Angélica Beltrán / Agencia Maya
Los inesperados resultados obtenidos en las elecciones del pasado 4 de julio pueden dar confianza a la ciudadanía de la imparcialidad de los órganos electorales.
Que antes de estos comicios seguían siendo muy cuestionados por la supuesta sumisión ante los gobiernos estatales.
Sin embargo, los resultados que dieron el triunfo a la coalición PAN-PRD-Convergencia en bastiones priistas como Oaxaca, Puebla y Sinaloa; dan muestra de que las tan denunciadas elecciones de estado no influyeron en la intención del voto ni en el conteo de los sufragios.
De igual forma, de haber prosperado las elecciones de estado tampoco en Zacatecas hubiera podido ganar el PRI; donde el PRD se había afianzado los últimos dos sexenios; y cuyas acciones del gobierno estatal fueron denunciadas por tratar de influir en los comicios.
En los estados de Tlaxcala y Aguascalientes gobernados por el PAN, los recursos gubernamentales y el aparato estatal fueron insuficientes también para mantener al partido albiazul al frente del gobierno.
De tal modo que las alternancias en el poder logradas en seis entidades, donde los resultados hablan de que se respetó el voto ciudadano; permitirán a la sociedad, sin duda, tener credibilidad en los órganos electorales en las elecciones por venir.
Y es que fue claro que en estas elecciones 2010, ni el PRI, PRD ni PAN lograron mantenerse en el poder en los estados que ya gobernaban; a pesar de sus artimañas y el despliegue del aparato de estado que por igual desplegaron para influir en los resultados electorales.
El pragmatismo de las alianzas visibles e invisibles
Las alianzas entre el PAN y el PRD probaron asimismo su poder para limitar el avasallador avance del PRI.
Una unión pragmática la de los enemigos políticos (PAN-PRD), cuyas fracciones parlamentarias, recordemos, se liaron a golpes en la toma de posesión del presidente Felipe Calderón en el Recinto Legislativo de San Lázaro en 2006.
La efectividad lograda en esta coalición ahora lleva a la cúpula priista a revaluar su estrategia política-electoral; misma que fracasó cuando el PAN incumplió el trato de no hacer alianzas electorales.
En los siguientes meses veremos la reacción de los priistas ante las derrotas en Oaxaca, Puebla y Sinaloa; ya que aún no parecen reaccionar en medio de la sorpresa del asesinato de su candidato al gobierno de Tamaulipas y de los resultados electorales, que no fueron lo que se esperaban.
Ya antes, en 2006, el PRI había hecho una invisible alianza con el PAN para darle legitimidad al presidente electo Felipe Calderón; luego de las cuestionadas elecciones que dieron el triunfo en tribunales al candidato panista.
Mientras que el candidato de la coalición PRD-PT y Convergencia se mantuvo por meses exigiendo el recuento de los votos.
La de entonces fue también una astuta y efectiva alianza, que permitió al PAN mantener el gobierno federal; y al PRI, cogobernar al lado de los novatos panistas.
En esta ocasión, el pragmatismo de la política mexicana llevó a una corriente del PRD a unirse al PAN, para evitar que el PRI regrese a los Pinos.
Así, como en 2006 el reparto del poder político se distribuyó entre el PAN y el PRI; a cuatro años de distancia, y ante la decadencia del partido del sol azteca, el ala moderada del PRD se alistó a coaligarse con el PAN para no quedarse con las manos vacías.
La alianza en el Congreso de la Unión
La guerra electoral se trasladará ahora al Congreso de la Unión donde el PRI que hace mayoría con el aliado Partido Verde Ecologista de México, tratará sin duda de detener las iniciativas de reformas del PAN, como la laboral que ya están en el tintero.
Aunque de antemano esa propuesta la había desechado el PRI por ir en contra de los derechos de la clase trabajadora, ya que el tricolor sigue al frente de los sectores obreros y populares del país.
Y no obstante que el PAN y PRD tienen ideas encontradas sobre la reforma laboral, en el Congreso de la Unión buscarán mantenerse juntos para enfrentar al PRI.
Eso sí, quién sabe si el PRD pasará por encima de la defensa de la clase trabajadora; si acaso apoya la iniciativa del PAN que busca legalizar atropellos contra los trabajadores, a favor del sector empresarial.
Los casos de la huelga minera en Cananea, ahora ocupada por la fuerza pública; el de Pasta de Conchos, donde se cometió homicidio industrial, y la extinción de Luz y Fuerza del Centro, que dejó sin empleo a cientos de trabajadores; son focos rojos que el gobierno federal del PAN ha encendido y que busca remediar con la aprobación de la reforma laboral; para la cual buscará el respaldo del PRD.
Así, la moneda sigue en el aire en esto de constatar la bondad de la alianza PAN-PRD a favor del pueblo de México; al que buscan rescatar de las garras del PRI.