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Choque de civilizaciones (3)

Jaime E. Mondragón
Lunes 15 de Octubre de 2012
 

Por Jaime E. Mondragón

En mi ESCRITORIO ECONÓMICO anterior prometí abordar lo relativo al comportamiento demográfico de los musulmanes.  Esta es una cuestión de la mayor importancia por la creencia occidental, tan extendida como errónea, de que el mundo en el mediano plazo estará poblado por mayorías musulmanas cuyas características principales son el fanatismo religioso,  la miseria,  el analfabetismo, la misoginia,  la intransigencia y el terrorismo en su expresión más salvaje.   

Por interesante y conveniente para este escrito, incorporo la definición que la sicología da a la Misoginia: Repulsión mórbida del hombre por las relaciones sexuales, o simplemente por la sociabilidad, con las mujeres. 

Una aclaración que me parece pertinente: la misoginia no implica homosexualidad. No necesariamente.

La dinámica demográfica musulmana ha sido exagerada por muchos escritores reñidos con la civilización musulmana que esconden intencionadamente los registros que muestran la fuerte caída demográfica que están atravesando los países musulmanes. Preciso un poco más:  hay un fuerte descenso de la fecundidad en la mayoría de los países islámicos. 

Los datos muy interesantes que comentaré provienen del excelente estudio “FERTILITY DECLINE IN THE MUSLIM WORLD” de Nicholas Eberstadt y Apoorva Shah, investigadores de la prestigiada Institución Hoover, de la Stanford University. Este documento lo publicó la citada Universidad el 1 de junio de 2012.

Este estudio asienta que la población musulmana representa entre un 22% y un 24% de la población mundial. Declara asimismo que

un 10% de los musulmanes viven en la India, que es ya el tercer país de población musulmana en números absolutos, detrás de Indonesia y Pakistán, y por delante de Bangladesh, Egipto, Nigeria (el único representante de África entre los primeros puestos), Irán y Turquía. 

Entre un 75% y un 80% de la población que profesa la religión islámica vive en 49 países musulmanes, y en 40 de estos países los musulmanes representan más del 90% de la población.

De acuerdo con datos del Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (UNPD), en 48 de los países islámicos la fecundidad descendió 2.6%, más que el promedio mundial (-1.3%) en los últimos 30 años. También descendió más que en el conjunto de los países menos desarrollados (-2.2%).  

El sur y este de Asia registraron los descensos de fecundidad más notables.  Además, destaca el estudio de Stanford, 6 de las 10 caídas de la fecundidad más pronunciadas a nivel mundial en los últimos 50 años corresponden a estados islámicos, y cuatro de ellos son árabes:  Omán, Kuwait, Argelia y Libia.

Los autores del estudio demográfico que comento señalan cuatro posibles efectos del descenso de la fecundidad en los países musulmanes: 

1. En unos años, muchos de estos países experimentarán una caída en el número de personas en edad de trabajar, con lo que tendrán un freno al desarrollo económico. Según las predicciones de la Oficina del Censo de EUA, 14 estados de mayoría islámica empezarán a perder fuerza laboral antes de 2050.

2. El envejecimiento de la población de estos países islámicos podría plantear problemas más graves que en las regiones socioeconómicamente más desarrolladas. En estas zonas occidentales con mejores niveles de Bienestar se han podido manejar los efectos de la baja fecundidad, algo que difícilmente sucederá en la mayor parte de los países musulmanes.

Este escenario demográfico futuro para el mundo islámico implica nuevos retos y la búsqueda de soluciones para las consecuencias

que les podrán sobrevenir. Una vez más queda en discusión la trillada idea que para lograr una mayor riqueza, es necesario que las familias tengan menos hijos. 

Muchos países enfrentan ya el envejecimiento poblacional y esta estructura demográfica los enfrenta a una severa crisis económica de la cual es muy difícil salir si continúan aplicando políticas de control natal o se mantiene la cultura de la familia reducida como fórmula de una vida mejor. 

Por supuesto, es muy importante señalar que hay una diáspora (éxodo) musulmana que invade al mundo, entendiendo por Diáspora la dispersión de un pueblo o comunidad humana por diversos lugares del mundo. Y debo comunicarle,  estimado lector,  que la Hiyra, o emigración, es un elemento esencial en la práctica de adoración y en la forma de vida del Islam desde el comienzo mismo de su historia.

La emigración tiene significados diversos para los musulmanes. La emigración más importante que realiza un musulmán es por Alá (Allah), tanto en su sentido literal y físico de trasladarse a una tierra nueva para adorar a Alá en ella y buscar Su satisfacción,  como en su sentido figurado que es alejarse de la maldad y de la injusticia y promover el culto de la verdadera religión en los lugares a que se llega.

De acuerdo con el párrafo anterior,  podemos concluir que es difícil detener los flujos migratorios de musulmanes a los países europeos y norteamericanos (EUA y Canadá). Lo declaro tomando en consideración dos cuestiones que se refuerzan entre sí: i) los musulmanes en general, tienen necesidades económicas básicas insatisfechas en sus países y  ii) todos  tienen la “obligación” de llevar el Mensaje religioso de su Dios a otros confines de la tierra.    

Salam aleikum.  (Trad.: Que la Paz sea contigo).

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