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Jorge Agustín Lizárraga Rocha
Ya hacía más de 15 años que no visitaba ni el Estado ni la capital de Chihuahua. Tuve oportunidad de regresar después de tanto tiempo y me sorprendí por la calidad de esta ciudad.
Pude darme una vuelta por la ciudad, sorprendentemente extendida, pero bien comunicada por sus grandes boulevares, cuentan con una planta de tratamiento de aguas residuales de primer mundo, una serie universidades también de primer mundo y una calidez de la gente que te hace sentir que no saliste de tu propio terruño.
Tuve la oportunidad de saludar a parte de mi familia y a otros tantos que no conocía pues solamente tienen 12 años; me recibieron como si me conocieran de toda la vida. Así es la gente de Chihuahua.
En esos boulevares me llamó la atención ver letreros en donde dice “Gracias por cuidar los huizaches” en uno y en otro “Gracias por cuidar los álamos”, ya se ven estos árboles fuertes, al preguntarle al chofer del taxi en el que viajaba
¿Cuánto tiempo tienen estos árboles?, me dijo que cinco años, y sin que yo lo indujera me dijo que él en lo personal criticó cuando los empezaron a plantar, por quién sabe qué razones, pues lo consideraba un acto político de la administración en turno, pero que ahora se daba cuenta de lo importante que fue el que lo hicieran y sobre todo el que los ayudaran a crecer sanos.
En ese momento pensé en la propuesta que hemos hecho algunos desde hace alrededor de 6 años: el que hicieran un corredor de árboles a lo largo de la Calle California desde el Bordo Prieto hasta Villa Bonita. Mi crítica es la siguiente: por razones políticas no lo han hecho, o quizá por falta de planeación al no saber, aparentemente, qué tipo de construcciones se harán a lo largo de esta vía o algunas otras razones desconocidas por la mayor parte de la ciudadanía. Ojalá y se decidan pronto y en menos de 5 años tendríamos un corredor de árboles como los que tienen en la ciudad de Chihuahua.
Otro aspecto que me llamó la atención es el interés por la temática ambiental, en lo personal fui a dar un curso al Tec de Monterrey sobre Auditorías Ambientales, al que asistieron personas de otras universidades, de industrias tanto de la capital como de otros municipios cercanos y otros no tanto; al comentar sobre el interés de los ciudadanos y de los productores en la temática ambiental la respuesta fue que no nos queda de otra más que proteger los recursos naturales, pues en un estado como Chihuahua no se pueden dar el lujo de descuidarlos.
Otra vez me acordé de mi querido Cajeme, adonde no he podido dar un solo curso sobre temática ambiental desde hace varios años, por la falta de interés de los productores que se asustan al tocar este tema pues piensan que sería un estorbo y al proponérselos no apoyan la idea.
Finalmente, me tocó escuchar a lo lejos y no tanto, el ruido de disparos de metralletas, lo que me provocó un sobresalto que nunca había sentido. No vi ni me enteré sobre la razón del tiroteo y la mera verdad ni pude ni quise investigar; sin embargo es obvio que a alguien le estaban disparando buscando privarlo de la vida.
Es en este aspecto en el que Chihuahua la Ciudad se ha vista afectada de manera muy negativa, me comentaron varias personas que ya no es conveniente andar en la calle después de ciertas horas de la tarde-noche, aunque muchos sienten que a ninguna hora del día se sienten con la confianza suficiente para salir, cosa que les causa una gran tristeza, pues no es esa la ciudad a la que estaban acostumbrados.
Algunos optimistas sin embargo dijeron que eso ha venido a fortalecer la comunicación familiar, pues al no poder andar en la calle se han tenido que volver a reagrupar las familias y se han fortalecido los nexos entre hijos, hermanos y padres, pues al caer la tarde-noche lo mejor es organizar reuniones familiares y evitar los sitios públicos.
Con estos comentarios me volví a acordar de la situación en mi querida Ciudad Obregón, adonde también he escuchado el ruido de disparos de metralletas, pero solamente a las 12 de la noche del 31 de diciembre de años pasados, en el paso del 2009 al 2010 no los escuchamos gracias a Dios.
Ojalá y sepamos mantener esa calidad de vida de nuestra ciudad y que la seguridad la sepamos fortalecer desde el seno familiar.
Ojalá y pudiéramos fortalecer los nexos entre hijos, hermanos y padres organizando al caer la tarde-noche reuniones familiares sin necesidad de que nuestros hijos anden en la calle innecesariamente.
Ya en el viaje de regreso de Chihuahua a Ciudad Obregón, vía Guadalajara, pensé en que ojalá y pronto pueda volver al Estado Grande y poder conocer o revisitar sus sitios históricos, turísticos y de convivencia que hace alrededor de 15 años tuve la suerte de conocer.
