En el análisis de la crisis económica, política, social y moral de los EUA, encontré una discusión muy interesante que vale la pena comentar con usted, amable lector. Espero que el asunto, por su contenido apasionante y trascendental le mueva el tapete, porque a mí me impactó de tal manera que llevé la cuestión a la elevada consideración de algunos Maestros expertos en la materia.
Le resumo la discusión ventilada en el periódico The Wall Street Journal: la señora AmyChua es una mujer asiática, hija de padres chinos, nacida en los EUA. Es abogada y catedrática de la muy prestigiada Universidad de Yale, está casada con un norteamericano común y tiene dos hijas. Escribió un libro que se titula El Himno de Batalla de la Madre Tigre, en que recomienda el autoritarismo feroz como método de crianza.
Esta catedrática argumenta que el modo occidental de educar a los niños y adolescentes ha cambiado mucho y para mal, en tan solo una generación. Su tesis central postula que de la educación familiar autoritaria de hace décadas (la que recibimos la mayoría de adultos mayores) se pasó a una educación más democrática en la que los niños tenían voz y voto a la hora de decidir asuntos importantes. Finalmente, llegamos al extremo actual de practicar una educación permisiva en la que los niños pueden hacer lo que quieran, incluso cuando dejan de respetar a los demás.
En su libro la señora Chua explica su teoría educativa, la que por sus contenidos parece dictatorial. Pero ella está convencida que es superior a la utilizada en la mayor parte de los hogares de los Estados Unidos y países occidentales. Por favor, lector, incluya a México y al respecto le ruego haga sus reflexiones.
Como muestra y resumen del sistema hogareño de la señora Chua, aquí les presento algunas de las reglas que rigen la vida de sus hijas:
No dormir con amigas fuera de casa, por ningún motivo. No ver la televisión o jugar en la computadora sin supervisión directa de la madre. Realizar actividades extracurriculares elegidas por la mamá (se privilegian las clases particulares de matemáticas y/o ciencias). Nunca sacar calificaciones inferiores a la máxima (10 en nuestro caso). Deben tomar clases y practicar un instrumento musical (piano o violín) hasta tener pleno dominio y además, si practican algún deporte, deben aplicarse hasta tener desempeño exitoso. Regla principal: deben ser las número uno en todo lo que hagan.
Gracias a estas y otras normas tan estrictas, manifiesta la señora Chua, los padres chinos consiguen que sus hijos sean muy superiores a los niños de otros países, ya que son niños con notas escolares excelentes y prodigiosos en campos como las matemáticas, la música y el deporte. Insiste en la necesidad de adoptar de nuevo un modelo autoritario con el que se consiga lo mismo que antaño: que los niños obedezcan y crezcan sumisos a los deseos de sus padres, sin molestar y sin rebelarse.
En apoyo a la tesis de la dama oriental, quiero aclararle, estimado lector, que en los exámenes de PISA que comenté en el ESCRITORIO ECONÓMICO pasado, los orientales (taiwaneses, chinos, coreanos, japoneses ysingapurenses) obtienen las notas más altas. Comenté también que los países asiáticos son los que en la actualidad tienen los registros más elevados de crecimiento económico y en esos países se presenta también el crecimiento más acelerado de registro de innovaciones.
Por cierto: en los países orientales la proporción de estudiantes de Ingeniería sobrepasa con mucho, pero con mucho, la matrícula de estudiantes de ciencias sociales y administrativas. En los países occidentales y especialmente en los latinoamericanos, la situación está invertida. Le recomiendo leer BASTA DE HISTORIAS, de Andrés Oppenheimer o sus artículos periodísticos en los que aborda esta cuestión importante (busque su Blog en internet).
Según Chua, el 70% de las madres occidentales creen que el estrés de buscar el éxito académico no es bueno para los niños y se preocupan en exceso de la estima personal del niño. Les produce horror crear traumas en los hijos.
El veredicto de la mamá china es brutal: las madres norteamericanas y occidentales simplemente, por razones muy criticables de comodidad y armonía mal entendida (léase: para evitar discutir o reñir con los hijos), están haciendo hijos mediocres y sociedades de fracasados con hábitos muy cuestionables.
Las madres chinas, en cambio, creen que su hijo puede ser el mejor estudiante y que las buenas notas reflejan el éxito educativo de los padres. Dicho de otro modo, si un niño suspende o no consigue buenas notas escolares, es por culpa de los padres, que no han logrado educar bien a su hijo.
"Los padres chinos pueden ORDENARLE a sus hijos que sólo saquen dieces en la escuela. Los occidentales sólo pueden PEDIRLES a sus hijos que hagan su mejor esfuerzo”.
Insiste AmyChua: “Los padres chinos son muy severos en sus castigos con el hijo que no rinde lo que se desea y se espera de él. No hay razón para que fracase, sostienen. En contraste, los padres occidentales tienen que luchar con sus propios sentimientos respecto del éxito relativo y/o limitado de sus hijos y tratan de persuadirse a sí mismos de que no están decepcionados por los resultados”.
Escribe en su libro la mamá china: “Lo que los padres chinos entienden es que nada es divertido hasta que uno lo hace bien. Para ser bueno en algo hay que trabajar y los niños por sí mismos nunca quieren trabajar, por eso es crucial ignorar sus preferencias y sus tendencias naturales a la holganza y los juegos. Esto frecuentemente requiere fortaleza de parte de los padres, porque el niño se resistirá.Sin duda, las cosas son siempre más difíciles al comienzo, que es cuando los padres occidentales tienden a rendirse. Pero, si está bien hecha y se mantiene, la estrategia china produce un círculo virtuoso”.
La estrategia china se basa en una consigna: práctica tenaz, práctica y práctica y más práctica: eso es crucial y condición para la excelencia. La señora Chua nos dice que cuando un chico empieza a ser bueno en algo (sea matemáticas, piano, batear o ballet), obtiene elogios, admiración y satisfacción que ayudan a construir su confianza y les hace divertida una actividad que no lo era. Así se vuelve más fácil para los padres hacer que el niño trabaje aún más.
En contraparte, la repetición está subvaluada en los Estados Unidos y países occidentales y se considera un acoso sobre los infantes. A padres con niveles altos de exigencia se les puede incluso llevar a tribunales con acusaciones de crueldad. En los países occidentales se tutelan y exageran los Derechos de los Niños y se hace poco caso de sus Obligaciones, nos cuenta Doña Amy.
¿El secreto de la señora Chua para aplicar su método tan rígido en casa? La confianza plena de que ella sabe lo que es mejor para sus hijas y por eso no atiende a sus deseos.
¿Le confieso algo personal? mi padre no llegó a los extremos de la señora Chua, pero comparado con los padres y los tiempos actuales, no fue precisamente suavecito. Y mis maestros tampoco fueron blandos. ¿Y sabe usted algo? A todos mis maestros los recuerdo con enorme cariño y gratitud. A mi padre, con adoración.