como dicen en el pueblo:
Pues ni que no fueran tan pendientes!
FIERRITOS EN LA LUMBRE
Lo que si es un hecho es que la mayoría de las familias la pensarán dos veces antes de aventurarse por los caminos que llevan a la sierra sonorense o a las clásicas incursiones por Yécora o Tesopaco, como se acostumbraba antaño en estos días de vacaciones. Y no es precisamente por cuestiones de alcohol o que las carreteras estén llenas de cafres, sino el olor a muerte y violencia que se percibe por aquellos rumbos. Ni modo, se acabaron aquellos tiempos de tranquilidad en la que resultaba toda una delicia encaminarse con rumbo a la estepa sonorense…No vaya a ser que, como dijo en días pasados nuestro flamante secretario de seguridad Pública Estatal, Ernesto Munro, pequemos de confiados y nos pase lo que al pobre ex sub director de policía en Nogales, quien murió acribillado junto con su escolta, en los momentos en que por confiado, circulaba en las calles de Nogales a bordo de su unidad oficial. Usted les entiende? Y ni modo de llevarlo de nueva cuenta ante los legisladores para que explique lo del exceso de confianza. En todo caso que le explique a Padrés, su jefe directo y a los familiares de las víctimas que el funcionario murió por confianzudo. Y finalmente, la verdad que no sorprendió a nadie la urgente descobijada, destapada o salida del closset que se dio el cantante boricua Ricky Martín cuando en días pasados reconoció que de antaño se ha dedicado a ejercer la vida loca. Pues como dijo el otro; aquel que esté libre de sospecha que tire la primer peineta! Y si ya se aventó el primero, como quiera se desgrana la mazorca!.
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