Sonora está presenciando el regreso de las comparecencias en el Congreso del Estado. Por fortuna de la alternancia, un nuevo Gobierno estatal y un Congreso haciendo contrapeso, poco a poco irá quedando atrás de nuestra histórica política la cerrazón al debate, a la confrontación de ideas y las instituciones “patito” de mero uso ornamental.
No levanto los triunfalistas “hurras” de unos, ni tampoco me es indiferente el avance. Es como aquella bizantina discusión entre si el vaso está medio lleno o medio vacío, cuando realmente lo que importa es si sacia tu sed.
También es importante destacar que estos ejercicios debieran ser un espacio donde la rendición de cuentas (entre instituciones) sea realidad en su máxima expresión, en el que los diputados puedan estudiar y desmenuzar el Informe de Gobierno presentado por el Gobernador, allegarse de información de primera mano e intercambiar opiniones para mejorar los planes de Gobierno.
Estoy seguro que ese debe ser el fin último. No me queda claro que todos lo vean de la misma forma.
Ahora, solamente para hacer un apunte a nuestros legisladores, si entre las mismas instituciones, entre los poderes constituidos, es de lo más complejo obtener una explicación oficial sobre las razones de Gobierno, el porqué se toma tal o cual decisión, ahora imaginemos el calvario que es para los ciudadanos.
Como sea, el formato de las actuales comparecencias es poco feliz, pues no permite un debate real. Desafortunadamente los diputados no lograron negociar con la Secretaría de Gobierno una mecánica que favoreciera un intercambio democrático puntual y lo colocara en un plano más constructivo, que diera amplio margen a que los secretarios escuchen a todos y otorguen las explicaciones que estamos esperamos.
En resumen, como no se trata de quién queda más mal y quién logra poner en jaque a quién, tampoco se trata de simular que se rinden cuentas. Esperemos que el próximo año no solamente se hagan verdaderos debates, sino que se le cierre el espacio a circos mediáticos donde unos hacen como que preguntan y otros hacen como que responden.
Y digo circos mediáticos por parecieran orientados a ello, aunque la mayoría de los medios no destaquen los detalles más tenebrosos.
En el fondo estoy seguro que muchos, si no es que todos, anhelamos análisis de fondo, que se puedan evaluar los diversos programas de Gobierno con la discusión del presupuesto como factor común, para que se defina a qué programas sí darle y a cuáles no vale la pena desperdiciar recursos.
Por lo menos hacia allá va la tendencia nacional con los presupuestos basados en resultados: Otorgar recursos a los programas que están dando resultados y para ello una sana rendición de cuentas es fundamental.
A mí no me queda más que desearles éxito a diputados y secretarios, para que este ejercicio sea lo más positivo posible y comprueben que en los terrenos de la política nunca cae mal avanzar para mejorar. Insisto, para mejorar.
EN LA LUPA: LA CRISIS DEL IMSS
En medio de la crisis financiera institucional que anunció Daniel Káram, director general del IMSS, se revela un escándalo de corrupción en la compra de los medicamentos por 80 millones de pesos. Este nuevo escándalo no es otra cosa que una leve “asomadita” a lo que sucede en nuestro País en todos sus rincones: Guarderías, medicinas, obra pública, etcétera.
Resulta absurdo que los sacrificados siempre sean los pacientes, a quienes los pretextos de que “no alcanza” el dinero para la atención a la que tienen derecho les arruinan la vida día con día.
La corrupción en nuestro País es la culpable de la crisis financiera del IMSS y no los derechos laborales como quieren hacerlo ver. Es ese cáncer cultural que nos arruina nuestra vida institucional y nos afecta más allá de lo que nos imaginamos.
Si en el IMSS se dan “su mochada” a sus anchas, ¿qué sucederá en tantos sistemas de salud? ¿Issste, Isssteson, etc? ¿Cuántos millones y millones de pesos se van a los bolsillos de funcionarios públicos y privados? ¿Cuántas más medicinas se pudieran comprar con ese dinero?
El tema da para mucho, pues el tema del acceso universal a la salud en México está incompleto si no se logra ver como un proceso unificador, que logre conjuntar todos esos sistemas en uno grande y con una suficiente capacidad de compra y negociación ante los laboratorios y distribuidoras.
¡Hasta la próxima semana!
Guillermo Noriega Esparza. Internacionalista, UNAM y director de Sonora Ciudadana A.C.
Correo: noriega@sonoraciudadana.org.mx
Twitter: @elmemonoriega