No cabe duda que este mundo ha quedado convertido en una gran aldea que se pone a las manos de quien así lo desee a través de la magia de la televisión el internet y los demás adelantos tecnológicos en materia de comunicación.
Este pasado lunes, mientras que televisión azteca difundía la entrevista personal que sostenía con el gobernador de Sinaloa Mario López Valdes en el programa de Paty Chapoy para promover el carnaval de Mazatlán en donde, según el ex senador y ex alcalde de los Mochis, su gente es a todo a dar y en estos momentos están deseosos de mostrar el otro rostro de Sinaloa, el otro rostro amable que desde ya se vive en las calles del puerto, la cadena Unisión transmitía la contraparte, el rostro real y verdadero, el rostro que ha sido la constante en estos últimos cuatro años en el Puerto; la desatada ola de violencia, el rostro de los ejecutados a mansalva en plena vía pública, la de los asaltos, la de los secuestros y lo peor, la rebelión de los colgados en su moderna edición.
Unos colgados, cinco en total, que no tienen que ver con aquellos colgados que nos describe Bruno Traven en su libro “la Rebelión de los Colgados”, en el que el autor nos recrea el mundo de miseria y atraso descomunal en el que se vivía en los tiempos del porfiriato y que nada le piden a los tiempos que se siguen viviendo en estos luminosos días, cien años después de la revolución que había de enviar al exilio a don Porfirio, a bordo del Ipiranga.
No sé si sería a raíz de estas escenas que el gobierno de Texas emitió un exhorto a sus ciudadanos, sobre todo a los jóvenes para que no incluyan al territorio mexicano como parte de su tour vacacional que está por llegar, pero en lo particular, a mi me hizo recrear aquellas escenas de las muchas películas inspiradas en la revolución mexicana en donde, como cantaba el corrido, nomás blanqueaban los cerros de puros encalzonados, amén de aquellos otros espeluznantes espectáculos en donde se mostraba la postería del telégrafo lleno de cuerpos que pendían atados, colgados pues, a manera de escarmiento para todo aquel que osara levantarse en contra del supremo gobierno.
Y la verdad es que con este tipo de espectáculos que son el PAN de cada día a lo largo y ancho del territorio, más los exhortos hechos por los primos del norte, no creo que se pueda hacer mucho por atraer el turismo en México, a no ser que, como lo hemos comentado tantas veces a manera de güasa, nuestra secretaría de turismo en alianza con la PGR, puedan montar una especie de la narco ruta de la muerte en donde se muestren los mil y un escenario en donde han tenido lugar las escaramuzas entre policías y narcos.
FIERRITOS EN LA LUMBRE
Cómo se me hace que los altos mandos de la Procuraduría de Justicia en Sonora, incluido los jefes de las corporaciones PEI y Estatal Preventiva tienen mucho que aclararle a los sonorenses y a los diputados hasta donde siento que tendrán que ser jalados para que expliquen el desaguisado que se dio el lunes anterior entre narcos y las fuerzas del orden estatales y en la perdieron la vida dos agentes de la Policía Estatal Investigadora.
Entre las muchas dudas que surgen, luego de conocerse la versión extra oficial es, ¿cómo es posible que en media hora de persecución por parte de los agentes a los supuestos secuestradores, no se les hayan unido más agentes en su apoyo y saber si hubo o no, alguna estrategia al momento de entrar en persecución de los malandrines y, finalmente, qué tipo de operativo se implementó en el que hubo tiempo hasta para agredir a los reporteros que seguían de cerca los acontecimientos, pero no para dar con el paradero de estos. ¿ No sería que faltó una mayor coordinación entre las corporaciones policiacas de las tres instancias de gobierno al momento de poner en marcha el operativo para dar con el paradero de los criminales?
¿ Por qué no se vio más refuerzo a favor de los agentes como sí se tuvo en el caso de los asesinos de los policías, ya que se habla que además de las dos cherokes que participaron, hubo otros dos vehículos que habrían participado en la emboscada?. De este y otros muchos cuestionamientos que se desprenden de los trágicos acontecimientos en la que dos agentes son abatidos a mansalva, por criminales tendrán que dar cuenta tanto Ernesto Munro como el fiscal estatal Abel Murrieta Gutiérrez, lo mismo que los jefes de ambas corporaciones.
Curiosamente, apenas el sábado anterior que estuve comiendo en un restaurant de la entrada norte de la ciudad, propiedad de la familia Murrieta y a donde se hallan abonados la mayoría de los agentes de la Procuraduría, me encontré con un viejo agente de la desaparecida judicial del Estado que, como presagiando lo que habría de suceder apenas dos días después, se lamentaba de la situación que vive México, todo y principalmente el estado en cuestiones de la narcoviolencia. Y cerró con esta sabia frase su lamentación:
“Ya no se puede seguir en esto, mi Sergio, cuando nosotros, como autoridad, estamos en manos de los criminales y no hay poder que pueda con ellos”. Se las dejo de tarea. El hombre, para más señas, ha sido comandante de la Judicial del Estado en todas las plazas del Estado.
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