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Contando los alcaldes interinos que andarán por ahí entre ocho o diez, sino es que más, y a sabiendas de que en noviembre próximo nuestro municipio estará cumpliendo sus primeros ochenta y tres años de vida (contados a partir de que se instaura su primer ayuntamiento que es en 1927 con Ignacio Ruiz) se entiende que por alcaldía cajemense han pasado por lo menos unos 89 o noventa hombres para dar su mejor esfuerzo por el terruño. De estos casi noventa alcaldes, tres o cuatro han sido emanados de partido distinto al PRI.
Para evitar cualquier confusión diremos, mejor, que fueron empujados y avalados por partidos contrarios al PRI como fueron los casos de Chuy Félix que, habiendo llegado en su primer ocasión por la casaca tricolor en los tiempos en que Sonora era gobernada por Félix Valdés, después se enfundaría en la del PAN para arribar por segunda ocasión al edificio de 5 de Febrero e Hidalgo.
Del resto, don Vicente Padilla bajo cuyo gobierno se construiría el actual Palacio y remodelado años después por Chuy Félix en sus tiempos de priista, llegó impulsado por el Partido Popular Socialista, aunque tiempos después sería un ferviente cetemista.
Adalberto Rosas, el segundo alcalde de oposición ( el primero en los tiempos modernos, diríamos ) en arribar a Palacio lo haría también por Acción Nacional cuando la iniciativa privada se apoderó de los bártulos del albiazul; con él, habrían de ganar las diputaciones locales y federales, don Claudio Dabdoub Sicre, José Antonio Gándara y Carlos Amaya Rivera. Años después lo haría el Latín Lover de Cajeme, Javier Lamarque Cano al que nadie parece haberle dicho que ya no es alcalde para que deje sus falsas posesitas de emperador romano y hoy, hace ya un año, Manolo Barro Borgaro.
De los interinos, empiezo mejor por los más recientes por aquello de no te entumas y se me olvide alguno; el profe Guillermo Ochoa Murrieta, Sergio Gastélum de la Vega, Roberto Zaragoza, Pedro Romano, los doctores, Carlos López Arias, Alfonso Hernando Pola y don Faustino Félix Serna, el que después llegaría por cuenta propia bajo elección municipal y con los colores del PRI.
Traigo a cuento el recuento anterior por aquello de que acaba de pasar la zafra de los informes que con fecha del pasado jueves 16 de septiembre acaban de rendir los 72 alcaldes de Sonora, informes que, de cara a la sociedad y ante el pleno de cabildo si se quiere, no dejan de ser, no pasar de ser, un ritual más, una copia al carbón de los ya por fortuna desaparecidos informes en que el Presidente de la República, leía un largo documento en el que, lo que menos se hacía, era rendir un verdadero informe del estado que guardaban las cosas en la República. Se mostraba, como hasta ahora, en el documento que acaba de entregar Calderón ante el Congreso sólo lo que el jefe del ejecutivo quería que se mostrara.
Y así lo han venido haciendo todos sus antecesores en mayor o menor boato. Es decir, antes, como ahora, no hay, ni habrá, por lo visto, un organismo ciudadano, sin colores ni partidos que lo contaminen, que de veras, se encargue de calificar el trabajo del alcalde, del gobernador, el propio ejecutivo federal, lo mismo que el trabajo legislativo, de lo contrario, los llamados informes seguirán siendo escuchados por el ciudadano común, el ciudadano de la calle, como oír llover y como el monólogo de preferencia del ejecutivo ( municipal, estatal, federal ) en turno.
Yo no sé, tú, lector, pero sospecho que con más de noventa alcaldes tenidos, Cajeme sigue en pañales en muchos pañales y como ha sido la larga costumbre, se sigue improvisando, se sigue jugando al alcalde cada que inicia una administración municipal por más que quien llega ahí, trae bajo el brazo la fórmula mágica para hacer de Cajeme el gran municipio que no hemos llegado a construir y que seguimos sin ponernos de acuerdo en lo referente a la recolección de basura, la seguridad pública y el desarrollo urbano a la buena de dios y a los caprichos de los grandes desarrolladores urbanos por más que la lógica indica que la mancha urbana tenga que ser hacia el oriente de la ciudad.
