Por lo visto ni Luis Echeverría a quien le tocó ser el anfitrión de los países del orbe cuando tuvo lugar aquí, en México el mundial de 1970 se había tomado tan a pecho el papel protagónico que ha asumido Felipe Calderón en esta copa del mundo en la que, como en todas ocasiones (apuesta de por medio, triple contra sencillo ) habremos de jugar como nunca y a perder como siempre. Bueno, ni cuando asistió al campo Marte, (en uno de sus primeros actos de gobierno ) don Felipe se había encasquetado la casaca tricolor como lo ha venido haciendo hasta ahora, a tal grado que se ha habilitado la figura del vasco Aguirre, el técnico de la selección nacional, para convertirlo en la voz y la figura señera de la Presidencia para recordarnos a los mexicanos que ya pasamos del “ ya merito” al “ si se pudo”, como si estuviéramos en presencia de puros llaneros en la próxima justa futbolera que tiene lugar a partir de este viernes.
Y la verdad es que nada de esto estuviera mal, sin embargo, dadas las actuales circunstancias en que sobrevive el país, siento que habría sido suficiente una honrosa ceremonia en la que el primer mandatario hubiera despedido a nuestra selección, ahí mismo en el aeropuerto internacional de la ciudad de México, si se quiere, en vez de los Pinos, como ha sido la costumbre y tan tan. Por supuesto, sin dejar de lado los infaltables mariachis, las porras del guacherío aficionado y toda la parafernalia que acompaña a este tipo de acontecimientos, incluido el manto guadalupano, como tenía que ser, faltaba más. ¿ A quién mejor encomendarse que la virgen del Tepeyac en espera del milagro que evite la vergonzosa descalificación que nos vuelva de nuevo a la realidad de golpe y porrazo?
Ahora que si la intención es envolver la realidad mexicana en el manto de la hipocresía y la supuesta euforia futbolera, pues vamos olvidándonos de los tantísimos asuntos pendientes y que viva el mundial. Al carajo con el asunto de los padres que claman justicia por la muerte de los 49 infantes de la guardería ABC de Hermosillo y olvidemos de momento que millones de mexicanos sobreviven de milagro en las cada vez más extensas zonas de marginación y extrema pobreza que se levantan a lo largo del país y al grito de gol, terminemos de una vez con los brazos extendidos y de rodillas ante las mafias del crimen organizado que de tiempo atrás mantienen secuestrado al país y al jefe Diego, al grito de ¡ sálvese quien pueda!.
Por cierto, con la anticipada huida, perdón, partida de Calderón con rumbo al mundial, se comprueba el completo distanciamiento que de tiempo atrás existe entre el mandatario y el jefe Diego Fernández de Cevallos, pues sólo así se explica que mientras que éste sufre el cautiverio ( en el mejor de los casos ) de que es objeto por parte de sus captores, el jefe de las fuerzas supremas y quien se dijo ser uno de sus principales amigos, se encuentra desde ayer ubicado en palco de primera fila en espera de que el vasco Aguirre haga efectiva la perorata que nos sigue aventando en los spots del tianguis de valores y, que va de nuez, se estará extinguiendo conforme vayan cayendo las derrotas de la escuadra azteca.
Y los mineros de Cananea?. También, que se esperen. Además, qué no fue Cananea, cuna de la Revolución en la que, actos como el que recién acaban de protagonizar las fuerzas federales con el desalojo de los mineros, fueron el caldo de cultivo que detonaron el movimiento armado de 1910?
¿Qué mejor escenario, pues, qué mejor acción para celebrar el primer centenario de la revolución reeditando los sangrientos hechos en los que en vez de Rangers, aventamos un puñado de federales en contra de nuestros connacionales en huelga.?
FIERRITOS EN LA LUMBRE
Pues con la novedad de que el hampa organizada ya puede dormir tranquila. Dijo mi ama que siempre no y resulta que el cuerpo élite de la policía municipal de Cajeme, el URT (Unidad de Reacción Tardía) siempre se queda con todo las constantes quejas de abusos y vejaciones que existen en su contra. Los que si tendrán que cuidarse y andar con pies de plomo son los borrachines y parroquianos que son sorprendidos al salir de las cantinas al filo de la media noche, la llamada hora del buitre y el toque de queda. – Queda para mí, queda para ti, queda para el teniente y el que te cuento--.
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