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Y ahora una de vaqueros.
Con fecha de éste pasado miércoles, el gobierno federal y la Carabina de Ambrosio federal, es decir, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, acaban de signar un mamotreto más, con la diferencia de que ahora, además de proteger a la sociedad civil, se estará “ protegiendo” también a los periodistas.
La tal protección va encaminada, ante todo, de ponernos a salvo de las miles de balas que cruzan por suelo patrio, disparadas, las más de las veces por miembros del crimen organizado, pero no habla nada al respecto de aquellos otros que creyéndose la mamá de Tarzán, se creen dueños de la verdad y la opinión pública y también les da por callar, no solo a periodistas, sino a todo aquel que no comulgue con su verdad y sus intereses. De esto último, por cierto, están llenas algunas planas de revistas y periódicos y curiosamente, la mayoría de estos crímenes, duermen en el limbo mientras que los responsables de cometerlos y fraguarlos andan sueltos. Manuel Buendía y el Gato Félix, ambos columnistas políticos siguen en espera de que se juzgue a quienes ordenaron matarlos. Aquí en Sonora, para no ir muy lejos, familiares y amigos de Alfredo Jiménez Mota, siguen también en espera de que alguna autoridad venga y les diga, cuando menos, en dónde se halla sepultado su cuerpo, tras casi cinco años de su desaparición.
Con estos antecedentes y luego de saber la escalofriante cifra de más de diez mil muertos, uno tras otro hasta sumar diez mil, de enero a la fecha en todo el país, pues la verdad, ¿quién va a andar creyendo en que éste gobierno tenga la capacidad para defender a nadie? Lo único que anuncian al aire esas estadísticas es que, si como ellos niegan que estemos en guerra, es que sencillamente están haciendo el ridículo al frente de los cargos en que están, porque no es posible admitir tanta incapacidad junta. Primero por no hacer nada como para que grupos armados anden sueltos matando por doquier sin que alguien haya sido capaz de parar esta carnicería y, dos, por no dar con los responsables de estos crímenes.
Ni modo de decirles como les dijo el señor Martí, padre de un joven secuestrado y asesinado; -- si no pueden, mejor renuncien—porque al mexicano de la calle ya se le hizo chueca la boca de tanto gritarlo y tampoco no hay quien admita que esto ya se les salió de las manos como se los acaba de reiterar Porfirio Muñoz Ledo en su más reciente entrevista con la revista Proceso. El siguiente escalón, según el ex dirigente del PRI es admitir que estamos a las puertas de un Estado fallido.
En lo particular, con todo respeto para los lectores, pero vayan desde aquí tres trompetillas de salva a las cerebrales medidas anunciadas por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y su titular, Raúl Plascencia, porque este acuerdo y nada es la misma cosa. Y como botón de muestra de que estas no son otra cosa que ganas de jorobar y figurar, te cito, lector, la primera de estas medidas anunciadas:
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos elaborará las guías—dice el acuerdo en el que por cierto, no estuvo ni un solo comunicador—para fijar medidas cautelares o protección en beneficio de los comunicadores y la Secretaría de Relaciones Exteriores ( que lo mismo diera si fuera la de la Reforma Agraria ) atenderá recomendaciones y medidas internacionales en la materia. El acuerdo anuncia pomposamente que se presentaron las bases para integrar un protocolo con acciones de prevención y protección a periodistas en el país, principalmente contra el crimen organizado. Y, finalmente, no te pierdas, lector, colega, el cerrojazo del protocolo de marras:
La PGR y los gobiernos estatales deberán llevar a cabo las investigaciones y seguimiento de los delitos en contra de los periodistas donde deberán ejercer sus facultades de atracción cuando lo amerite el caso. Y he aquí el pero. Resulta que los casos que menos resuelve precisamente la PGR son aquellos que atrae según lo denunció precisamente la propia Comisión Nacional de los Derechos Humanos y algunas otras organizaciones defensoras de los derechos humanos no gubernamentales. Como quien dice, ya salimos de apuros.
FIERRITOS EN LA LUMBRE
O al toñito Astiazarán lo asustaron los números que arrojó la encuesta de Alfil Consultores en donde ya daban como un hecho que habría de morder feamente el polvo en la contienda por la dirigencia del PRI estatal o, de plano, se convenció por sí mismo que no tiene nada que hacer frente a las aspiraciones de Claudia Artemisa Pavlovich y de Julián Luzanilla Contreras. Por lo pronto, ayer mismo anunció que dijo mi amá que siempre no y declinó registrar su candidatura, dejando el campo libre a estos últimos. El que sí llegó ante la Comisión de Procesos Internos del PRI para reportarse listo al zafarrancho es el ex dirigente de la CNC, Julián Luzanilla, el que por cierto, arribó a las instalaciones del ex invencible, debidamente escoltado por varios miuras de la grilla estatal y nacional como son los casos de Bulmaro Pacheco, ex diputado federal y senador, además de ex dirigente del partidazo, así como de Paco de Paula García Corral, ex líder de la CNOP estatal y un largo currículum de funcionario público que lo acredita como un viejo lobo de mar en la ciencia de Platón; Horacio Valenzuela Ibarra, dueño de largo colmillo, por igual que ya no se cocina en el primer hervor, Trinidad Sánchez Leyva y Gilberto Valenzuela Otero. Luzanilla Contreras, por cierto, estrenó slogan a la hora del registro. Vengo,-- les dijo—como una alternativa distinta para el PRI y para el priismo sonorense, una opción que va por el verdadero proyecto de partido.
Y, finalmente, a partir de hoy, ambos aspirantes tienen de aquí al 26 de noviembre para realizar sus campañas de proselitismo, con todo y que el moreno de Villa Juárez está que brinca por votar por una mujer como dirigente del PRI estatal lo que traducido a la castilla quiere decir que, ¿no se hagan bolas?. O, atrás de la raya que estoy trabajando?
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