Se aduce que tres años son muy pocos para dirigir un municipio y hasta se habla de la posibilidad de ampliar a cuatro años el periodo administrativo de los alcaldes, sin embargo, no siento que sea la solución mientras se siga desperdiciando el tiempo en improvisaciones ( la curva del aprendizaje le llaman para justificar tan inútil pérdida de tiempo) cuando lo urgente, ya no lo mejor, urgente, es establecer la carrera del servicio público para seguir echando mano de gente tan valiosa que no obstante a que le entiende al dedillo el departamento en el que está a cargo, es removido de su puesto porque en su lugar, viene el recomendado del compadre del compadre del alcalde que jugó con él a las cebollitas cuando estudiaron juntos en el Ateneo o sencillamente porque “ se la jugó con el jefe” en la pasada campaña.
Así tenemos que seguiremos viendo como en un año, apenas alcanza para el reacomodo de las fichas los que, al llegar si experiencia alguna, tendrán que machucarse, de perdida otros seis meses para ponerse al corriente, lo que ya se lleva un año y seis meses de la administración, es decir, la mitad de la ruta.
Si a esto le agregamos que dentro de seis meses se estará a la vuelta de la esquina de los tiempos electorales, otra vez, a esperar otros tres años para medio avanzar en materia de seguridad pública, servicios públicos, etc, etc y el municipio en las mismas. FIERRITOS EN LA LUMBRE. El editorial publicado este pasado domingo por el Diario de Juárez, a quien le acaban de acribillar a dos de sus reporteros gráficos, muriendo uno de ellos,-- José Luis Santiago--- además de ser un grito desesperado en contra de la brutalidad, nos remite a la cruda realidad que se vive en esta importante frontera del país; la impunidad se enseñorea en esta que, insisto, es la capital del crimen. Y comprueba las declaraciones, reproducidas aquí, textualmente de uno de los ex jefes de seguridad en Chihuahua cuando habla de que el mando único de las policías ya existe, no solo en Chihuahua, sino en buena parte de México, sino es que en todo el territorio.
“Ustedes son las autoridades de facto”, sostiene en su editorial el diario dirigido por el periodista Pedro Torres y agrega; 'Señores de las diferentes organizaciones que se disputan la plaza de Ciudad Juárez: la pérdida de dos reporteros de esta casa editora en menos de dos años representa un quebranto irreparable para todos los que laboramos aquí y, en particular, para sus familias', señaló.
'Ustedes son, en estos momentos, las autoridades de facto en esta ciudad, porque los mandos instituidos legalmente no han podido hacer nada para impedir que nuestros compañeros sigan cayendo, a pesar de que reiteradamente se los hemos exigido; Somos comunicadores, no adivinos. Por tanto, como trabajadores de la información queremos que nos expliquen qué es lo que quieren de nosotros, qué es lo que pretenden que publiquemos o dejemos de publicar, para saber a qué atenernos'.
No se trata, subraya el editorial, de una 'rendición' o que hayan 'claudicado al trabajo', sino una tregua.
'Ya no queremos más muertos. Ya no queremos más heridos ni tampoco más intimidaciones. Es imposible ejercer nuestra función en estas condiciones. Indíquenos, por tanto, qué esperan de nosotros como medio'. Sería muy bueno que ese llamado que hizo ayer Calderón en el sentido de que los mexicanos tendremos que echar mano de la unidad que demostramos en los sismos del 85, la empleemos ahora para echarle la mano a los hermanos de Chihuahua; el gigante se halla maniatado por los tentáculos del crimen y está a punto de la zozobra.
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