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Columna Trascendió, publicada en Milenio.
Que como si todavía quedara alguien, en el PRI ya nadie duda que Manlio Fabio Beltrones es un maestro de la política.
Ayer, simplemente le dio a los priistas la certeza que buscan para ir juntos al asalto de Los Pinos en 2012 de la mano de Enrique Peña Nieto.
“¡Genial!”, dijeron al ver cómo Beltrones maneja sus cinco puntos de preferencias como si llevara 20 o 25 en las encuestas internas y abiertas para la Presidencia de la República.
Que al senador Carlos Jiménez Macías le supo a premio de consolación su nombramiento como secretario técnico de la Comisión Política Permanente del PRI, pues aspiraba a la secretaría técnica del nuevo Consejo Político Nacional, que quedó en manos del resucitado Enrique Jackson.
Pero no le quedó de otra que apechugar frente al abrazo cargado de simbolismo entre Beltrones y Peña Nieto, bajo la mirada complacida de Humberto Moreira y la ovación de un priismo desbocado que, sin duda, siente que va derechito… a los cuernos de la Luna.
Que se ve que Fidel Herrera está ya muy, pero muy lejos de Veracruz.
El ex gobernador está tan tranquilo que aprovechó la sesión de cuatro horas del Consejo Político priista… para dormirse.
Los cadáveres, que los cuente el gobernador Duarte.
Que las encuestas que dan como cerrada la contienda por la gubernatura de Michoacán entre la panista Luisa María Calderón y el priista Fausto Vallejo traen muy preocupados a los perredistas, por lo que todas las tribus y corrientes cerrarán filas para apoyar a su candidato Silvano Aureoles.
Hoy estarán en Michoacán el chucho y presidente del PRD, Jesús Zambrano, junto con el jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard, y el ex coordinador de la bancada perredista en San Lázaro, el pejista Alejandro Encinas.
Que como un yerro más de la presidencia de Leonardo Valdés en el IFE y un muy mal augurio se leyó que por vez primera el Ejército se hiciera cargo de la seguridad del acto de arranque del proceso electoral 2011-2012.
La confusión cundió entre medios, representantes de partidos, funcionarios y consejeros del instituto. Mal y de malas parecen seguir las cosas en la casa del árbitro electoral.
