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De los últimos juicios políticos que se han enderezado en contra de algún mandatario estatal o jefe de gobierno, el de Andrés Manuel López Obrador es, sin duda, el de mayor resonancia por cuanto a los hechos que rodearon el caso.
Para empezar, fue un juicio a modo, es decir, mandado a hacer, instrumentado, pues, desde los Pinos con la única intención, no de hacerle justicia al dueño del Predio El Encino que promovió el juicio en contra del tabasqueño, sino en un burdo intento por frenar las aspiraciones políticas de éste y evitar que llegara como candidato del PRD a la presidencia de la República.
Lo burdo de la maniobra evitó que el juicio siguiera su curso una vez que los diputados lo despojaron de su investidura de Jefe de Gobierno del Distrito Federal a efecto de someterlo al juicio político sin caer en cuenta que ellos mismos, en su carácter de “legisladores bisagra” se estaban sometiendo al juicio ciudadano, ese mismo que vino a comprobar años después que López Obrador tenía razón.
Que sus intenciones de indemnizar a los dueños del Predio que estaba siendo expropiado por utilidad pública era lo más razonable. Así lo acordó y determinó casi cinco años después el máximo tribunal de Justicia en México, la Suprema Corte, quien acaba de ordenar la indemnización del predio que en su momento le expropió el gobierno capitalino a efecto de abrir un camino de acceso a uno de los tantos hospitales públicos construidos por el ahora dirigente del llamado Movimiento de Regeneración Nacional y casi seguro candidato, nuevamente a buscar la Presidencia de la República por el PRD.
Lo anterior viene a cuento ahora que los integrantes del Movimiento Ciudadano por el Agua encabezados por Adalberto Rosas están promoviendo un juicio político en contra del gobernador. Guillermo Padrés Elías, promoción que, por lo que se vio ayer que estuvo de gira por Cajeme, le tiene sin el menor cuidado. De hecho, ayer que lo abordaron los reporteros, dijo que las obras del Acueducto siguen viento en popa y en cuanto a si está o no en desacato, sencillamente se limitó a preguntar por el nombre de su acusador para dar por terminada la breve entrevista que concedió a los chicos de la prensa.
PUES SE ACABARON DUDAS
El PAN ya dio su última palabra y el candidato o candidata a la presidencia de la República saldrá de una elección interna en la que solo podrán participar miembros activos y adherentes y saldrá de entre cualquiera de estos tres; Josefina Vázquez Mota, Santiago Creel o Ernesto Cordero, en ese orden de importancia. Lo anterior descarta aquellas hipótesis y especulaciones que apuntaban a que Calderón podría inclinarse abiertamente por Cordero y les ordenara sentarse a los otros dos competidores y descarta también, deja por fuera, para ser más claro, al ex dirigente del PAN nacional, Manuel Espino Barrientos el que todavía ahora que anduvo por Cajeme, hablaba de sus intenciones de buscar la candidatura del partido que está a punto de echarlo de sus filas. Ahora la única duda es de si, a diferencia del PRI, la elección vendrá en serio y la contienda será pareja de igual a igual entre los tres únicos aspirantes. La pregunta en relación a la diferencia que pudiera haber entre la elección del PRI y el PAN es por aquello de lo que declaró en días pasados el sonorense Manlio Fabio Beltrones quien de tajo descalificó la “ abierta” que habrá de jugar con PEÑA NIETO al afirmar que la tal elección es simple y llanamente una quimera, lo que traducido al español, quiere decir que esta como las pasadas elecciones en las que el PRI ha elegido a sus candidatos mediante este método (Francisco Labastida y Roberto Madrazo ) además de inequitativas, y estar cargadas a un solo lado, son puramente de utilería. Bueno, así lo declaró el moreno oriundo de Villa Juárez. A mi que me esculquen.
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