Los graves problemas nacionales y su evolución reciente (4): Salario e Inflación ¿o inflación y salario?
Una introducción que advierte de un sesgo que imponen las circunstancias económicas actuales al contenido preanunciado de este ESCRITORIO ECONÓMICO: los temas se presentan como introductorios (pretextos) para presentar un análisis de las graves circunstancias económico – financieras que se están manifestando en América Latina, particularmente en Argentina, Venezuela y México en las dos última semanas.
Los conceptos Salario e Inflación son relevantes en el estudio de la macroeconomía. Forman una identidad indisoluble. Mal manejados generan una espiral que las más de las veces concluye con devaluaciones abruptas e indeseadas.
Por supuesto que la expresión fatal y más común y visible de la Inflación son los Precios y por ellos, por su comportamiento, es que se mide la Inflación. Aunque es conveniente apuntar desde ya, que la enorme mayoría de la población trabajadora del mundo refiere (correctamente) la Inflación al Poder Adquisitivo de su salario.
Una mejor, más precisa y más dura expresión de la Inflación: la enorme mayoría de la población trabajadora del mundo resiente la Inflación en la disminución real del poder de compra de su salario.
Una consideración que es muy importante para el lector: no debe malinterpretar el concepto Devaluación, que es un instrumento de política económica. Es específicamente un instrumento monetario. La Devaluación, cuando es operada con prudencia, es altamente favorable a los intereses de los países.
Nótese el calificativo utilizado para presentar la operación de la Devaluación: con prudencia. De no operarse correcta y oportunamente la política monetaria, la consecuencia más próxima es la Inflación. Y de persistir en la práctica errónea de la política monetaria, se acelera la Inflación y se puede llegar a la más extrema y onerosa de las consecuencias: la Devaluación impuesta por las circunstancias.
No se puede dejar de presentar una situación anómala que es la contraria a la inflación: la deflación. Si en la Inflación los precios consistentemente se elevan, en la Deflación, los precios consistentemente bajan. Ambos comportamientos de los precios, al alza o a la baja de manera consistente, son inconvenientes para la economía de los países.
Las aludidas circunstancias devaluatorias nefastas para la economía y el Bienestar populares se están presentando en la actualidad en los países hermanos latinoamericanos de Venezuela y Argentina. Pero existe un justificado temor generalizado en el área latinoamericana de que estos males macroeconómicos puedan propagarse a través del conocido y temido Efecto Dominó.
En la semana que recién concluye, las Bolsas de Valores de los países latinoamericanos y países emergentes del mundo, tuvieron significativas caídas y las monedas nacionales sufrieron devaluaciones con registros de regulares a muy preocupantes. México en lo particular, tuvo pérdidas en el valor del peso y en la Bolsa Mexicana de Valores que presagian un posible desliz mayor de la moneda y una caída más pronunciada de la BMV.
Una aclaración con la palabra desliz de la moneda: el significado correcto, lo que debe escribirse en el texto anterior, es Devaluación. Pero las autoridades mexicanas, reacias a reconocer la realidad económica y siempre inclinadas a encubrirla si no le favorece, eufemísticamente llaman Desliz a la devaluación cuando ésta es indeseada o impuesta por las circunstancias, siempre y cuando no sea abrupta.
La historia económica nacional tiene muchos testimonios trágicos respecto a esta conducta económica oficial: Cuando los registros del desliz o deslizamiento de la moneda son ya altamente nocivos, imposibles de ocultar por sus efectos catastróficos, entonces las Autoridades declaran, tardía y acompañada de inútiles y absurdas justificaciones, la Devaluación de la moneda nacional, del sufrido y anémico Peso.
México, Argentina, Brasil y Chile corren altísimo riesgo en estos momentos en que los capitales golondrinos (especulativos por naturaleza y sumamente riesgosos) están abandonando apresuradamente el área de Latinoamérica para recogerse en el puerto (¿aparentemente?¿relativamente?) más atractivo y seguro de los Estados Unidos de Norteamérica (EUA).
