• Banner
  • Banner
Sábado 1 de Feb de 2025
El tiempo - Tutiempo.net

La legalización de las drogas

Fernando Navarro López
Miércoles 14 de Agosto de 2013
 

Fernando Navarro López
                           

La despenalización de las drogas es un proceso que inició hace algunos años a nivel internacional, ha ido avanzando inexorablemente y  tiene su último capítulo con la legalización de la mariguana en el Uruguay, ocurrida recientemente.

La iniciativa de ese país que es el primero en el mundo en hacerlo supera con mucho lo que hicieron los holandeses hace mas de 30 años y rebasa lo que han hecho algunas provincias de Estados Unidos, por lo que con toda seguridad el proceso culminará con la legalización generalizada de su uso.  Ya se encuentran en eso Suiza, Dinamarca, España, Marruecos y a los que se le ha agregado México.

Cualquiera que se haya interesado en el asunto sabe que ya se han publicado en distintas partes del mundo y por diferentes instancias  estudios que contiene el marco de referencia actual tanto internacional como nacional de este delicado asunto desde varios puntos de vista tanto para oponerse como para  apoyar su despenalización.

En todos los casos el gran aliciente es la percepción de fracaso que rodea a las políticas de prohibición, penalización y combate frontal al consumo de drogas.

Dado que despenalizar el uso de drogas,  es  un proceso cuya dinámica social es irreversible, es   recomendable  que  pensemos en que debe de incluir este  proceso para que sea mantenido bajo control y produzca en menor daño posible.

Lo primero que los gobernantes deberían de tomar en cuenta es  que legalizar el consumo de unas drogas y de otras no,  es una especie de “camino sin retorno” que terminará por incluir a todas las sustancias que se conocen, pues una vez que se supere la emergencia que tiene que ver con la seguridad (que en casos como el de nuestro país es grave) y la salud pública, resaltará el aspecto ético del derecho de los seres humanos de decidir por sí mismos lo relacionado con su salud y cuerpo.

La segunda cuestión que deben de asumir los gobernantes es el gravísimo efecto que puede producir en las  generaciones que hemos crecido con la noción moral y restricción legal asociado al consumo de estupefacientes. Esto implica correr el riesgo de que toda una generación de jóvenes se pierda en el abismo de autodestrucción a que conducen las drogas si se legaliza su consumo, después de habérseles prohibido por todos los medios posibles.

Por estas razones  pienso que los primeros pasos deben de ser enfocados a una intensa campaña de  preparación social  a la decisión individual que en última instancia reside en el fondo de esta cuestión, de ahí que  es indispensable que contenga:

1.- Un amplísimo periodo difusión de que son las drogas,  como afectan el cuerpo humano incluyendo los procesos y etapas asociadas a la adicción y todos los argumentos científicos, médicos, sociales y hasta morales de  porque NO deben de consumirse las drogas.

Si observamos los fenómenos sociales podremos comprobar que el uso de drogas prohibidas no solo no ha podido ser contenida (mucho menos erradicada) sino que su combate las colocó en la base de toda una trama criminal expandida por todo el mundo.

Deberían de hacerse públicos los efectos devastadores  que el uso del alcohol y las drogas que se pretenden legalizar producen y los costos que significará el posible incremento en su consumo, pero sobre todo lo relacionado con la cantidad de delitos y el tipo de atrocidades que se cometen bajo la influencia de todas las  sustancias que las gentes introducen en sus  cuerpos.

En estricto sentido una de las medidas previas es educar a las personas ( sobre todo a las que están en camino de llegar a la edad de las decisiones personales),  poniendo a su disposición  y de quien esta en contacto con ellas  toda la información relacionada, para que quien decida hacerlo (uno de los argumentos de quienes están a favor, es que el gobierno no debe tutelar ese tipo de decisiones)  reciba información completa  de las consecuencias en la salud y  los mecanismos que facilitan la dependencia, etc., de manera que sea tan ampliamente difundido que ayude a que sean las mismas personas a quienes mas puede afectar las que participen activamente en evitar una explosión en el consumo una vez autorizada la despenalización. 

Ocultarlas solo ha permitido que algunos engañen e induzcan a otros a probarlas, prohibirlas les ha añadido el atractivo fatal del sabor de “lo prohibido”, lo cual siempre ha sido de especial fascinación al genero humano.

