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Harvard y la educación superior

Jaime Mondragón
Lunes 11 de Febrero de 2013
 

¿Recuerda usted,  amable lector,  que con frecuencia cito el libro BASTA DE HISTORIAS, del periodista Andrés Oppenheimer? Se trata de un libro muy exitoso que hace una revisión de los resultados de los sistemas educativos de un gran número de países,  entre ellos el nuestro.

Obviamente, contrastan los éxitos de Finlandia y algunos países asiáticos (Japón,  Taiwán,  Corea, Singapur) con los fracasos de países que eran y ya no son (los EUA e Inglaterra) y con países que nunca han sido y no serán si no se aplican a reformar en serio y muy pronto,  sus sistemas educativos.  En este último caso se ubica México.

Andrés Oppenheimer comenta en su columna periodística de la semana pasada la parte de la nueva Propuesta Migratoria del presidente Obama que se relaciona con la educación y la investigación. Si los objetivos de esa propuesta migratoria de Migración se aceptan y se llevan a la práctica, sin duda traerán enormes beneficios a los EUA en muchos aspectos. Más precisamente,  generarán otra vez los efectos positivos que se perdieron con las políticas xenofóbicas y genocidas deGeorge W. Bush.

Justifico mi opinión: hace algunos años, que no son muchos por cierto, las Universidades de Norteamérica eran muy prestigiadas. Algunas lo siguen siendo. Por sus Programas,  infraestructuras de apoyo para la investigación “de punta” y su vinculación con las más grandes empresas, los estudiantes extranjeros fincaban sus más caras ilusiones en hacer algún postgrado académico en ellas (Diplomados, Maestrías o Doctorados). A esas Universidades llegaban los mejores “cerebros”  de Europa,  Asia y América Latina para estudios de especialización.

Una aclaración pertinente: se decía que de la Universidad de Harvard salían genios. Nada más falso. A la Universidad de Harvard entraban genios.  Esta institución era muy rigurosa en sus procedimientos de Admisión y seleccionaba a los mejores cerebros de un amplio universo conformado por los mejores estudiantes del mundo. Harvard (y algunas otras prestigiadas Universidades norteamericanas) simplemente ofrecían a los estudiantes seleccionados las facilidades invaluables de laboratorios equipados con lo mejor y último de la tecnología, Maestros de primerísima línea (muchos de ellos galardonados con premios Nobel) y contacto (alianzas estratégicas) con las empresas productoras líderes del mundo para que pudieran desarrollar sus potencialidades.

Los estudiantes extranjeros hacían estudios de postgrado y desarrollaban proyectos de investigación que concluían con innovaciones espectaculares que consolidaron el liderazgo norteamericano en el mundo. Por estos logros universitarios es que los EUA fueron durante muchos años los líderes indisputados en la generación de conocimiento y los primeros en el registro de patentes.

Además de aportar su talento para impulsar el desarrollo científico y tecnológico de los EUA, los estudiantes extranjeros de postgrado, particularmente los asiáticos y latinoamericanos, adquirían conocimiento de la cultura norteamericana y de manera muy especial, de la cultura empresarial estadounidense, con lo que se constituían en muy efectivos agentes promotores de negocios yankeescon los actores económicos de sus países de origen.

Y por si lo anterior fuera poco, en sus años de Postgrado los estudiantes extranjerospagaban colegiaturas muy elevadas y gastaban mucho dinero en su mantenimiento (alquileres de casa, comida, ropa, libros, viajes, diversiones,  etcétera).  No me equivoco al decir que había muchas “ciudades universitarias” en los EUA,  refiriéndome con esa expresión a que sus habitantes vivían a costa de los gastos de los estudiosos extranjeros.

Luego llegaron los eventos trágicosy muy discutidos de noviembre  de 2001 y con ellos el terrorismo impuesto por el presidente Bush a la asombrada y atemorizada población norteamericana.  En su inseguridad, los gringos veían en todo extranjero una amenaza a sus personas, familias, bienes y nación. El señor Bush y sus socios y secuaces enfermaron de pánico e inseguridad a todos sus connacionales para poder cumplir sus propósitos económicos y criminales. En ese enrarecido ambiente se generó el odio y la hostilidad en contra de los estudiantes y visitantes extranjeros.  La sociedad de los EUA se hizo xenófoba.

Y siguiendo una “estrategia de protección”, el gobierno federal complicó terriblemente los trámites para conceder visas a estudiantes extranjeros y en consecuencia, en pocos años la matrícula en los cursos de Postgrado se desplomó, provocando un daño notable a las Universidades y a la economía del país. 

Desde entonces, el liderazgo norteamericano en la investigación, en la generación de innovaciones y en general, en la creación de conocimiento, se ha debilitado y otros países parecen tomarle delantera a los EUA en algunos campos estratégicos de la economía y lo militar. Cuando menos, le compiten fuertemente y muestran avances consistentes mientras que nuestros vecinos del norte acusan cansancio y ralentizan sus actividades y logros.

Con las dificultades gubernamentales para adquirir visas de estudio y con la violencia y discriminación de los aterrorizados habitantes de los EUA en contra de los extranjeros, los estudiantes de Asia y América Latina buscaron otras opciones y esta circunstancia favoreció a instituciones de otros países que brindan opciones de Postgrado. Aprovechando las circunstancias, muchas de esas instituciones mejoraron notablemente sus ofertas y elevaron su matrícula. En el caso de México, muchos centros de investigación y estudios de Postgrado han elevado considerablemente su calidad y prestigio y han cobrado significación internacional.

Pregunta: ¿Que tan grave fue la pérdida económica que provocó a las Universidades y los EUA el retiro forzado de los estudiantes extranjeros?  Para que aprecie usted, amigo lector, las dimensiones del daño que trata de reparar el presidente Obama con su propuesta Migratoria que favorece especialmente a los estudiantes de Postgrado e investigadores del mundo, simplemente le digo que en los últimos diez años un buen número de Universidades norteamericanas de gran prestigio académico tuvieron que emigrar de los EUA para no perder su clientela.  Y por supuesto, este Offshoring de las Universidades tuvo un destino principal y obvio:  China.

Entre las Universidades afamadas que abrieron sucursales en China le puedo citar a Berkeley (University of California), Stanford, Duke, Wharton, Johns Hopkins, Universidad Estatal de Missouri y el New York Institute of Technology.  Ahora y enfrentando severos riesgos de ser copiados y/o plagiados por los chinos que tienen odiosa inclinación a no respetar la propiedad intelectual, las Universidades citadas ofrecen en territorio chino sus Diplomados,  Maestrías y Doctorados.

Y si desea más información sobre las pérdidas para los EUA, le digo que actualmente hay 9 Universidades gringas que cotizan en la Bolsa de Valores chinos. Por cierto que Harvard es la Universidad que cuenta con el fondo financiero más grande (más de 30 mil millones de dólares), seguido de Yale (23 mil millones). Las otras Universidades importantes por su inversión en la Bolsa china son Stanford, Columbia, Princeton y Texas.  Más las que se sumen esta semana.

Lo más interesante del artículo periodístico de Andrés Oppenheimer que en este ESCRITORIO ECONÓMICO comento, es que coincide plenamente con una de las tesis principales del último y muy interesante libro de Thomas L. Friedman(con Michael Mandelbaum) titulado IT USED TO BE US, que tengo la certeza que ganará un importante premio.  ¿Será acaso el Pulitzer?.

 

 

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