No cabe duda que hoy más que nunca se hace efectivo el viejo adagio que asegura que, “pobre de México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”. Al quedar absolutamente comprobado y aceptado por parte de la DEA de que en efecto, sus agentes resultaron mejores lavadores de dólares (al servicio de los capos mexicanos ) que agentes antidrogas, se demuestra plenamente de qué lado juegan los primos del norte y, otra, que la conspiración, por que no puede ser otra cosa, tenga las mismas insanas intenciones de desestabilizar al país con el propósito de instaurar en México el poder absoluto del narcotráfico en la mismísima Presidencia.
Lástima que no tengo a la mano la fecha en que en estos mismos apuntes se manejaron las declaraciones de un sheriff de los Estados Unidos que, al abordar el operativo de “ Rápido y Furioso”,-- y con el que los comerciantes en armas de los Estados Unidos prácticamente inundaron el territorio mexicano-- dijo sin el menor empacho que la intención de los funcionarios estadounidenses no era otra que la de tratar de desestabilizar al país para allanarle el camino, con rumbo al poder político a los grandes capos del crimen organizado, declaraciones que nadie pareció atender pues es hasta hoy, casi dos meses después cuando es el la misma familia Calderón que empiezan a hablar del tema.
La primera fue la hermana perdedora en los comicios de Michoacán, Luisa María quien atribuyó su derrota a la intervención económica de las bandas del narcotráfico y ahora es el mismo Calderón que, en ocho columnas, alerta al país de que los grandes capitales de estos los puedan llevar a la conquista del gobierno. Claro que también puede tomarse como una anticipada puesta de huarache ante la endeble posibilidad que muestra el PAN por repetir en los Pinos, sin embargo, ¿no es también, mucha coincidencia que primero se dé el caso de Rápido y Furioso, operación que permitió el ingreso de miles de armas al país, dirigidas, todas, a manos del narcotráfico?
Y, ahora, ante las restrictivas medidas del gobierno de no aceptar los dólares en forma indiscriminada como se había venido manejando con anterioridad, ¿ no resulta sospechoso que sean los mismos funcionarios de la dependencia que está para combatir el narco y el lavado de dinero quienes les hagan la chamba a los émulos de Capone?. Y conste que ya no se habla de una ligera sospecha. Es nada más que la pura verdad. De ahí que no anden tan errados aquellas voces que exigen la inmediata comparecencia de los titulares de gobernación, Alejandro Poiré y de Relaciones Exteriores, Patricia Espinoza para que despejen cuanta duda existe en este affaire que tiene que ver con la seguridad y la soberanía nacional y que, por lo visto, el gobierno de Washington sigue haciendo como que la Virgen le habla y de Obama, ni sus luces, sigue sin abordar el tema. De las muchas declaraciones que se han dado en relación a la pifia peñanietista que confundió la gimnasia con la magnesia en materia literaria, definitivamente que me quedo con las declaraciones del escritor Pablo Boullo quien reseña así el dislate no solo de Peña Nieto sino los anteriores y los que están por venir: A su juicio, estos errores imperdonables se deben ver dos extremos; gastan millones de pesos del erario sin el público, el erario siempre será público, nunca privado ) para crearse una imagen y falsas expectativas y que, en un acto fortuito, al hablar de libros, destruyen ellos mismos esa expectativa.
Cualquiera que piense que semejante declaración va derecho al mentón del encopetado precandidato, no andará muy errado que digamos. En lo particular, yo agregaría que en el caso de los políticos de la nueva horneada ocurre lo mismo que con los cantantes y los compositores de ahora; ya no se dan esos grandes talentos de una Consuelo Velásquez, un Federico Baena, Cantoral, Montiel, Monge, Jiménez y de los más recientes,.Josué, Napoleón y por supuesto, la Juanga. En el ambiente político, aunque muy contados; ya no se dan en maceta los Vasconcelos, el mismo López Portillo con todo y su gusto por el nepotismo y aquí en casa, un Alejandro Carrillo Marcor con los que el reportero se disponía a disfrutar de toda una cátedra de historia, de literatura y del buen decir lo mismo que Ocaña, Eduardo Estrella y aunque de pocas palabras, el doctor Oscar Russo, toda una enciclopedia viviente en cuestión de literatura, lo mismo que el vate y ex secretario del Ayuntamiento, Fernando Arreola a quien tuvimos el gusto de saludar hace unos días.
Y en más de horrores y “osos”, el que de plano no tiene perdón de Dios es el secretario de Educación en el gobierno capitalino, Mario Delgado cuando en entrevista con López Dóriga, al hablar de los libros que “ más le han dejado huella” y que él más recuerda, está Cien Años de Soledad, de Vargas Llosa lo que sin duda habrá recrudecido el pleito que éste tiene con el otro laureado escritor y autor de la obra cumbre que le llevó al premio Nobel, Gabriel García Márquez, colombiano, para más señas. Con el debido respeto para el peruano, don Mario, pero a mi juicio que no se vale la comparación y, menos venida de un funcionario encargado de la educación pública. Volviendo a Peña Nieto, con que hubiera dicho que su libro de cabecera, como todo buen político, es el Príncipe, del italiano Nicolas Maquiavelo, hubiera quedado más que bien. Es más ni siquiera tendría que haberlo leído, bastaba con que hubiera recordado algunos pasajes de su carrera política para que le hubiéramos creído que si lo leyó. Y ya de refilón, hubiera revelado que leyó al derecho y al revés la truculenta historia de Fouché, tema obligado, por igual, para todo grillo que piense en grande (si no lo han leído, se me están tardando ).
Como adelanto les diré que en él se inspiró el súper agente 99 para crear el contra espionaje y todos aquellos otros grillos especializados en hacerle la vida de cuadritos a quien les da de comer y los sacó del ostracismo en que estaban. Joseph Fouché, Duque de Otranto, nacido en Le Pellerín, ahora Italia, es el creador y fundador del Ministerio de la Policía francesa, después conocida como el Ministerio del Interior y lo que hoy conocemos como la Secretaría de Gobernación, ejercida tal cual en los tiempos que pasaron por ella Gustavo Díaz Ordaz, Echeverría, Bartlett, García Paniagua y Gutiérrez Barrios, personajes que ejercieron a plenitud el privilegio de ser los hombres más poderosos de México, después del Presidente de la República.
Recuerde que todos los sábados y domingos son días de la mejor paella española en Obregón con tan solo pedirla a los teléfonos; 6449 97 29 72 y 6444 60 56 51. Sencillamente, llame y recoja para que lo compruebe.
Sugerencias y comentarios; premiereditores@hotmail.com