2.-Debería de incluir, obviamente, todas las provisiones de políticas públicas que asocian impuestos con clínicas de rehabilitación, responsabilidades a los delitos que se cometen bajo su influjo, circulación restringida, el papel de los tutores  en el caso de los menores de edad,etc., etc., tal y como ya se hace con el alcohol.

3.-Pienso que seria necesario agregarle  llevar registro del  consumo obligando a que los adictos sean identificados en un padrón de consumidores una vez que  hayan cometido algún delito drogados, de tal manera que sea posible llevar un control y registro de sus patrones de consumo y así evitar que los abusos se conviertan en problemas de salud pública cuando los adictos  reincidan en conductas delictivas ya que su libertad para drogarse debe estar  limitada por la libertad de sus semejantes a no estar expuestos a ningúnriesgo por el efecto que causan en  quien sí las usa.

4.- Establecer las medidas de reclusión que se les debería de aplicar  a los adictos que ya no puedan controlar sus patrones de consumo y por lo tanto sean un peligro potencial para los que los rodean, es decir la reclusión en centros de desintoxicación a los que por sí mismos ya no puedan controlar sus consumos.

Y asípodríamos continuar enumerando las medidas que organizadas y cronometradas pueden hacer que la despenalización tan traída y llevada en estos días se realice de una manera tal que se base en la sagrada facultad humana del libre albedrío pero a su vez,  no rebase los derechos y la seguridad de los que haciendo uso de ese mismo derecho hemos decidido  no usarlas.

La cuestión  de fondo en las discusiones que se están dando en los parlamentos de muchos países en estos momentos, se basa en que es mejor plantear como delimitar en busca de controlar el proceso, que seguirse oponiendo, sin darse cuenta que el planteamiento mismo es, por su naturaleza, una trampa cuyos resultados son mas o menos predecibles.

Sin embargo, soy extremadamente pesimista en los resultados reales que se puedan obtener por mas medidas que se tomen, dado que  la condición del ser humano actual es deplorable. 

Los antecedentes históricos son abrumadores basta recordar el episodio de la prohibición del alcohol en Estados Unidos a principios del siglo pasado, pero sobre todo reconociendo que  actualmente vivimos una gran inestabilidad social, gravísimas desigualdades económicas, la proliferación de la delincuencias organizada, la corrupción en los gobiernos y los sistemas de justicia, el uso faccioso de los medios de comunicación, etc.  

En nuestro país tenemos el ejemplo específicamente  de los casinos en México: estaban prohibidos y en cuanto se autorizaron proliferaron por todos lados y en unos cuantos años ya han causado estragos en las personas mas vulnerables emocionalmente, al grado que la ludopatía esta siendo propuesta para ser considerada un problema de salud pública.

No es el caso analizar aquí  todas las motivaciones que llevan a una persona a jugar en los casinos  a sabiendas que es una trampa cuidadosamente organizada y estadísticamente planeada para quitarle mas dinero del que gane, pero evidentemente se parece al proceso que viven los que usan sustancias para alterar su estado emocional, intelectual y físico a base de sustancias sean naturales o sintéticas: ambas se exponen a quedarenredados en una especie de dependencia de las sensaciones que obtienen al hacer lo que hacen. De ahí la gran  peligrosidad de esta última.

Los estudios de neurología han demostrado que los receptores neuronales asociados a la presencia de estimulantes, van perdiendo sensibilidad poco apoco, por lo que para obtener las mismas sensaciones iniciales los adictos necesitan mayor cantidad o sustancias mas fuertes para sentir “lo mismo” que sentían antes.

Y  es el camino para las sobredosis terribles que desquician el juicio, anulan la dignidad y conducen a un tipo de  muerte  espantosa. Lo que comenzó por un inocente “a ver que se siente”,  nos coloca en la línea de salida de  la búsqueda desenfrenada del placer, la cual es una carrera que conduce, al llegar al final, al dolor y sufrimiento extremo.

Evidentemente no todos los que usan drogas mueren por sobredosis, digamos que se convierten en corredores de un maratón muy largo, a veces interminable, pero con una pista  muy corta: se repiten y repiten los mismos trayectos. En cualquier momento pueden pasar al carril de mas adentro y luego a otro mas estrecho, donde puede llegar el momento en que la espiral  hace imposible salir por medios propios. A esos desdichados es necesario ayudarles con sustancias químicas que neutralicen los efectos a nivel neuronal para restituirles las condiciones que les permitan volver a tomar decisiones por sí mismos. Liberarles la voluntad.

