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La muerte no lo es en sí misma, la muerte es un aspecto de la Vida, es parte de la Vida y no es el final de la existencia de los seres humanos.
La muerte nos da la oportunidad de terminar un ciclo evolutivo y pasar a otra etapa, un ciclo se cierra y otro empieza en la continuidad del tiempo infinito, sin principio ni fin: Esto es la continuidad de La Vida, en la Evolución de los Seres Humanos.
La muerte es una PASCUA, un paso o tránsito, una transición, un ritual que hay que conocer, vivir y comprender. El nacimiento es la entrada a esta vida, es una pascua, como en el caso del Niño Jesús, el Divino Nazareno, su llegada este mundo, y su partida o muerte es también una Pascua: el retorno al pleno contacto con el Padre (el Origen, el Principio, la Fuente de donde todo emana).
En la Sagrada Tradición Tibetana de los Lamas, el Bardinismo, la muerte es un bardo o transición, los iniciados conocen y entienden detalladamente los pasos que se experimentan en el cambio de vida, cuando nos desprendemos del cuerpo físico, dejamos esta Tierra y este plano de existencia y experiencia. Esto se documenta en el “Libro Tibetano de los Muertos” o “Bardo Thodol”.
Hay un movimiento cultural organizado de lamas compartiendo esta sabiduría con el mundo occidental. Este Conocimiento y Sabiduría Tradicional también fue en el antiguo Egipto y en otros continentes.
En Mesoamérica tenemos caudales y rostros de este Tesoro Ancestral, allí se enraízan nuestras actuales tradiciones populares en torno a la celebración de los Fieles difuntos.
En el libro sagrado de Los Mayas, el Popol Vuh, podemos aprender del simbólico descenso de los gemelos Hunahpú e Ixbalanqué al inframundo, a Xibalbá, cómo vivieron y pasaron las pruebas…
¿Qué podemos hacer?... Lo mas conocido enseña e indica que la muerte física corporal es un destino. La canción dice: “para morir nací” y es verdad, ese momento es inevitable. Podemos Luchar y Triunfar sobre la segunda muerte con “una vida muy alerta”: Serenos, equilibrados; enteros en nuestras experiencias, participando y contribuyendo luminosa y positivamente a la gloria de La Vida… Y podemos, en esta vida, aprender a vivir la muerte, desmitificarla, vencer esa superstición.
Vivir la muerte. Cada día podemos nacer de nuevo, nacer a una nueva vida, a la nueva vida que es cada día y alcanzar en esta tierra y en este cuerpo un segundo nacimiento, como Nicodemo. Y cada día podemos vivir la muerte, cerrar el día y dejar esta vida en armonía y en paz, y en el cono de sombras de la noche entrar al “mundo del dormir y de los sueños”. Estamos en los tiempos del SABER, del Saber Osar, la Muerte y la Vida hacen parte de las Lecciones de la Sabiduría Tradicional.
rogheliomx@gmail.com
CER, Centro de Estudios y Reflexión
A.U.M., Acción por la Unidad Mundial
