Ahora que a los señores de la compañía internacional de cosméticos MAC se les acaba de ablandar el corazón y en un gesto por demás generoso de su parte decidieron no
sacar a la venta sus artificios de belleza con nombres en los que hacían plena alusión a la desgracia que todavía viven miles de familias en Juárez, Chihuahua (ciudad fronteriza
que sus ciudadanos todavía intentan conservar como suya por más que desde hace mucho está convertida en tierra de nadie, bueno, más bien, de unos cuantos que la
defienden cual botín de guerra en contra de otros cuantos que a lo sumo no pasan de cinco o diez y contra los que no ha podido el gobierno de Calderón) sería muy bueno
decirle a su presidente, el señor John Demsey que aunque decidió dar marcha atrás a su macabra idea inspirada, ante todo, por el abandono en que el gobierno federal tiene a
esta histórica región y en la que la muerte y la tragedia siguen cabalgando día a día, que de una vez haga el favor completo y que deje sin efecto aquello que les dijo ayer a los
funcionarios de la Secretaría de Relaciones Exteriores y a la presidenta de Conavin, la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres, Rosario
Robles en el sentido de que si bien su empresa decidió no sacar a la luz sus productos, en México, si pondrá a consideración de sus filiales el lanzamiento o no en el ámbito
mundial. Es decir, depende de que las filiales digan que si, para que la tragedia de las mujeres y niñas de Juárez se pasee por buena parte del mundo.
Y, por cierto, en qué consiste la línea de cosméticos MAC con los que la compañía pretendía lucrar con la desgracia ajena?. Muy simple. Los nombres de los productos hacían,
más bien, hacen, clara referencia a cada una de las facetas en que se ha desarrollado la tragedia de las muertas de Juárez, tales como, Fábrica, ( por las maquiladoras )
Juárez, la capital que ha sido del crimen y de la explotación en México, Fronteriza, obviamente, por la región en que tiene lugar el exterminio y los femenicidios, Pueblo
Fantasma, calidad en que están a punto de dejar a Juárez, Sonámbula, condición en que se deja primero a la mujer antes de asesinarla, seguramente y Quinceañera, en razón
a que los asesinos agarran parejo; mujeres adultas y niñas. Lo que tendría que hacer gobernación es aplicarle cuanto antes el artículo 33 a estas empresas y sus propietarios y
que se vayan mucho a Chi…huahua, al baile, con todo y el donativo con el que pretendían enmascarar su burla. Ah,! porque eso si. Los señores habían prometido que buena
parte de estas ganancias serían destinadas a paliar la desgracia de aquellas familias que han perdido a sus mujeres en estos tristes episodios. Qué poca abuela!!. Por último,
no te pierdas la justificación que dieron para cancelar el lanzamiento de los productos de marras; “Por respeto y para enmendar el error, la compañía no distribuirá en México
sus productos con la línea identificada con las muertas de Juárez, pero pondrá a consideración de sus filiales el lanzamiento o no en el ámbito mundial”.
FIERRITOS EN LA LUMBRE
Desconozco cuál habrá sido la suerte del soldado, veterano de la guerra de Irak, de nombre Mike Prysner, pero cómo me temo que el hombre ya debe hallarse en la mira del
servicio de inteligencia del Pentágono y del mismo Servicio Secreto de los Estados Unidos. Definitivamente que se requiere de mucho valor para ponerse al frente de un
micrófono y haberle gritado al mundo y al gobierno de su propio país, las muchas verdades que les dijo. Con lo anterior, no tengo más que volverle a dar la razón al más grande
boxeador profesional de todos los tiempos que ha dado este planeta, Cassius Clay o Mohamed Alí, quien en su tiempo se negó a ser mandado a una guerra que, como bien dijo,
no era con él ni con su patria. Esto es solo un extracto del discurso del soldado Prysner que en estos momentos le da la vuelta al mundo a través del ciber espacio y que pone
al descubierto no sólo los horrores de una guerra que se declara en nombre de la libertad, cuando los verdaderos invasores, cuando los verdaderos terroristas, -- dice Prysner—
somos nosotros.