Y hemos llagado al verdadero meollo del asunto: la libertad para decidir no es plena en las personas.  Las que solicitan les legalicen las drogas y en general el ser humano no tiene actualmente pleno uso de su conciencia.

La conciencia esta seriamente limitada por la manipulación de los medios de comunicación, la ignorancia,  la ambición desmedida, los odios raciales, el ansia de acumulación, el hedonismo, etc., esto significa que al hacer uso del libre albedrio, lo hacemos manipulados por nuestras propias emociones negativas, rencores, debilidades, traumas, etc., y ese tipo de decisiones no tienen nada que ver con la conciencia, que aunque limitada reside en el fondo de la psiquis de todo ser humano.

Estas afirmaciones se basan en hacer una distinción entre los defectos de tipo psicológico y la esencia o conciencia humana. Si analizamos las cosas desde el punto de vista de que los defectos son “agregados psíquicos” que no tenemos al nacer y que algunos tienen mas que otros, llegamos a conclusiones interesantes.

Las drogas afianzan y petrifican los defectos psicológicos de las personas, mientras que la vida sana, la ayuda a los demás y sobre todos la religiosidad ayudan  a suavizarlos,  es decir a mantenerlos bajo control. Cuando una persona esta inspirada por el amor, cuando es capaz de sentir solidaridad ayudando a quien lo necesita, cuando  usa la oración para acercarse a Dios ( cualquiera que sea el nombre con el que lo conozca),  comprende que los defectos psicológicos le hacen daño y es lo que hace que las personas se  hagan  daño entre si.

Me gusta pensar como los monjes tibetanos que aseguran que el ser humano, al nacer viene con una determinada cantidad de energía vital para vivir los años que va a vivir, de manera que si la gasta viviendo aceleradamente y agota la energía vital que le fue asignada, degrada la calidad de vida y hasta acorta los años que le tocaban vivir. 

Este “fondo vital” esta en todos los aspectos de la vida: quien hace ejercicios físicos al extremo en intensidad y duración terminará perdiendo movilidad y quien abusa del placer disfrutando mas allá de “la cantidad que le corresponde” a la larga solo se producirá dolor. El que tiene una vida mesurada y disfruta de los placeres de la vida sin acelerar los procesos ni usar estimulantes, puede esperar una vida larga y placentera.


La premisa fundamental es: LA NATURALEZA NO DA SALTOS.

En la década de los sesenta cuando se popularizó el uso de la mariguana, en México  a los que la usaban se les llamaba coloquialmente “locos”: ellos mismos usaban las expresiones: “anda bien loco”, “fuimos a loquear”, etc.  Cinco décadas después, tristemente el mundo se apresta para legalizar el uso de esa droga, vencido abrumadoramente por el impulso de la gente que mayoritariamente lo solicita.

Nuevamente habremos de adaptarnos esa decisión y ajustarnos a la nueva realidad insistiendo y apelando a las reservas de esperanza, dignidad y espiritualidad que aun se conservan y acostumbrarnos a convivir con las miserias exacerbadas a que conducirá el consumo  legalizado de las drogas en una parte de la sociedad. 
 
Para la generación actual tendrá los efectos parecidos a cuando se hunde un gran barco: arrastrará irremediablemente a los mas cercanos, desestabilizará a los testigos aun si tienen botes salvavidas y   quedara en el recuerdo de todos porque no se generó una numerosa corriente de opinión que propusiera alternativas  para evitar que la legalización la hagan quienes tienen intereses comerciales en el asunto, tienen  involucramiento emocional en el proceso o simplemente quieran limitarse al pragmatismo liso y llano que les impida cuidar a las nuevas generaciones que son los que mas expuestos quedaran a una situación potencialmente peligrosa como la que se avecina y sobre todo como  fue posible que no se pudiera hacer nada para evitarlo.

El mundo estaba belicoso, a veces histérico, a veces eufórico, nunca en calma.  Ahora se apresura para volverse “loco”.

Política de Privacidad    Copyright © 2006-2025 InfoCajeme.com. Todos los Derechos Reservados.