Veracruz, la tierra del jarocho más inspirado de todos los tiempos, trovador, de veras, el flaco de oro, Agustín Lara, se ganó ayer, a pulso, el título de la capital del crimen, alguna vez en manos de Sonora cuando aquí se “ daban” los muertos por docenas a la vera de los caminos vecinales o, como en los tiempos del doctor Chapatín, el Vitor Landeros, en las afueras de la propia gendarmería cajemense.
En esta ocasión, en lo que viene a constituir una abierta burla a las declaraciones triunfalistas de las autoridades y a los propios operativos desplegados a lo largo del país, el crimen organizado llegó muy lejos en su osadía:
A plena luz del día y en las barbas de autoridades, escogieron una de las plazas más concurridas y emblemáticas del puerto, ( Plaza Américas ) para hacer gala de su atrocidad y vileza para dejar regados, cual si se tratase de animales u simples objetos, a TREINTA Y CINCO cristianos.
Todos, en su mayoría, acribillados y con huellas de haber sido torturados y hasta mutilados, otros.
Los talacheros o encargados del macabro reparto, según rezan las notas que ayer debieron darle la vuelta al mundo, todavía hasta se dieron el lujo de bajarse de dos de las camionetas en que transportaban su festín, para esparcir los cuerpos en plena vía pública y retirarse tranquilamente del lugar como quien llega y cumple con su honesta manera de devengar su paga.
Ni un solo policía, ni una sola patrulla que anduviera por el lugar, como tendría que haber andado, dado lo concurrido de la zona, les interrumpió en lo más mínimo su carnicera labor no obstante a que todavía hasta se dieron el lujo de bloquear el tráfico vehicular por algunos minutos.
Ni aun así “ lograron” llamar la atención de algún despistado agente de la ley que anduviera averiguando a qué obedecía el repentino congestionamiento vehicular.
En el colmo de la desfachatez, algunos de los sicarios encargados de la sucia operación se dieron el tiempo necesario para colocar un narcomensaje a los supuestos jefes de los ejecutados y exhibirlos a la luz de la impotencia y el hartazgo ciudadano.
Aunque no se dio a conocer por la autoridad, es casi seguro que el mensaje tuvo que ver con los incidentes que le tocó vivir, ahí mismo en Veracruz a la llamada Caravana por la Paz que recién acaba de abandonar ese estado, encabezada por el poeta Javier Sicilia el que por cierto, apenas el lunes anterior, había hablado con el gobernador Javier Duarte para pedirle protección ante lo caliente que se advertían las cosas por esos rumbos de la república.
FIERRITOS EN LA LUMBRE
Definitivamente que si las designaciones a los diversos cargos de elección popular se ganaran en base a volanteo o la contaminación visual a través de apantalladores espectaculares o lonas publicitarias en las que se leen cada sarta de estupideces por no decir más feo, seguramente que a don Juan Valencia, el líder del PAN estatal le iba a resultar más cómodo que el andar buscando al alcalde panista mejor calificado en Sonora. Y desconozco si esa misma práctica se lleve a cabo en otras partes del estado, pero siento que los primeros lugares habrían de ser alcanzados por los suspirantes panistas cajemenses, empezando, por supuesto, por los hermanos macana, Alfonso y Hermilo Valenzuela Segura que de un mes a la fecha ha repartido toneladas de volantes en los que según ellos, la ciudadanía les reclama con urgencia su participación política en las próximas pizcas electorales; al primero para una diputación local, mientras que para el segundo ni el Chiveto ni la Eloísa Flores son competencia en su búsqueda por la alcaldía de Cajeme, según suelen gritar a lo largo de Cajeme.
¿Y qué decir de las mantas publicitarias en las que algunas otras aspirantes a lo que usted mande y quiera hacen gala del fotoshop (vulgo, vil carroceada ) aparentando tener lo que solo tienen en sus locos sueños chumbarelos, como la manta que se despliega a la entrada del viejo paso a desnivel y en donde la chumbarela Carmen Guerrero le recuerda al respetable que está a sus incondicionales ordenes a través de otra no menos fantasmal fundación. Tú no estás para saberlo, lector, pero de buena fuente te digo que los incondicionales paniaguados del alcalde de Cajeme, Manolo Barro están que trinan en contra de la dirigencia del PAN a cargo de Juan Valencia porque de nueva cuenta, el trabajo de su patrón no fue reconocido en las encuestas que se manda levantar el partido azul en Sonora. En esta ocasión, los reconocimientos volvieron a caer lo más lejos de Cajeme y nadie quien tomara en cuenta, por lo visto, el llamado nuevo rostro de Cajeme y finalmente se impuso, seguramente, ese auténtico rostro de la ciudad greñuda y pelangocha que prevalece en la periferia de Cajeme y en donde el compadre preferido de la comuna, Eduardo Valdez, por más que fue importado desde Hermosillo, no ha podido con el paquete en su calidad de Secretario de Imagen Urbana.
Las designaciones, para los que apuntan, recayeron en manos de los alcaldes de Atil, Federico Celaya Urías, como el mejor posicionado con 9.6 de calificación, seguido por los alcaldes de Granados, María Mercedes Ríos, 9.2 y Jorge Baltasar, de Huachineras, con 9.1. Y como nunca es tarde para reconocer lo bueno, vaya desde aquí nuestra felicitación para el doctor Francisco Hernández quien tuvo a su cargo el discurso oficial en la ceremonia del Grito que año con año se celebra en la residencia del arquitecto Pablo Machado, en Esperanza.
Y ni qué decir de la conducción de la mexicanísima ceremonia a cargo del licenciado y mejor comunicador, Jorge Luis Cuén Quintero. Para Pablo y su señora esposa, Soledad, nuestro más sincero reconocimiento.
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