El desempleo universitario o los Ninis de Cajeme. La afanosa búsqueda del empleo (10)
¿Cómo se puede resumir el último ESCRITORIO ECONÓMICO?
Se planteó la semana pasada que los empresarios son ahora más exigentes que antes del estallido de la crisis de 2008. Y ciertamente hay razones que se han expuesto para que los empresarios se muestren más cautos y exigentes al seleccionar y contratar trabajadores.
Con anterioridad se postuló que la Gran Recesión ha producido efectos adversos en la economía global que han afectado notablemente la cantidad y calidad los empleos. Los empresarios se han adecuado a las exigencias y modalidades de la nueva economía y también, es conveniente apuntarlo aquí, han lucrado con ella al aprovecharse de la gran cantidad de despidos que se produjeron en el clímax de la crisis.
Para apuntalar lo relativo al párrafo anterior, basta decir que a pesar de los efectos recesivos de los últimos años, las grandes empresas han elevado considerablemente sus utilidades anuales por los fuertes recortes operados en la nómina, recortes de carácter cuantitativo y cualitativo.
El recorte cuantitativo en las grandes empresas globales se refiere a la disminución en el número de los trabajadores, a los despidos que “debió” realizar la empresa frente a la caída en las ventas de sus productos. El recorte cualitativo está relacionado con los ajustes laborales internos, que implicaron reducciones de salarios y prestaciones o en su caso, reducciones de jornadas de trabajo con pago ajustado a las horas laboradas.
Debe reconocerse que hubo diminución general en las ventas al inicio de la crisis y en sus momentos de mayor impacto económico y sicológico, pero también es estrictamente cierto que los empresarios respondieron ventajosamente al reto de las nuevas modalidades y exigencias del mercado.
La primera acción de los grandes empresarios, la más determinante, fue hacer despidos masivos de personal, sin las liquidaciones legales correspondientes, basándose en argumentos vinculados a los efectos emanados de la crisis y a la incertidumbre que la misma crisis imponía a la economía respecto a su intensidad y duración.
Está plenamente comprobado que las utilidades generadas por los trabajadores en los años de auge, anteriores a la crisis, justificaba que se les retuviera en sus puestos, con sus salarios y sus prestaciones. Para mantener el nivel del Empleo, el propio gobierno pudo haber intervenido con políticas de fomento.
Sin embargo, los grandes empresarios se montaron en la crisis para hacer los justes laborales y tecnológicos largamente ansiados y ello llevó a que en corto plazo, las utilidades de las empresas tuvieran un fuerte ascenso. En este respecto es necesario destacar que i) el incremento en las utilidades se generó por la vía de la reducción de costos laborales de producción y ii) que esta reducción fue tan severa, que compensó más que proporcionalmente la caída temporal de las ventas.
En términos marxistas puede interpretarse que con la crisis como pretexto y momento propicio, se realizaron los ajustes en el proceso de la producción para ampliar la Plusvalía relativa. Fue la crisis la circunstancia ideal para que la empresa global despidiera masivamente a trabajadores con los propósitos de i) aumentar el Desempleo (el Ejército Industrial de Reserva) para endurecer las condiciones de contratación, imponiendo más exigencias laborales y reduciendo los salarios y las prestacionesy ii) incorporar tecnologías y software más eficientes.
En estas condiciones de nueva producción caracterizada por un uso más intensivo de la tecnología, fue necesario contratar personal con Competencias y Habilidades más ad hoc con las exigencias operativas de la “tecnología de punta”. De esta manera se dio un giro radical a la producción, reforzando las tendencias de implantación de la Nueva Economía.
En síntesis, la Nueva Economía emanada de la Gran Recesión es i) mucho más intensiva en el uso del Conocimiento, Capital y Tecnología ii) ha reducido drásticamente el Empleo, los salarios y las prestaciones y iii) sus niveles de eficiencia, expresados en la relación Costo/beneficio, se han elevado significativamente. En conclusión, las Ganancias de las empresas son mayores pero el nivel general de bienestar de la población trabajadora se ha desplomado.
Se cerró el ESCRITORIO ECONÓMICO anterior y el párrafo que antecede, manifestando que los empresarios exigen en los trabajadores un considerable acervo de competencias, conocimientos y valores. En suma, los empresarios sueñan con encontrar, contratar y retener trabajadores que tengan las características que ellos, los empresarios, consideran las más importantes y valiosas para sus negocios.
¿Quiere saber cuál es el PROTOTIPO DE TRABAJADOR, el trabajador “ideal”, que los empresarios desean tener en la Nueva Economía?
Para responder esa pregunta se presenta el Perfil de Trabajador Prototípico derivado de las exigencias y pretensiones manifestadas por los empresarios en foros y encuestas. En términos muy parecidos se expresan los Head Hunters (cazadores de talentos para las empresas) y los analistas de Recursos Humanos cuando son cuestionados respecto del Perfil del Trabajador que desean encontrar y contratar. O de formar, “hacer”, si se trata de ser más precisos y ambiciosos.
Es conveniente que los contenidos de este Perfil lo conozcan los Egresados que aspiran a conseguir un empleo o a generar una empresa, en la que tendrán que contratar personal. La observancia de sus contenidos puede contribuir a lograr una carrera profesional exitosa.
Perfil del Trabajador en la Empresa Global (versión/aspiración empresarial)
1.- Trabajador que piense, actúe, interactúe y colabore.
2.- Trabajador que haga sentir su presencia y no solamente que ocupe un espacio.
3.- Trabajador que conozca el valor que debe agregar en la cadena de producción a que pertenece y que se sienta eslabón fundamental de ella y de la empresa
4.- Trabajador que participe, lidere, decida, colabore y sepa trabajar en equipos.
5.- Trabajador que tenga y ejerza habilidades para comunicar, negociar y comprender.
6.- Trabajador que aplique su inteligencia, su lealtad y su pasión a la labor que realiza en la empresa.
7.- Trabajador que cuente con disciplina de estudio, con régimen de enriquecimiento intelectual permanente para evitar que las rutinas lo mediocraticen.
8.- Trabajador que posea imaginación y aspiraciones legítimas de superación que le permita ser innovador continuo.
9.- Trabajador que sea creativo, generador de innovaciones y asertivo (co-creativo) en su aplicación.
10.- Trabajador que por encima de todo, genere utilidades a la empresa. Debe asumir que todo trabajo debe justificarse en su aportación de valor al producto final.
11.- Trabajador que comprenda que la capacidad de trabajo es producto de la educación y la capacitación continuas y especialmente, de la actitud positiva hacia el trabajo.
12.- Trabajador que acepte como premisa de vida que la superación personal es responsabilidad y capital del propio trabajador y por tanto, debe proporcionárselos y actualizarlos para no ser desplazado por la competencia y el avance tecnológico.
Para concluir la saga de La Afanosa Búsqueda del Empleo, en el próximo y último escrito se tratarán algunas cuestiones inherentes a la empresarialidad. Se insiste cada vez más en las Universidades que a los jóvenes se les debe inculcar “espíritu empresarial” con el objetivo de que a su egreso creen empresas y generen empleo. Sin duda, una opción muy ambiciosa pero realista. Hasta el domingo.