Este es parte del discurso:
“He derribado estatuas y destrozado retratos mientras usaba una bandera norteamericana en mi manga, y luchaba por aprender a entenderlo. Me uní al ejército en cuanto tuve el
mínimo de edad -rechacé una beca de escritura en una universidad estatal para servir a mi país, listo a morir por los ideales que aprendí a amar. Dos años después me encontré
a punto de desembarcar en una pista aérea negra como la noche, listo a atacar a un país en el cual yo no creía que debía estar… Durante todo el tiempo que he estado en Irak
he estado buscando ideas para convencerme de que puedo sentirme orgulloso de mis actos, que yo era parte de algo justo. Pero no importa qué argumento encontraba a favor
de la guerra me venía a la cabeza la imagen de mi comandante en jefe que sonríe con presunción mientras piensa que ha engañado a un país”.
Pero sólo pude sentir vergüenza. El racismo ya no podía enmascarar la realidad de la ocupación por más tiempo, era personas, eran seres humanos. Desde entonce me plaga
la culpa, puede que vea a un hombre mayor, como el que no podía caminar, y lo rodamos sobre una camilla para que la policía iraquí se lo llevara. Siento culpabilidad cada vez
que veo una madre con sus hijos, como la que sollozaba histéricamente gritándonos que éramos peores que Saddam, mientras la obligábamos a salir de su casa. Siento
culpabilidad cada vez que veo una niña joven, como la que agarré por el brazo y arrastré hacia la calle. Se nos dijo que luchábamos contra terroristas, pero el verdadero terrorista
era yo y el verdadero terrorismo era esta ocupación.
El racismo dentro de lo militar ha sido durante largo tiempo una herramienta para justificar la destrucción y ocupación de otro país. Durante mucho tiempo se ha usado para
justificar las matanzas, la subyugación y torturas de otras gentes. El racismo es un arma vital empleada por este gobierno. Es un arma más importante que un rifle, que un
tanque, que un bombardero o que un barco acorazado. Es más destructiva que el proyectil de artillería o un rompe bunker o un misil tomahawk. Mientras que esas armas son
creadas y de la propiedad de este gobierno son inofensivas, mientras que haya personas que se nieguen a usarlas. Aquellos que nos envían a la guerra, no tienen que apretar el
gatillo o tirar una ronda de morteros. No tienen que luchar en la guerra, sólo tiene que vender la guerra. Necesitan a un público dispuesto a enviar y a poner a sus soldados en
peligro. Necesitan soldados dispuestos a matar y a ser matados sin cuestionarles.
Pueden despilfarrar millones en una sola bomba, pero esa bomba sólo se convierte en arma cuando los rangos militares están dispuestos a seguir órdenes para usarla. Pueden
enviar al último soldado a cualquier parte del mundo, pero sólo habrá guerra si los soldados están dispuestos a luchar. Y la clase dominante, los billonarios que obtienen
beneficio del sufrimiento humano, solo se preocupan en expandir su riqueza, en controlar la economía mundial. Comprendan que su poder sólo yace en su habilidad para
convencernos de que la guerra, la opresión y la explotación es por nuestro interés. Ellos entienden que su riqueza depende de su habilidad en convencer a la clase obrera a que
muera por controlar el mercado de otro país y de convencernos a que matemos o muramos. Se basa en su habilidad de hacernos pensar de que de alguna forma somos
superiores.
Soldados, marineros, aviadores no tienen nada que ganar con esta ocupación. La gran mayoría de la gente que vive en los EE.UU. no tienen nada que ganar con esta ocupación;
de hecho, no sólo no tenemos nada que ganar sino incluso sufrimos más, pues debido a ella perdemos miembros y damos nuestras vidas de forma traumática. Nuestras
familias deben contemplar los féretros abanderados siendo bajados a la tierra. Millones de personas en este país sin asistencia médica, sin trabajo, sin acceso a la educación.
Debemos mirar como este gobierno derrocha 450 millones de dólares diarios en esta ocupación.