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Llegó el día esperado y se inicia la temporada 2011-2012 de la Liga Mexicana del Pacífico; para este magno evento, en lugar de irme solo al estadio decidí invitar a mi esposita, pues con eso pensé que aseguraba los permisos para el resto de la temporada. Cosa que sí me funcionó, pero a cambio tuve que hacer algunos ajustes a los rituales que se realizan al ir a un partido de beis y que en mi escrito anterior les comenté. Estos son los cambios medio hipocritones que tuve que hacer a dichos rituales, ni modo son los riesgos que se corren con tal de ir al beis.
• Primer ritual: Ya no tuve que convencer a mi esposita que me diera permiso, pues ella estaba incluida en la ida al estadio, eso sí tuve que rascarle más profundamente al presupuesto pues dos boletos cuestan el doble que uno, pero la inversión valió la pena.
• Segundo ritual: Al entrar al estadio la verificación del estado de salud de las edecanes que nos reciben tuvo que ser con un solo ojo, lo que limitó la apreciación real; en ese momento envidié a los camaleones que pueden mover sus dos ojos de manera independiente, ni modo para el próximo juego realizaré este ritual como debe de ser. El saludo a Chacho no fue posible, pues él andaba en las alturas preparándose para saltar en paracaídas como parte del espectáculo de inauguración.
• Tercer ritual: La parada en los tacos de carnitas se vio limitada a nomás dos tacos y una soda, pues debía convencer a mi esposita que sí me preocupa el colesterol; desde aquí noté que algunos de mis vecinos de taquería, al también venir con sus esposas, redujeron la ingesta de colesterol.
• Cuarto ritual: Después de ver la ceremonia de inauguración, la bienvenida a los ampayers se limitó a unos gritos medio afeminados de Buuuuuuuu!, pues los chiflidos estaban fuera de lugar en la presencia de la consorte.
• Quinto ritual: Cantar con fervor y respeto el Himno Nacional, pues el respeto a los símbolos mexicanos nunca lo debemos de perder. Este es un ritual que NUNCA debemos de cambiar.
• Sexto ritual: Comprar la infaltable bolsa de cacahuates, aunque en esta ocasión, solamente me tocó un puñito minúsculo pues por alguna razón cayó en las manos de mi acompañante y casi no regresó a las mías.
• Séptimo ritual: La cheve se convirtió en una soda de toronja!!!!!!
• Octavo ritual: Al comentar las jugadas con mi esposita, solamente fue necesario explicarle que no tenía que gritar gooool! cada que entrara una carrera
• Noveno ritual: Después del out 27, iniciar la caminata hacia la troquita saludando a los compas, y llevándome la sorpresa de que mi esposita saludó a más gente que yo, claro a la bola de aficionados también se les ocurrió llevar a sus consortes para ganarse el permiso para los siguientes partidos. Por otro lado, la caminata estuvo más agradable al comentar los incidentes del partido.
• Décimo ritual: Al llegar a casa empezar la campaña para el permiso del próximo partido, invitando a mi esposita a que me acompañe, aunque por dentro pensando …..
Así pues, estamos listos para ir al mayor número de juegos posible, esperando que a mis vecinos de butaca también los dejen ir solos de vez en cuando, pues la mayoría de ellos en el juego inaugural también estuvieron acompañados de sus espositas, y estuvimos demasiado modositos a lo largo del juego.
De veras que después de ver el excelente ambiente familiar que vivimos los que fuimos al juego inaugural, y el lleno impresionante, reitero mi convicción de que esta afición cajemense al estadio y al beisbol merecemos que los directivos por lo menos intenten traerse la Serie del Caribe a Ciudad Obregón, ya nos la deben.