Este regreso a los EUA era inminente y en muchas ediciones del ESCRITORIO ECONÓMICO se anticipó este fenómeno de inevitable repatriación de capitales de los capitales norteamericanos hacia los EUA. Y también se advirtieron los riesgos que este abandono de capitales extranjeros, convenencieros y especulativos, pueden plantear a las finanzas del país.
Insistentemente el ESCRITORIO ECONÓMICO expuso los riesgos financieros y económicos que ahora se concretan y ponen en posición crítica la ansiada recuperación de la economía nacional.
Se manifestaron oportunamente las inconveniencias de la llegada masiva de los capitales norteamericanos, que aterrizaron en México para adquirir diversos instrumentos financieros gubernamentales, bancarios y empresariales.
La llegada de esos capitales se concentró en el ámbito financiero de la economía mexicana y no tuvo impacto notorio en la economía de la producción. Vinieron los capitales foráneos a ganar intereses financieros que multiplicaron por más de cuatro veces lo que podían ganar en los bancos y demás mercados importantes financieros del mundo. Así de simple y así de beneficioso para ellos y de beneficio muy discutible para los países receptores, en este caso México.
La Reserva Federal (FED), que es el Banco central de los EUA, no inicia todavía el tapering y ya los posibles efectos de esa medida, temidos por Bancos Centrales de países latinoamericanos, se han empezado a manifestar.
El tapering en palabras muy llanas, es un concepto que implica que la FED iniciará en 2014 su política de elevación paulatina de las tasas de interés en los EUA, las que hasta la fecha se encuentran en niveles bajísimos que fluctúan entre 0 -1% para el Bono del Tesoro.
Note el lector que esas tasas de interés en el más importante de los títulos financieros del mundo, el Treasury Bill, es bajísimo, mientras que en México los pagos de CETE y otros instrumentos financieros cuadruplicaron en promedio este valor en los últimos años, los aciagos años de la crisis económica o Gran Recesión.
Las razones de mantener bajos los tipos de interés en EUA, fuertemente subsidiados durante la crisis, son económicamente lógicas, diseñadas y operadas para incentivar la economía ya que: i) estimulan a los empresarios a pedir dinero prestado para invertir, lo que genera empleo y producción ii) obligan a los tenedores de dinero a invertir productivamente, toda vez que los ¨premios¨ del ahorro no son atractivos y iii) a los consumidores (personas y familias) les ofrece oportunidades para adquirir a costo financiero bajo, artículos de importancia para los hogares, especialmente productos de larga duración (viviendas, automóviles, electrodomésticos y otros).
Y cuando la economía de los EUA empieza a mostrar signos inequívocos de recuperación … llega el momento en que las tasas de interés deben iniciar su ascenso, bajo dos supuestos: i) que le economía por sí sola, mantendrá su ritmo positivo y ii) que se debe evitar (prevenir) un brote inflacionario fuera de regulación.
Es con la recuperación franca de la economía en los EUA, cuando los soportes económicos de gobierno (subsidios, transferencias y apoyos a la economía y grupos sociales vulnerables) inician también su retiro, que debe realizarse de manera ordenada y paulatina.
La grande, inevitable e impostergable pregunta que los operadores y analistas de la macroeconomía mexicana deben plantearse en este momento es la siguiente: Bajo el supuesto muy válido de que se iniciará próximamente el tapering en los EUA se imponen dos preguntas: 1. ¿cuáles pueden ser los efectos sobre nuestra economía? y 2. previstos los principales efectos negativos del tapering ¿qué medidas precautorias básicas debe establecer el gobierno federal, especialmente el BANCO DE MÉXICO?
El tema de Salarios e Inflación continuará la próxima semana.
ESCRITORIO ECONÓMICO
M.N.I. Jaime E. Mondragón M.