Aureliano R. Candelas
La lucha por el poder mantiene a la sociedad sonorense en una franco encono, cuyos saldos ya comienzan a ser preocupantes porque suben de tono, los agravios se apilan, una mezcla que hace casi imposible una tregua entre los protagonistas, menos si es año electoral.
El caso más reciente fue la cancelación de la notaría pública de Adrián Manjarrez, que derivó un enfrentamiento de las fuerzas públicas con un grupo de personas que intentaron impedir la diligencia ordenada por un juez penal.
Pero no han sido los únicos espacios que se han contaminado por esta lucha, catalizada por el proyecto hidráulico Sonora Si. Antes, el pretexto fue el transporte urbano, la sucesión de rector en el Itson y recientemente por el presupuesto estatal.
Y si bien ya no debería sorprendernos la mezquindad de nuestros políticos, lo que nunca será tolerable es que mientras ellos festinan su incapacidad para cumplir con su tarea, poco les importa que el ciudadano común sea el más afectado.
Ahí está por ejemplo las renuncias a sus puestos en búsqueda de otro “hueso” de los responsables de sacar adelante el presupuesto: diputados locales, los secretarios de Gobierno y de Finanzas, hasta la dirigente del PRI estatal.
Este panorama que prevalece en Sonora me hizo recordar un episodio de la novela El Padrino de Mario Puzzo, aquel donde Michael Corleone expresa a su novia Kay la opinión que tiene sobre los políticos y que para el caso cae como “anillo al dedo”.
“No confío en la protección de la sociedad, y no tengo intención de poner mi destino en manos de unos cuantos tipos, cuyo único mérito reside en habérselas ingeniado para conseguir los votos de la gente”, afirmaría el sucesor de Don Vito.
Al menos de ese mérito pueden presumir y bastante los licenciados Adrián Manjarrez Díaz y Guillermo Padrés Elías.
El primero como dirigente del tricolor ha logrado en dos ocasiones (1982 y 2000) recuperar la plaza para el PRI, con la excepción del proceso del 2006 cuando este logro le correspondió al hoy diputado Raúl Acosta.
Mientras que el cananense ha ganado todas las elecciones en las que ha sido candidato por el PAN, dote que le fue reconocido recientemente por la misma Vásquez Mota, al suplicarle: “Guillermo te necesito para ganar la Presidencia”.
Sin embargo, quién sabe si se pudiera decir lo mismo de ambos personajes a la hora de respetar el Estado de Derecho.
Uno por las anomalías detectadas en su notaría (y las demás cómo andan?) y el otro por negarse a parar la obra del acueducto ordenada por un juez federal. Ambos apelan al Estado de Derecho para justificar sus actos, pero se escudan bajo el poder de un partido o un gobierno.
Asimismo, la pobreza, el desempleo y la violencia demuestran la incapacidad de la clase política, al menos para gobernar, pero con un cinismo renovado piden el voto de quienes desprecian, que les permita ser los redentores de mismos y sus cómplices.
Son los tiempos de demostrar méritos y si algo no permiten los políticos es el regateo en contra, con todo y lo mediocre de sus resultados a la hora de rendir cuentas. Qué difícil es aceptar las contundentes palabras de un Corleone. Es cuanto.