Es casi probable que la figura y el nombre de Manlio Fabio Beltrones aparezcan hoy salpicados de todo tipo de expresiones agrias y en boca de la mayoría de los políticos que sí asistieron al llamado hecho por Calderón para estar presentes en uno más de los llamados “ Diálogos por la Seguridad”. ¿El motivo? El rechazo del ex ejecutivo estatal para estar presente y la cómoda justificación que encontró para no estar presente en el acto en el que estuvieron, a excepción de él y los petistas, los coordinadores de las bancadas panistas, convergencia y del PRD.
-México está cansado de actos mediáticos- dijo Beltrones, ayer, a la salida del Teatro de la República en Querétaro. Y la mejor forma de estar de acuerdo con Beltrones es reconocer, también que con su presencia o sin ella, las cosas no hubieran sido muy diferentes, la mañana de éste jueves en el Campo Marte número uno. Pero tampoco habrán de ser diferentes las cosas si Calderón le toma la palabra y asiste este primero de septiembre al Congreso de la Unión a entregar el documento con el que estará dando cuenta a la nación de lo que ha sido su cuarto año de gobierno. Su infernal cuarto año, dice la plebe en el chascarrillo que anda de moda y que por ningún motivo se te pase recordarme, lector, para que lo consigne al final de estos apuntes. ¡No tiene máuser! Es posible que ande en lo cierto Beltrones cuando en otras de sus justificaciones para no haber asistido al encuentro con Calderón, nos dice que “Estos encuentros que se tienen fuera del Congreso con el Poder Ejecutivo se agotaron y toca ahora que el Poder Ejecutivo dialogue directamente con el Congreso en su recinto y tiene una gran oportunidad el próximo primero de septiembre”. Tampoco lo creo. Y ahora te explico el por qué. Por años, algo así como cerca de setenta años, el país, los mexicanos, todos, hicimos de esa práctica, el día del informe presidencial, el día del Presidente, el día del besamanos, el gran culto a la figura presidencial. Fueron muchos años de dialogar, de planear, proyectar, visualizar, proponer, mientras el monstruo de mil cabezas tejía sus redes, hasta convertirse en lo que es hoy, un engendro que, como bien lo justificó ayer Calderón “no sabemos como explicar”.
El problema, como bien se dijo en los diálogos de ayer y del que no me perdí una sola intervención, una sola palabra, no es de este sexenio, se recrudece, si, a partir de Fox y nos invade por completo en los últimos cuatro años en los que Calderón le entró al grandulón y mastodonte, en calidad de fajador, cuando la estrategia ordena un estilo más técnico, más depurado, alejado del clinch y del abrazo mortal en el que colateralmente nos involucra a todos. Después de esto vendría el día en contra del presidente que inicia el diputado Rascón quien ataviado con una máscara de cerdo interpela a Miguel de la Madrid, a este le seguiría Porfirio Muñoz Ledo y los alegatos de Fox ante Salinas, en pleno informe presidencial y que a la postre, él vendría pagando con creces su tremenda osadía cuando sencillamente los perredistas le niegan por completo su acceso al Congreso cuando intentó informar a la nación y ante la más alta representación nacional.
Vistas así las cosas, ciertamente el país está cansado de actos mediáticos, pero que no son de ahora. La gata ha sido la de siempre. Mucho antes que hace ahora Calderón ( que no vengan a sorprendernos como lo quiso hacer ayer la legisladora Vazquez Mota, de que estos diálogos eran unos diálogos inéditos ) lo hizo en sus tiempos de “ estadista”, pero estadista Maruchan, López Portillo con sus tercera, cuarta y quinta reunión de la República en la que recorrió el país, en un acto en la que más que respuestas, sobraba el lucimiento y hacía gala el lacayismo. De políticos y empresarios. Unos y otros se arrebatan la palabra para ensalzar la figura del mandatario en turno y se incorporaban al español nuevos terminajos como “egregio” “celebérrimo”, hasta llegar a la desfachatez de insigne Jefe de Estado. Por lo que toca el encuentro de estos jueves, al Calderón que yo vi, poco parecían importarle los 28 mil muertos que ha dejado su guerra y la enorme estela de huérfanos y viudas que esto trae aparejado. Más bien parecían estar planeando para unos seis años más de gobierno.
De lo rescatable, de lo digno para escribir a casa, si acaso lo dicho por el legislador perredista, Acosta Naranjo cuando le urgió a Calderón y a la nación rescatar a los jóvenes del campo que día a día están siendo reclutados por el narco para ponerlos al servicio del crimen organizado en substitución de los sicarios que van a la cárcel o forman parte de la macabra lista de bajas del arrodillado México Rojo de nuestros días. Y la mejor prueba de que estos encuentros entre mandatario y legislativo, hace mucho que se agotaron como reconocía, ayer, Beltrones, nos la dejó más que clara, ahí mismo en el Campo Marte, el senador panista Gustavo Madero, cuando en un ataque de “mea culpa” o crisis de conciencia, reconoció que los legisladores, de todos los partidos, estaban y siguen en deuda con el pueblo de México. Y daba pruebas del cínico desempeño de estos: Para empezar, les dijo, estos encuentros, este tipo de reuniones, se “ subieron” al pleno hace ya algunos meses y hasta ahora, por iniciativa del Presidente se están llevando a cabo. De haberse aceptado,--- les recriminó a sus pares—ya estaríamos avanzando en las respuestas a estas y otras propuestas. No obstante a que reconoció que por ahí andan, en espera de mejores tiempos y de que el país se les vaya de plano, de las manos, algunas iniciativas y propuestas que tienen que ver con la inseguridad pública de la nación y la ley que incrementa las sanciones contra el secuestro y el crimen organizado, que no son de ahora; datan de hace diez, quince y hasta dieciocho meses atrás. No obstante a ello, te decía, el senador Madero dijo sentirse orgulloso de su desempeño como legislador, puesto por el que cobra, como si de veras trabajara. Y no te pierdas su última desfachatez; debo reconocer, le dijo a Calderón y a los ahí presentes, que además de estos rezagos, andan también por ahí unas iniciativas de ley que datan de hace tres y cuatro años atrás. ¿Apenas!
FIERRITOS EN LA LUMBRE
Finalmente el chascarrillo que anunciamos líneas arriba: Refiere la raza que coinciden en el purgatorio, antesala del infierno, tres personajes: Obama, el ex primer ministro de Inglaterra Tony Blair y don Felipe Calderón. Estando en el lobby, a Blair se le ocurre echar una llamada a su país y le dicen que el costo por minuto es de 200 mil libras esterlinas, lo que acepta sin objeción alguna. Dice que hablará tan solo cinco minutos, dado el alto costo y la llamada le lleva diez minutos; al final, le pasan la cuenta; dos millones de libras; Obama se interesa por su pueblo y hace lo mismo, pide hablar. La tarifa es la misma, pero en dólares; dice que hablará diez minutos y se va a veinte; cuatro millones de dólares!. A Calderón le da la “ corazonada” de que nuevamente arde Juárez, en manos del narco y pide una llamada por cinco minutos y habla media hora. Cuando le presentan la factura esta es por apenas 30 pesos, es decir, a peso por minuto. Enterados de esto, Obama y Blair le reclaman a Lucifer lo parcial e injusto del cobro y este les revira; “es que la llamada del chaparrito, como México está convertido en un infierno, se cobra como llamada local!
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